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CAUSA ABIERTA

Uno de los mayores misterios del Tercer Reich: ¿Era Adolf Hitler homosexual?

Uno de los mayores misterios del Tercer Reich: ¿Era Adolf Hitler homosexual?

Durante décadas la sexualidad de Adolf Hitler ha sido objeto de un largo debate entre numerosos historiadores, algunos de los cuales aseguran que el controvertido líder del Tercer Reich nacido en Austria en 1889, famoso por desatar la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto de los judíos, pudo haber sido homosexual o bisexual.

El historiador Lothar Machtan, en su libro “El secreto de Hitler”, aseguró que el Führer estuvo relacionado con un movimiento gay surgido en Alemania a principios del siglo XX que abogaba por paradigmas hipermasculinos que excluían totalmente a las mujeres y propugnaba la práctica homosexual como signo de superioridad. Eugen Dollmann, un soldado que publicó sus memorias en Italia en 1949, también afirmó que el Führer era gay.

El documento Mend, elaborado por Hans Mend, antiguo compañero de guerra del líder nazi, también reveló algunas controvertidas vivencias que el dictador compartió en su juventud con algunos camaradas de cuartel, en especial con su inseparable “compinche” Ernst Schmidt, quien supuestamente habría sido su compañero sentimental.

En el documento Mend puede leerse que “el soldado (Ernst) Schmidt (actualmente maestro de obras en Garching, cerca de Munich), con el que Hitler tenía amistad desde antes, y con el que había trabajado ocasionalmente en la construcción, era su compinche.

También solía andar con los soldados Tiefenbóck (actualmente propietario de un comercio de carbón en Munich) y Wimmer (tranviario en activo en Munich). Los tres eran ordenanzas al servicio de mando del regimiento. (…) Entre tanto habíamos conocido a Hitler más a fondo. Notamos que nunca salía con ninguna mujer.

Entre nosotros se despertó desde un principio la sospecha de que fuera homosexual, pues ya le conocíamos otras anormalidades. Era extraordinariamente excéntrico y mostraba en ese sentido rasgos afeminados. Nunca tenía un propósito fijo, ni tampoco convicciones firmes. En 1915, estábamos entonces en la fábrica de cerveza Le Fébre en Fournes y teníamos colchonetas de paja. Hitler dormía por las noches junto a Schmidt. Una vez oímos un crujido en la paja y uno de nosotros encendió su linterna eléctrica y nos dijo: “Ya está de nuevo esa parejita haciendo de las suyas”.

En una supuesta carta escrita por Adolf Hitler a su amigo de juventud, el funcionario, músico y escritor ocasional August Kubizek, el líder nazi le dice lo siguiente: “Me gustaría mucho volver a recordar contigo cuando haya pasado el tiempo de mis luchas más duras los más bellos años de mi vida”. Kubizek, por su parte, quien escribiría en 1953 un libro llamado “Adolf Hitler, mi amigo de juventud”, recordó del siguiente modo aquellos tiempos: “Nadie en el mundo me ha querido tan entrañablemente ni me ha tratado mejor …(Hitler) no podía soportar que saliera o hablara con otros jóvenes. Para él, en ese sentido, se trataba de una exclusividad absoluta”.

Estos hallazgos históricos, según algunos, vendrían a reforzar la tesis de la supuesta homosexualidad de Adolf Hitler y de que la famosa “Noche de los cuchillos largos” de 1934, una sangrienta purga que los nazis realizaron para apoderarse de todas las estructuras del estado alemán, y donde fueron asesinados 85 jefes y jerarcas de las SA o Sturmabteilung, una organización paramilitar nazi, y del mismo partido nazi, tuvo entre otras causas la de eliminar a homosexuales como Ernst Röhm, jefe de las SA y homosexual confeso, quien supuestamente sabía demasiado de las inclinaciones sexuales del líder del Tercer Reich. Para los que apuestan por esta controvertida teoría, la famosa relación de Hitler con su amante Eva Braun habría sido sólo una tapadera para salvaguardar su imagen pública.

En 1943 la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS según sus siglas en inglés), una organización de inteligencia que se creó antes de la CIA, recibió un informe titulado “A Psychological Analysis of Adolf Hitler: His Life and Legend” (“Un análisis psicológico de Adolf Hitler: su vida y su leyenda”), escrito por Walter C. Langer con la colaboración de otros psicoanalistas, con el propósito de entender y estudiar al dictador alemán.

En este informe se analizó los años de la vida de Hitler en Viena y sus supuestas primeras experiencias sexuales, entre ellas la “probable infección de una enfermedad venérea con una prostituta judía”, una sífilis posiblemente contraída en la Primera Guerra Mundial cuando Hitler era un soldado. Por ello, los síntomas mentales y físicos que afectaron al dictador germano durante los últimos años de su vida (delirios, alucinaciones, temblores en uno de sus brazos) se habrían debido a un estado terciario de esta enfermedad.

Otro informe recabado por la misma OSS afirmaba, respecto de Hitler, que “su vida sexual es doble como su visión política: es al mismo tiempo un homosexual y un heterosexual, un socialista y un ferviente nacionalista, un hombre y una mujer”, concluyendo que Hitler era, en 1942, “un hombre con toda probabilidad aún en el estadio de la pubertad y aún, en el significado esencial de la palabra, virgen”.

Ernst Hanfstaengl, un miembro del círculo interno de Hitler en los primeros años antes de que éste se hiciera con el poder, y que en 1937 terminó en una cárcel canadiense tras haber abandonado Alemania, también escribió sobre la sexualidad del líder nazi: “Tuve la sensación de que Hitler era uno de esos que no era ni de carne ni de pescado, así como tampoco gay o hetero. Llegué a la conclusión de que era impotente o de los que preferían masturbarse”.

Mientras algunos académicos como Jack Nusan Porter aseguran que “la sexualidad de Hitler es que era asexual en el sentido tradicional de la palabra”, otros han negado de plano las aseveraciones respecto de su supuesta homosexualidad, afirmando que en realidad son simples embustes para denigrar la figura del Führer alemán y criminalizar aún más la triste fama del Tercer Reich en la historia contemporánea.

Estos historiadores afirman que Hitler tuvo una clara orientación heterosexual y que tuvo a lo largo de su vida seis amantes (dos de las cuales se suicidaron, como su sobrina Geli Raubal), la última de las cuales fue Eva Braun, a quien conoció en 1929 y con quien contrajo matrimonio el 29 de abril de 1945, un día antes de quitarse la vida en su búnker de Berlín.

Un ejemplo significativo de la supuesta heterosexualidad de Hitler, según estos mismos autores, ocurrió cuando desautorizó a uno de sus aliados más cercanos, Ernst Röhm, jefe de las SA, quien supuestamente debido a su “comportamiento sexual inmoral” fue uno de los tantos líderes nazis asesinados durante la “Noche de los Cuchillos Largos”.

Röhm, comandante de las SA y homosexual declarado como se mencionó anteriormente, había instaurado en su organización una filosofía política rayana en el homoerotismo: “Sólo deciden los hombres. Los desertores políticos y las mujeres histéricas de ambos sexos deben abandonar el barco cuando de lo que se trata es de combatir”, proclamó una vez.

Joseph Goebbels, futuro ministro de propaganda del Tercer Reich, habría justificado el asesinato de Röhm y de otros jerarcas nazis afirmando que los jefes de las SA “estaban a punto de hacer caer sobre toda la dirección del partido la sospecha de una insultante y asquerosa anormalidad sexual”. Por lo demás, según los mismos historiadores, tampoco es gratuito que durante el Holocausto cerca de 100 mil personas fueran enviados a campos de concentración acusados precisamente de ser… homosexuales.

Antony Beevor, uno de los más reputados historiadores que han abordado la Segunda Guerra Mundial, autor de libros como “El Día D: la batalla de Normandía”, “Stalingrado” y “Ardenas 1944, la última apuesta de Hitler”, reveló en su premiado libro “Berlín: La Caída: 1945” que el médico Karl Brandt, cirujano de Eva Braun y comisario del Reich de Sanidad, y quien fuera ajusticiado por los aliados al final de la guerra por haber llevado a cabo asesinatos con eutanasia y experimentos médicos con prisioneros, redactó antes de morir a sus captores estadounidenses un ingenioso informe titulado “Las mujeres del entorno de Hitler”.

Beevor relató que, “según Brandt, el Führer no había llegado a casarse porque “quería mantener con vida en los corazones del pueblo alemán la leyenda mística de que, mientras siguiera siendo soltero, quedaría siempre la posibilidad de que cualquiera entre las millones de mujeres alemanas acabase por lograr la alta distinción de encontrarse al lado de Hitler”. Al parecer el dirigente nazi llegó incluso a hablar de esto ante Eva Braun. “Cuanto más grande sea el hombre, más insignificante habría de ser la mujer”, le dijo”.

Antony Beevor añadió en su libro que “la sexualidad de Hitler ha sido objeto de muchísima especulación durante los últimos años. De cualquier manera, resulta difícil dudar de que reprimía su lado homosexual en beneficio de su imagen en tanto viril caudillo del pueblo alemán. Esta represión explica en gran medida su maníaca energía y su afán por crear mitos. Algunos miembros de su entorno doméstico insisten en afirmar que nunca llegó a copular con Eva Braun; sin embargo, su doncella personal está persuadida de lo contrario, por cuanto aquella tomaba píldoras para suprimir su ciclo menstrual cuando llegaba a la residencia de Berghof.

La horrible halitosis que sufrió el dirigente nazi hacia el final de su vida debió haberlo hecho aún menos atractivo en lo físico que antes, aunque Eva Braun, al igual que otras amigas íntimas, seguía locamente enamorada de él. No hay ninguna prueba concluyente a favor o en contra, pero el beso apasionado que más tarde le daría Hitler cuando ella se negó a abandonar el búnker y a buscar la seguridad de Baviera hace que se tambalee la teoría de que nunca hubo ninguna forma de contacto sexual entre ellos”.

Beevor añadió que “otro testimonio que parece confirmar la naturaleza sexual de la relación entre Hitler y Eva Braun durante los primeros tiempos procede de Albert Speer, quien puede considerarse el confidente masculino más cercano a Eva Braun. Según indicó éste a Gitta Sereny, aquella había acudido a él llorando cierto día para decirle:”El Führer me acaba de pedir que me busque a otro hombre, porque él ya no puede satisfacerme”.
Informe de Emol

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