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CAUSA ABIERTA

Zelaya inició con su familia y "sin armas" el regreso a Honduras

Zelaya inició con su familia y "sin armas" el regreso a Honduras

El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, jugó ayer su carta más fuerte. Golpeado por el fracaso de la mediación que buscaba devolverlo al poder, el mandatario inició su viaje desde Managua hacia su país con la idea de congregar adeptos y desafiar al gobierno de facto que, hace 27 días, lo sacó de su casa en pijama y lo depositó en Costa Rica. Pero el derrotero de este político de origen conservador tiene sus bemoles y mostrará su costado más vulnerable si, al cabo del operativo retorno, el acompañamiento popular frustra las expectativas o si, como peor escenario, todo acaba en un baño de sangre. Ayer, al cierre de esta edición, Zelaya estaba iniciando su camino desde la embajada hondureña en Managua, tras recibir el apoyo de Edén Pastora, el mítico "Comandante Cero" de la revolución sandinista y también Contra. El punto exacto del ingreso era una incógnita, aunque se pensaba instalar un "puesto de mando" en la ciudad de Estelí, a unos 100 kilómetros al norte de la capital nicaragüense, desde donde Zelaya y sus hombres buscarán penetrar en Honduras, dijo a Clarín Allan Fajardo, uno de sus fieles asistentes. Un sitio posible de paso es Las Manos, recorrido por Clarín hace dos días, o bien El Espino, a unos 250 kilómetros al sureste de aquí. Aunque no se descartan cambios de planes por razones de seguridad. Zelaya dispone de un helicóptero y un avión para moverse y hasta podría llegar por mar a través del golfo de Fonseca, dijo Fajardo a este enviado. Cualquiera sea la vía, sin embargo, los riesgos son mayúsculos: el gobierno de facto de Roberto Micheletti advirtió que lo apresará si pone un pie en suelo hondureño. Zelaya se lanzó al viaje tras declarar cerrada, en la noche del miércoles la vía de la mediación y el diálogo, luego del fracaso de la gestión encabezada por el presidente de Costa Rica, Oscar Arias, que contó con el respaldo de la OEA y, en especial, del presidente Barack Obama. La propuesta de Arias, que bregaba por el retorno de Zelaya al poder, fue rechazada por ambas partes con distintos tonos y razones. "Creo que será el sábado o el domingo que estaremos en la frontera, porque vamos despacio", dijo Zelaya a la prensa. "Voy con mi esposa, mis hijos y mis amigos. El regreso lo haré con prudencia, sin armas, soy un hombre pacífico", agregó. Este es su segundo intento de regresar al país luego de que el 5 de julio se frustró su aterrizaje en una avioneta. Zelaya fue acompañado entonces hasta El Salvador por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y varios líderes latinoamericanos, entre ellos, la presidente argentina Cristina Fernández. Tras la caída del intento mediador, el gobierno de facto cantó victoria: "El diálogo ha triunfado, hemos sido escuchados", proclamaron sus voceros como, por ejemplo, el canciller Carlos López Contreras, quien aseguró: "Honduras se levantó como el bíblico David". Ante consultas de este diario, el ministro elogió en general la propuesta de Arias porque "exhibe al mundo lo ocurrido en este país". Por la tarde de ayer, mientras medios afines al gobierno de facto anunciaban que el retorno de Zelaya generaría violencia, gremios simpatizantes del mandatario derrocado lanzaron un paro de 48 horas en instituciones educativas, sanitarias y varias líneas de autobuses, en reclamo de su regreso al poder. El colmo fue una sorpresiva huelga de la policía por salarios adeudados, según la información oficial, aunque los uniformados admitieron que, en verdad, se resistían a detener a Zelaya. Distinta era en cambio la situación en la frontera con Nicaragua: "Por aquí no tenemos aún una orden de detención", dijo a Clarín el subinspector Alejandro Díaz, a cargo del control en Las Manos. En un clima de continua tensión, decenas de vehículos marchaban hacia el sur convocados por el zelayismo, pero eran demorados por retenes militares. Se oyeron denuncias de viajantes –imposibles de comprobar desde Tegucigalpa– de que hubo arrestos y detenidos. El caso fue negado por el jefe de la fuerzas armadas, general Romeo Vázquez, ante una consulta de este enviado. Ante posibles incidentes, el jefe de la OEA llamó a los hondureños a "evitar la confrontación" y la Casa Blanca tampoco consideró prudente por ahora el retorno de Zelaya. En círculos diplomáticos, no obstante, no se temía tanto la reacción popular sino su utilización por los sectores en pugna. Esa parecía anoche la gran amenaza que se cierne sobre Honduras.

 

 

 

 

 

 

 

 

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