El mediático David Cameron se dispara en la recta final de los comicios en Gran Bretaña
El conservador David Cameron, fortalecido por el último debate, lidera la recta final de los reñidos comicios generales británicos del 6 de mayo ante el desgastado primer ministro, el laborista Gordon Brown, y el liberal demócrata Nick Clegg, que podría jugar un papel decisivo. El joven y mediático líder de 43 años, que sueña con hacer regresar a los 'Tories' al poder después de 13 años en la oposición, encabeza los sondeos de intención de voto, pero su ventaja podría ser insuficiente para obtener la mayoría absoluta en el Parlamento y convertirse en primer ministro.
A corta distancia se sitúan casi empatados los liberal demócratas de Clegg, que han roto en esta campaña el molde tradicional del bipartidismo, y los laboristas de Brown, en pos de un inédito cuarto mandato consecutivo.
Sin embargo, como el peculiar sistema electoral británico aventaja a los dos grandes partidos, y en particular a los laboristas, la desgastada formación de Brown podría terminar tercera en número votos y primera en diputados.
La amenaza de un 'hung parliament' ('parlamento colgado'), en el que ninguno los grandes partidos tendría la mayoría absoluta de por lo menos 326 de los 650 escaños en disputa, planea por tanto sobre estas elecciones, en las que están convocados a participar 44,2 millones de británicos.
Esta situación, habitual en otros países pero que en Gran Bretaña no ha vuelto a producirse desde 1974 -entonces la inestabilidad resultante se saldó con una nueva convocatoria de elecciones a los pocos meses-, obligaría al partido con más diputados a formar un gobierno minoritario o a buscar alianzas.
Y en ese caso Nick Clegg, un político prácticamente desconocido que sedujo a los electores con su brillante actuación en el inédito primer debate electoral televisado entre los tres principales candidatos, podría tener la llave del gobierno, conservador o laborista.
"No soy un hacedor de reyes", repite no obstante el atípico líder LibDem, sin opciones reales de gobierno por sí solo y que condicionará cualquier acuerdo con los dos 'viejos partidos' a los que no ha cesado de criticar durante la campaña a una reforma del sistema electoral para introducir una dosis de proporcionalidad.
Cameron, quien hace escasos meses parecía encaminado a una victoria segura, ha alertado a los electores de que la ausencia de mayoría absoluta provocaría una 'parálisis' en la economía, la principal preocupación de los británicos cuando el país empieza a emerger de la peor recesión desde los años 30.
"Un parlamento sin mayoría sería en un montón de políticos regateando, no decidiendo", ha dicho Cameron. "Lucharían por sus propios intereses (...) No tomarían decisiones a largo plazo para el futuro del país, tomarían decisiones a corto plazo para su propio futuro".
Brown, quien a sus 59 años busca legitimar en las urnas el cargo que heredó de Tony Blair en 2007 después de haber sido durante 10 años su ministro de Finanzas, no está todavía fuera de juego, pero podría pagar cara la metedura de pata del pasado miércoles, cuando un micrófono indiscreto le grabó despotricando contra una votante laborista a la que llamó 'sectaria'.
Tras terminar nuevamente por detrás de sus dos carismáticos rivales en el debate definitivo -ganado por Cameron- y perder el apoyo de los influyentes diarios The Times y The Guardian, prometió seguir luchando "hasta el último segundo".
"La hora de los debates ha terminado, la hora de la decisión ha comenzado", anunció.
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