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CAUSA ABIERTA

Chávez, ¿Sacrificado?…Aquella vez que estuvo en Montevideo

Chávez, ¿Sacrificado?…Aquella vez que estuvo en Montevideo

Por Carlos Lemos

Comprenderán los lectores de “Causa Abierta” que un viejo periodista que trilló el mundo no puede mantener en su cabeza cientos de cosas que le pasaron. Empero, muchas de ellas quedan marcadas a fuego, aunque las fechas y circunstancias puedan fundirse en la mente como un remolino.

Dicho esto les cuento que luego de escribir durante dos décadas para el diario de derecha “El País” migré por imperio del destino a la vereda de enfrente, es decir el diario de izquierda “La República”.

Calculo que sucedió hace 8 o 9 años. Un día Hugo Chávez llegó a Montevideo y la Redacción del matutino empezó a trabajar febrilmente.

En mi caso, concretamente, hice varias llamadas a informantes de primera línea, entre ellos un oficial de Inteligencia.

Este último me saludó con deferencia y luego largó una sonora carcajada.

Entre risas me dijo “pero ché, mirá que tenés suerte vos, yo soy uno de los encargados de su custodia (por Chávez, claro) y no puedo salir de mi asombro”.

Afiné el lápiz porque parecía que la cosa venía en serio…y venía.

“Mirá, vos darías media vida por estar adentro de este hotel de lujo”, disparó y siguió.

Yo mudo.

“Nosotros hacemos la seguridad periférica porque Chávez tiene alrededor un ejército de hombres todos con maletines”.

¿Y sabés qué hacen?, se preguntó el oficial con tono de suficiencia.

No pude ni preguntarle.

“Te cuento -se rió- monitorean hasta el aire que respira”.

“Dentro de sus portafolios tienen una variedad de instrumentos que no pude alcanzar a identificar, pero algunas cosas sí.”.

“Por ejemplo, tienen platos, cuchillos, tenedores, cucharas, vasos y tazas”.

“¿Y sabés qué? Están permanentemente alrededor de él. Cada cosa que Chávez se lleva a la boca primero la prueban ellos. No sé decirte con exactitud pero me parece que hasta productos químicos utilizan para detectar la presencia de algún veneno”.

El monólogo fue mucho más largo, pero a grosso modo es lo que recuerdo.

A los pocos minutos me puse a escribir el informe y lo edité en una página.

Terminada la tarea me preparé para iniciar la fuga diaria.

Pero el inefable Secretario de Redacción, Antonio Ladra, ya me tenía calzado los puntos desde hacía tiempo.

“Vení, vení”, me gritó antes de que pudiera abrir la puerta.

¿Qué pasa Antonio?

“Esta nota tuya es impresionante”, admitió el periodista de raza.

“¿Fuerte, no?”, le respondí y me rajé.

Los años pasaron y ahora Chávez está muerto. Maduro denuncia que le indujeron el cáncer.

Oncólogos de varias partes del mundo dicen que es imposible.

Bueno, con todo respeto por los profesionales, quizá no sea tan así. Todos los días científicos descubren cosas nuevas.

Además, hay que esperar que se desclasifiquen documentos.

Historias de masacres en pos de la “investigación” para crear virus o antivirus hay cientos.

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