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CAUSA ABIERTA

Historia de periodistas que escriben para ricos

Historia de periodistas que escriben para ricos

Por Carlos Lemos

Este sábado el diario El Observador publica un meloso informe sobre los cultivadores de soja, el oro verde como lo llaman. Confieso que no conozco al autor de la nota, Juan Samuelle. Es más tengo dudas si es periodista o productor.

La observación viene a cuento por la imperiosa necesidad de separar “la paja del trigo”, ya que estamos en temas agropecuarios.

Es decir que cuando se trata de un informe comercial debería ser norma caraturarlo como tal.

El manejo de la información tiene vericuetos muy oscuros y quien se considere un periodista de raza lo tiene muy claro.

No voy a ponerme en ejemplo de nada, pero les voy a contar una historia que, estimo, les puede llegar a interesar para echar luz sobre la cuestión, que no es nueva, claro está.

Para ubicar a los lectores de “Causa Abierta” en primer lugar debo dar nombres y apellidos de los protagonistas.

Washington Beltrán, más conocido como “El Negro” y actual director del diario “Es País”, el querido Martín “Torta” Aguirre, el constitucionalista Gonzalo Aguirre y el autor de esta nota.

Fue durante el gobierno de Luis Alberto Lacalle.

Dos empresas navieras estaban enfrentadas en una feroz lucha judicial. Los memoriosos saben de sobra a qué me refiero.

Gonzalo Aguirre, como no podía ser de otra manera, era el abogado defensor de una de ellas.

No recuerdo con exactitud la fecha. Pero nunca podré olvidarme que la nochecita caía ese sábado.

Como lo hacía regularmente, antes de irme para mi casa, después de haber escrito toneladas de cosas, hice un repaso general de todas las secciones.

Nadie me había dado semejante potestad, pero como no podía con mi genio lo hacía regularmente y varias veces alerté sobre zafarranchos que hubieran sido publicados.

Este sábado en cuestión me detuve un buen rato en la editorial principal del diario. No estaba firmada porque representaba la postura del matutino.

La referida editorial hacía referencia al supermillonario diferendo entre las dos empresas navieras y fijaba clara posición a favor de una de ellas.

Me llamó la atención y la volví a leer.

Fue entonces que detecté que la había escrito Gonzalo Aguirre.

Enseguida monté en cólera. Y mis puteadas fueron escuchadas por “El Negro” y “El Torta” que se acercaron a mi escritorio.

Ni siquiera les dí la oportunidad que me preguntaran lo que me estaba pasando.

Les vociferé: “Pero, ustedes tienen mierda en las venas, cómo permiten que este señor escriba la principal editorial a favor de la empresa que defiende”.

“El Negro” y “El Torta” no me respondieron. Se miraron y juntos subieron las escaleras.

A los 5 minutos dicha editorial había desaparecido y en su lugar ambos editores habían colocado otra sin mayor relevancia sobre una tema internacional.

Me puse el saco y salí caminando hacia 18 de Julio. En la parada fumé un par de cigarrillos hasta que llegó el 110 a Puntas de Macadar.

Amaba ese ómnibus, siempre venía vacío y me dejaba en la puerta de mi casa en un abrir y cerrar de ojos.

Durante el trayecto me sentí bien.

Pero esta historia no cambió la historia.

Gonzalo Aguirre sigue defendiendo a todos los terratenientes del país ante la “embestida baguala” de la izquierda que quiere cobrarle impuestos.

De todas formas yo sigo viajando en el 110 y me siento igual de bien.

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