De cómo la magia utiliza los fallos del cerebro
Los magos, pero también los trileros, han aprovechado durante siglos los límites de la percepción, los "fallos" del cerebro humano, para realizar sus trucos, fenómenos sensoriales basados en leyes físicas y naturales, que la exposición "Abracadabra", inaugurada hoy en Cosmocaixa, recrea y desvela.
Habitaciones de geometría engañosa donde uno puede pasar de gigante a enano, gracias a su estructura trapezoidal (la famosa habitación Ames de 1946), la rueda de Newton que al girar convierte en blanco los colores o una cámara oscura son algunos de los ejemplos de esta combinación de ilusión y ciencia, que han dejado siempre perplejos al hombre, y que pueden verse en esta muestra.
El director científico de la Fundación La Caixa, Jorge Wagensberg, ha explicado en rueda de prensa que "Abracadabra, ilusionismo y ciencia" es una exposición interactiva en la que por medio experimentos se revela la base científica de algunos trucos y se pone a prueba al visitante para que descubra cómo lo que parece imposible resulte real ante sus ojos.
La culpa de estas ilusiones, de estas falsas realidades, o de estos sueños, si se quieren llamar así, la tiene el cerebro, explica Wagensberg, un órgano imperfecto, a pesar de su evolución, dedicado a interpretar las señales procedentes de los sentidos, que a menudo le envían mensajes erróneos, que "distorsionan" la realidad.
Una observación centrada sólo en uno de los sentidos, o la combinación de estímulos de diferente procedencia, puede alterar la percepción global. El mago sabe que con estas técnicas puede lograr que el cerebro "vea" o "sienta" únicamente lo que a él le interesa.
Ese es el objetivo de los ilusionistas: hacer creer a los espectadores que se están burlando las leyes físicas, de la ciencia de la naturaleza.
El cine, un invento basado precisamente en uno fallo sensorial -el déficit de la retina que retiene la imagen y provoca la falsa sensación de movimiento- es uno de los protagonistas de la muestra.
"Cuando una tecnología es lo suficientemente avanzada no se puede distinguir de la magia", ha dicho Wagensberg, parafraseando al científico Arthur C. Clarke.
Así el visitante comprobará como una misma pieza musical interpretada por un mismo músico puede producir diferentes sensaciones: no es lo mismo ver la imagen de un plácido mar, con o sin la inquietante música de John Williams para "Tiburón".
La fuente de "efecto estroboscópico", que dibuja líneas de agua en el aire o las ilusiones ópticas como las escaleras imposibles de Escher están también presentes en "Abracadabra".
La exposición tiene un hueco para los "tramposos", aquellos que se aprovechaban de la inocencia de los demás para el engaño, ya sea para conseguir adeptos para una iglesia, o para obtener dinero.
Ejemplos hay cientos: el sacerdote del siglo II antes de Cristo que hacía creer a los fieles que Dios abría las puertas del templo de Heron -cuando era un simple mecanismo automático- o "El Turco" un falso autómata que jugaba al ajedrez, y que recorrió América y Europa engañando a los crédulos, no así al escritor Edgar Allan Poe, que enseguida vio que allí había gato -u hombre- encerrado.
La habilidad de los tahures para esconder cartas, o el ingenio de los trileros -que aún hacen picar a ingenuos en Las Ramblas- para hacer desaparecer la bolita de nuestros ojos están presentes en el lado "oscuro" de Abracadabra, para mostrar que la frontera ética de la utilización del ilusionismo "delicada".
"Se abre el telón" es otro de los apartados de "Abracadabra", donde colabora el mago Juan Tamariz, "una autoridad del ilusionismo", que por medio de una grabación da instrucciones a los visitantes para que sean capaces de convertirse en ilusionistas.
Aunque la mayor parte de los "trucos" que se presentan en la exposición van a acompañados por su correspondiente explicación, hay algunos que mantienen su secreto, como un gran engranaje que aparentemente levita en el aire.
Además, para quien quiera ver cómo se sentía el protagonista de la película "The Fly", cuando un accidente en su máquina de teletrasportación, le convirtió en mitad insecto, mitad humano, se ha instalado una reproducción a gran escala del cuerpo de una mosca, atrapado en una telaraña, con un agujero por el que meter la cabeza y poder gritar aquel cinematográfico grito de auxilio: "ayudame".
Algunas de las instalaciones de "Abracadabra", que permanecerá abierta hasta el mes de marzo del 2011, pasarán a formar parte de la colección permanente del Cosmocaixa.
1 comentario
tony -
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