¿Cómo, no le pidieron opinión al soberano?

El rector de la Universidad de la República va a quedar en la historia marcado por la peor gestión en la Universidad de la República de Uruguay. Ni siquiera tuvo la delicadeza de escuchar a su presidente, Mujica, cuando apenas colocada la banda en su pecho lo primero que dijo fue: La Universidad es autónoma, no soberana.<!--more-->

El flechazo dirigido al corazón de Rodrigo Arocena fue percibido por muy pocos y mucho menos por el propio destinatario que continuó con su política verticalista, derrochista y con un CDC integrado por decanos suminos e inoperantes.

Mujica es un tipo raro, como hay pocos. En varias oportunidades avisó y apuntó a varios especímenes del acontecer nacional. No hay duda que tiene olfato. La vio clarita cuando apareció en escena el porteño Mathía Campiani y advirtió.

Con respeto a la Universidad Pública de Uruguay, Mujica sabía de sobra que estaba siendo gobernada por una suerte de dictador de izquierda a quien no le importaba un comino el erario público. Por eso lo despilfarró y convirtió a la mayor Casa de Estudios del país en un guetto. El resultado fue dramático: hizo desaparecer a la Udelar del mapa de las universidades del mundo.

Pero Mujica, hombre tozudo si los hay, ganó la pelea por la creación de una nueva Universidad Tecnológica en el interior del país. La semana pasada la Cámara de Diputados le dio media sanción al proyecto de ley que crea el nuevo ente autónomo. Votaron 79 de los 99 diputados, lo que significa un apoyo más allá del oficialismo. Parte de la oposición (el Partido Nacional y el Independiente) apoyaron la iniciativa del gobierno.

Y ello le provocó un ataque de caspa a Rodrigo Arocena, cuyo mayor mérito es tener un hermano desaparecido. Con el mayor de los respetos, Rodrigo, eso no es suficiente.

Sin dar demasiado detalles, Arocena pateó porque no se le pidió "cooperación" a la principal casa de estudios universitarios de Uruguay y dudó de las características académicas que tendrá la nueva Universidad Tecnológica.

Usted debe estar de la cabeza, Rodrigo. Cómo se le va a ocurrir al presidente y a la oposición pedirle opinión a un hombre que destruyó la Universidad Pública de Uruguay, otrora orgullo del país.

Arocena dijo que no sabe el tipo de cooperación y vinculación que habrá entre la nueva Universidad y las Facultades que ya existen en el interior del país abiertas desde hace años por la Universidad de la República.

Mejor que ni se entere, de esa manera la nueva Universidad marchará como debe ser.

No se debería comenzar la creación de una institución por el reglamento sino por la parte académica, dijo al referirse sobre el proyecto de ley aprobado.

En eso quizá tenga un poco de razón. Claro que serviría para ello cualquier académico, menos usted y su corte. Como muestra basta un par de botones, o se olvida de los académicos suyos que mandó al poder político, Simón o Seoane, solo por nombrar a algunos.

En buen romance, si propone un académico del exterior, de repente lo toman en cuenta.