Blogia
CAUSA ABIERTA

En medio de una maraña, la princesa sueca suspira por su boda

En medio de una maraña, la princesa sueca suspira por su boda

En Suecia, la polémica parece cebarse con los preparativos de la boda de la princesa heredera Victoria, debido a las tensiones con el arzobispo, el pasado nazi de la familia, la supuesta enfermedad del novio y el coste de la celebración. La primera pregunta es: ¿quién acompañará a la princesa Victoria al altar de la catedral Storkyrkan el próximo 19 de junio? ¿Su padre el rey Carlos XVI Gustavo, como ella desea? ¿O su prometido Daniel Westling, como quiere el arzobispo Anders Wejryd amparándose en la tradición? Esta cuestión, que ha sido presentada como un enredo dramático, con retratos de una princesa triste y un arzobispo autoritario, ocupaba esta semana la portada del tabloide Aftonbladet, el de mayor tirada del país.
El diario se hacía así eco de un debate nacional en el que los partidarios de las tradiciones y las feministas se oponen a los defensores de una práctica extendida por todo el mundo y privilegiada por la principal interesada.
Según la costumbre sueca, los novios deben llegar juntos al altar, una práctica que aprueban quienes ven con malos ojos el símbolo del padre que viene a "entregar" a su hija en matrimonio. Pero la princesa Victoria ha ganado la partida, y aunque el debate continuará, el 19 de junio se presentará en la catedral del brazo de su padre. Por otro lado, los costes de la boda y el hecho de que ésta se celebre con el dinero del contribuyente alimentan el debate en un país donde los abolicionistas, cada vez más, representan una cuarta parte de la población.
En efecto, el casamiento costará unos 20 millones de coronas (2 millones de euros), según la Casa Real. La reciente decisión del rey de asumir por su cuenta los gastos que superen los 10 millones de coronas abonados por el gobierno no ha bastado para calmar la indignación.
La cólera y la frustración se expresan también en internet. El pasado lunes, en Facebook, el grupo "Niégate a pagar la boda de Victoria" contaba más de 56.000 amigos, y el grupo "Si tengo que pagar la fiesta de Vicky, que me inviten" reunía más de 2.000.
A medida que se acerca la boda de su hija mayor, la reina Silvia se ha creído obligada a puntualizar el pasado nazi de su padre, Walther Sommerlath, asegurando que si adhirió al partido nazi era "porque quería apoyar a Alemania, aunque no era activo políticamente".
El novio, por su lado, ha tenido que defenderse de los rumores según los cuales el riñón que recibió de su padre le habría provocado una grave infección.
No obstante, los preparativos avanzan: el traje de la princesa es confeccionado en el mayor secreto, los novios ya han hecho la fiesta de despedida de solteros, la televisión prepara su dispositivo faraónico para transmitir el acontecimiento, y unos 1.500 periodistas se han acreditado.
Mientras tanto, los comerciantes esperan a los visitantes con avidez, y según la Cámara de Comercio de Estocolmo, la boda real podría generar unos ingresos suplementarios de 100 millones de coronas.

0 comentarios