4 razones por las que España lleva más de 300 días sin gobierno
"Los españoles llevan meses esperando a que el cadáver pestañee". Las palabras son de Iñaki Gabilondo, histórico periodista español. Y el cadáver del que habla es el de la formación de un nuevo gobierno en España.
Este miércoles, Mariano Rajoy, candidato del Partido Popular y actual presidente en funciones, se enfrentó a la primera votación del debate de investidura, la sesión parlamentaria cuyo objetivo es definir quién encabezará el futuro gobierno del país.
El resultado, el esperado: con 170 votos a favor y 180 en contra, el candidato se quedó a 6 votos de la mayoría absoluta necesaria para formar gobierno.
La derrota de Rajoy en esta votación -la primera vez que el ganador de las elecciones pierde en la investidura- abre la puerta a una segunda, que tendrá lugar el viernes.
En esa ocasión, al candidato le bastará con tener más síes que noes (mayoría simple). Algo que también parece improbable.
Si el resultado vuelve a ser insuficiente, se abrirá un nuevo periodo de negociaciones de dos meses que puede conducir a la celebración de unas terceras elecciones y serían el 25 de diciembre de 2016.
Una posibilidad que alargaría aún más la situación de incertidumbre política que vive España.
Desde el 26 de octubre de 2015, el país europeo está regido por un gobierno en funciones. Han pasado más de 300 días y dos elecciones generales, el 20 de diciembre de 2015 y el 26 de junio de 2016.
Meses de negociaciones no han hecho que el "cadáver" del que habla Gabilondo pestañee. ¿A qué se debe la falta de acuerdo?
BBC Mundo buscó algunas de los motivos por los que España lleva casi un año sin gobierno.
1.- Falta de cultura de la negociación
"A diferencia de los sistemas presidencialistas latinoamericanos que obligan a buscar pactos, como se ha visto recientemente en Perú, en España, una democracia parlamentaria, ha habido 30 años en los que el PP y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) han podido gobernar casi solos. La cultura de la negociación y el diálogo es muy baja", le dice a BBC Mundo Ricardo Zúñiga, profesor de psicología social de la Universidad Complutense de Madrid.
"Se entiende poco que negociar es ceder y que una buena negociación debe dejar la impresión de que ambos ganan", agrega.
Sin embargo, la necesidad de dialogar se ha impuesto en los últimos meses. Y en un contexto complejo.
"En el ámbito municipal y autonómico sí existe cultura de la negociación, pero parece que a nivel estatal es más complicado", destaca Víctor Lapuente, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Gotemburgo, en conversación con BBC Mundo.
2.- Parlamento fragmentado
Los resultados de los comicios del pasado 26 de junio dieron la victoria al Partido Popular, que obtuvo 137 diputados y un 33% de los votos frente a los 85 de su rival más directo, el PSOE.
Sin los apoyos imprescindibles para formar gobierno en solitario, Rajoy tuvo que buscar la complicidad de otros grupos en un parlamento dividido.
En las últimas semanas, el PP y Ciudadanos -el partido de centro derecha encabezado por Albert Ribera- alcanzaron un acuerdo de investidura.
Así, Rajoy sumó el voto a favor de los 32 diputados al de Coalición Canaria para alcanzar los 170, menos de los 176 escaños necesarios para formar gobierno en primera votación.
"Tenemos una fragmentación del Congreso mayor que la de 1977, cuando tuvieron lugar las primeras elecciones. Y cuantos más partidos hay, más difícil es llegar a acuerdos", comenta Pablo Simón, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid y miembro del grupo de analistas políticos Politikon.
La entrada con fuerza de Podemos y Ciudadanos en el parlamento el 20 de diciembre terminó con casi tres décadas de virtual bipartidismo entre PP y PSOE. Una situación que se confirmó tras los comicios del 26 de junio.
"Además, la fragmentación no solo es entre partidos, sino también dentro de los partidos. El PSOE está internamente dividido y Unidos Podemos -el grupo de izquierdas que fue la tercera fuerza más votada- tiene acuerdos con diferentes plataformas territoriales en Cataluña, Valencia y Galicia. Por tanto hay que poner de acuerdo a más personas", agrega Simón.
3.- Escollos políticos y la dificultad de encontrar términos medios
Para lograr la investidura en la votación del viernes, el actual presidente en funciones necesita los votos de sus 170 diputados y que no sean más los que voten que en su contra.
Es decir, Rajoy requiere la abstención de al menos 11 diputados. Y la mayor parte de analistas miran al PSOE, que hasta la fecha ha reiterado que votará "no" a Rajoy.
"Los socialistas tienen la situación del triple no: a Rajoy, a nuevas elecciones y el no a intentar una alternativa con Podemos. Pero ese escenario caduca el 2 de septiembre. Después de eso tendrán dos opciones: crear una alternativa o convencer a su partido que se abstenga y dejar gobernar al PP. Yo creo que el primer 'no' que caerá será el de formar una alternativa", señala Simón.
Pero incluso si se llegara a un acuerdo que permitiera la formación de gobierno, algunos puntos de desencuentro son, según los analistas, prácticamente insalvables.
"Se puede llegar a un acuerdo cuando se encuentra un punto medio. Eso se puede lograr en cuestiones de políticas públicas, como se ha visto en el pacto entre el PP y Ciudadanos. En cambio, el problema de España es que es que hay cuestiones en las que parece que no hay término medio, como la estructura del Estado, la educación, la reforma del sistema electoral… La reforma de la estructura del Estado va a ser un escollo siempre", apunta Lapuente, en alusión a las demandas de un referendo independentista en Cataluña, uno de los temas que más divide a los partidos políticos españoles.
Este punto hace muy difícil que PP y PSOE -opuestos a la celebración de ese plebiscito- recurran pactos con fuerzas nacionalistas, como ocurrió en legislaturas anteriores.
4.- La competencia por los mismos espacios electorales
Y más allá de los problemas para llegar a un acuerdo sobre el programa de gobierno, los intereses electorales de cada partido -acentuados por las elecciones gallegas y vascas, que se celebran el próximo 25 de septiembre- también influyen en el bloqueo de las negociaciones.
Los rivales tradicionales -PP y PSOE- encontraron -a derecha e izquierda- nuevos partidos que les disputan el terreno electoral -Ciudadanos y Podemos- que tanto en las elecciones del 20 de diciembre como en las del 26 de junio se hicieron con más del 30% de los votos.
Dialogar con competidores directos se hizo necesario.
"Por primera vez en España tienen que ponerse de acuerdo partidos que compiten electoralmente entre sí. Eso es algo nuevo. Antes era factible llegar a acuerdos con partidos nacionalistas que no compiten en el ámbito español, sino en Cataluña, en el País Vasco… Cuando tienen que pactar PP y Ciudadanos es más difícil porque se disputan el mismo ámbito electoral. Lo mismo entre PSOE y Podemos", comenta Simón.
"Esto hace que los partidos estén muy desconfiados los unos con los otros porque no saben si la irrupción de Podemos y Ciudadanos fue algo coyuntural o es algo estable que va a permanecer en el tiempo. Por eso todos están mirando el coste electoral de pactar con unos u otros", agrega el politólogo.
Sin embargo, la presión por llegar a un acuerdo que evite unas terceras elecciones aumenta día a día. Quizá incluso más si fracasa la segunda votación de investidura de Rajoy este viernes.
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