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CAUSA ABIERTA

Las víctimas de la dictadura argentina rememoran el calvario a 30 años de la llegada de la OEA

Las víctimas de la dictadura argentina rememoran el calvario a 30 años de la llegada de la OEA

El aniversario número 30 de la misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) enviada a Argentina para desnudar los crímenes de la dictadura (1976-1983), que se conmemora esta semana, ha reavivado entre las víctimas el recuerdo del calvario vivido en aquellos años. Los recuerdos convergen en un mismo punto, las oficinas de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Buenos Aires, sobre la Avenida de Mayo, donde la misión se instaló el 6 de septiembre de 1979 para escuchar uno a uno los testimonios ciudadanos sobre las desapariciones de sus seres queridos.
"Me recuerdo en la calle, haciendo la cola, con mucha esperanza y emoción, pero también con angustia. Pensábamos que, como era la OEA, íbamos a saber algo de nuestros hijos", explica a Efe Taty Almeida, presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, quien por esos días buscaba noticias de su desaparecido hijo Alejandro.
Las Madres de Plaza de Mayo, tachadas por entonces como "locas" por reclamar por sus hijos, en 1979 no tenían aún el convencimiento de que estaban muertos, no se imaginaban el "horror" que se consumaba en las cárceles clandestinas del Gobierno de facto iniciado en 1976.
"Por eso teníamos esperanzas de saber algo. Lamentablemente no supimos absolutamente nada, pero por lo menos, gracias a la misión, el mundo se enteró de lo que estaba ocurriendo, se dieron cuenta de que no estábamos tan locas", señala, conmovida, Almeida.
Ella guardó una larga fila para hablar con los enviados de la CIDH junto a un primo con dos hijos desaparecidos.
Fueron horas de una espera angustiante, incluso a merced de agentes de servicios secretos que fotografiaban a los familiares de los desaparecidos.
Almeida recuerda otra "bajeza" a la que fueron sometidos mientras estaban en la cola: una lluvia de panfletos con la consigna "somos derechos y humanos".
Adolfo Pérez Esquivel, titular del Servicio de Justicia y Paz, que acababa de salir de prisión, subraya la "contradicción" de la coincidencia de la misión de la CIDH con la celebración en Argentina por el título obtenido en el Mundial Juvenil de Fútbol de Japón.
"Era algo surrealista. Los camiones pasaban con gente gritando '¡Argentina, Argentina!' y allí estábamos todos nosotros reunidos en grandes colas en la calle para hablar con la misión", relata a Efe Pérez Esquivel.
Según el Premio Nobel de la Paz 1980, la misión "llegó tarde" aunque su informe final, divulgado en abril de 1980, fue "importante" para desnudar las violaciones masivas y sistemáticas de los derechos humanos.
En las dos semanas de visita en Argentina, los comisionados, además de recibir 5.580 denuncias de desapariciones forzadas, se entrevistaron con responsables de organismos humanitarios que les entregaron datos sobre secuestrados, documentación que la dictadura intentó destruir sin suerte.
La misión también visitó diversas cárceles, pero los detenidos políticos eran trasladados a centros clandestinos para que no pudieran verlos.
Los comisionados incluso visitaron la emblemática Escuela de Mecánica de la Armada de Buenos Aires, donde funcionó el mayor centro de torturas de la dictadura, pero los militares tapiaron la puerta por la que se accedía a la escalera que conducía al sótano, el primer sitio al que eran llevados los detenidos.
Estos movimientos lograron ocultar el horror, pero dieron la pista a los propios prisioneros sobre lo que sus familiares estaban gestando afuera.
"El entusiasmo de los familiares tuvo su eco en la oscuridad de las cárceles, donde los presos políticos, entre los que me encontraba, recibimos con prudente alegría el apoyo de la comunidad internacional a nuestros parientes y amigos", recordó el actual canciller argentino, Jorge Taiana, en una columna de esta semana.
Para Taiana, quien después se convertiría en secretario ejecutivo de la CIDH, la misión "constituyó un hito en la recuperación del Estado de Derecho" en Argentina, donde aún la Justicia busca que los crímenes de la dictadura no queden impunes.

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