Malos cortes y calzado inadecuado son las principales causas de las uñas encarnadas
La situación tiende a empeorar cuando los afectados tratan de desenterrar la uña por su cuenta con elementos inadecuados y en malas condiciones de higiene. Hoy los tratamientos son menos agresivos. "No hay mejor remedio para la mala memoria que tener una uña encarnada", dice Luis Eduardo Moreno, ortopedista especializado en pie. El experto asegura que los pies son los grandes olvidados del cuerpo humano, razón por la cual las personas sólo se acuerdan de ellos o consultan cuando los dolores y las lesiones aparecen.
Una de las más comunes es la llamada uña encarnada: los lados de ésta se doblan hacia abajo y se entierran en la piel causando hinchazón, dolor y enrojecimiento. "Esto favorece la colonización de bacterias, con acúmulo de pus, lo que agrava la inflamación y hace que la uña se entierre más", explica Moreno, quien asegura que ese círculo vicioso hace difícil su manejo.
¿Qué las provoca?
La principal causa radica, de acuerdo con el experto, en el deseo obsesivo de cortar las uñas en forma estética, con las esquinas redondeadas.
El problema es que, al crecer, las puntas de los costados de la uña se entierran en la piel, condición que se exacerba con el uso de zapatos muy ajustados y puntudos, una tendencia de la que escapan pocas personas.
Algunas están más predispuestas, debido a que tienen uñas con curvas acentuadas (en forma de teja), que tienden a enterrarse. Moreno dice que este problema puede presentarse a cualquier edad, no obstante es más común en niños y adolescentes -que empiezan a cortarse las uñas solos- y en personas que dejan su cuidado a 'pedicuristas' sin entrenamiento.
La primera recomendación que cabe frente a este mal, es prevenir.
Hay que aprender a arreglarse las uñas de los pies: nunca deben cortarse a ras, es necesario dejar de uno a dos milímetros más allá de la piel.
El corte debe ser recto, nunca redondeado, de modo tal que las esquinas sobresalgan, como los ángulos de un cuadro. Además, el tamaño del calzado y de las medias debe permitir el libre movimiento de los dedos.
¿Cómo se trata?
"El manejo de las uñas encarnadas es cada vez menos traumático. Antes se requería la extracción total o parcial de la uña e incluso se amputaba parte del extremo de la falange", dice Moreno.
Hoy se utilizan antiinflamatorios y antibióticos para controlar la infección, medidas locales (como baños con agua tibia y antisépticos) y corte de los bordes enterrados para detener el proceso.
Cuando la infección y la inflamación ceden, se lleva a cabo un tratamiento definitivo, orientado a evitar que los bordes vuelvan a enterrarse.
Si la uña tiende a reencarnarse, se recurre a procedimientos más agresivos, como el corte del borde de la uña hasta la raíz e incluso la destrucción química o quirúrgica de la matriz, para que ese segmento no vuelva a crecer.
Consejos para aliviar el dolor de pies
Eleve los pies formando un ángulo de 45 grados con respecto al cuerpo; mantenga esa posición por 20 minutos y mueva los dedos suavemente.
Sumérjalos en agua caliente y luego en agua fría, mientras se da unos masajes. Estos baños de contraste mejoran la circulación. No lo haga si tiene diabetes.
Masajéelos con crema o aceite; activa la circulación, relaja los músculos, distiende los tendones y disminuye el dolor.
Envuelva hielo en una toalla húmeda y aplíquela en los tobillos y pies por unos minutos; esto ayuda a disminuir la inflamación del día y actúa como un leve anestésico. Tampoco lo haga si es diabético.
Consulte si el dolor empeora, si hay inflamación y si al levantarse no puede caminar o hay ardor.
Claves para elegir calzado
No compre calzado por la talla, sino de acuerdo a cómo se acomodan a sus pies.
Escoja el zapato según la forma del pie y no al revés. Si su pie es ancho evite las puntas y el calzado estrecho.
Mida su pie regularmente; su tamaño varía con el tiempo.
El tamaño de sus dos pies puede ser diferente. Compre el calzado de acuerdo con su pie más grande.
Compre calzado al fin del día, cuando su pie está ligeramente hinchado. Pruébelo de pie; entre la punta de su dedo grueso y la punta del pie debe haber una distancia mínimo de medio centímetro.
No compre zapatos estrechos esperando a que se ensanchen. (El Tiempo)
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