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CAUSA ABIERTA

Milvana fue secuestrada en medio de una "multitud" y ya se sabe dónde estuvo cautiva

Milvana fue secuestrada en medio de una "multitud" y ya se sabe dónde estuvo cautiva

Milvana Salomone fue secuestrada, el 17 de mayo, a escasos metros de un grupo de policías y de su propio hijo que la esperaba en casa. Cuando la ginecóloga llegó en auto a su hogar en el Parque Batlle, desde la ciudad de Florida, se asustó al ver que unos 50 o 60 hinchas, que habían salido del Estadio Centenario en la tarde del "clásico", subían por la calle Rafael Pastoriza, desde Recaldoni.

Pero como también había varios policías —que trabajaban en el operativo de seguridad del partido de fútbol— se animó a bajar de su camioneta para abrir el portón.

En el momento en que se encaminaba hacia su casa, llegó a ver a través de las luces encendidas del interior del salón, que su hijo y su esposo estaban adentro. Habían regresado del estadio.

Pero fue en ese preciso instante cuando fue abordada por dos hombres, a quienes no pudo verles la cara porque estaban encapuchados con canguros y gorras. Uno de ellos le puso un arma en el pecho y le ordenó que le entregara las llaves del auto.

Por temor, y para proteger a su familia, les entregó las llaves, y también obedeció la orden de subir al vehículo, en el asiento trasero.

Según relataron a El País fuentes que conocen los detalles de la causa, la médica fue trasladada en su propia camioneta al lugar donde estuvo en cautiverio.

Las mismas fuentes señalaron que, según el testimonio de la víctima, ella pensó que chocarían en el camino porque la camioneta tiene cambios automáticos y los captores no sabían conducirla, por lo que durante el trayecto el motor "corcoveaba".

Este detalle, de hecho, fue también apreciado por la Policía al ver los registros de las cámaras callejeras. Al ver que el auto "saltaba" pensaron que la médica forcejeaba con los delincuentes en el trayecto.

Según relató la ginecóloga en el juzgado, cuando la detuvieron le dijeron que se iba a quedar "unos días" con ellos.

Otro detalle que Salomone reveló fue que los captores le hablaban a través de bufandas que tapaban su boca, por lo que siempre escuchaba las voces distorsionadas. Siempre se dirigían a ella desde lo alto ya que se encontraba en un sótano o en un pozo, aunque no pudo precisar bien el sitio.

El jefe de Policía, Mario Layera, confirmó anoche en el programa Código País, que estuvo en un pozo "de dos metros por dos, y 1,80 de altura".

Desde allí fue que le indicaron que escribiera las cartas mediante las cuales se comunicaba con sus familiares.

La fuente contó que los delincuentes se ponían en contacto con los familiares y les indicaban dónde debían retirar los sobres, que eran dejados en buzones de casas de familia seleccionadas al azar en distintos barrios de Montevideo.

El primero de esos sobres fue dejado en una dirección de la calle Sambucetti, el sábado 30 de mayo. Entonces, uno de los secuestradores llamó por teléfono al almacén de la esquina de Rafael Pastoriza y Capitán Videla y le indicó al almacenero que entregara la dirección al marido de la médica, Germán Álvarez (a quien el almacenero conocía bien del barrio).

Los secuestradores dejaban las cartas de forma que sobresalieran hacia afuera del buzón, y la instrucción era que debían ser retiradas por el marido con rapidez.

Varias cartas fueron escritas y dejadas mediante esa modalidad. Algunas, según ciertas versiones no confirmadas, se perdieron sin llegar a destino.

Milvana también contó que el trato que recibió de los delincuentes siempre fue "bueno". El 6 de junio, cuando cumplió 48 años, sus captores le dieron una Sprite Zero.

La médica no supo que sería liberada hasta que un día le dijeron: "Subí, que esto se termina". Luego, dos hombres la metieron en la valija de un auto, con los ojos vendados, y la llevaron hasta la Ruta 32 de Canelón Chico, donde la dejaron antes de las 7:00 de la mañana del martes.

Confesó que la única orden que desobedeció fue la de que debía contar "hasta 500". Dijo que contó hasta 300, y fue a buscar ayuda.

Una casa situada en la calle Watt 1663, frente a la cooperativa Comuvi 13, entre Camino Casavalle y Mauricio Maeterlink, fue escenario del cautiverio de Milvana Salomone. En la noche del martes, luego de la liberación de la ginecóloga, varios patrulleros llegaron hasta el lugar haciendo sonar sus sirenas, lo que llamó la atención y despertó a varios vecinos. Ayer, durante todo el día, un móvil policial montaba guardia frente al lugar, que lucía vacío. El barrio no salía de su asombro.

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