Los curiosos hábitos de apareamiento del caballito de mar
En este artículo recorreremos la rutina de un caballito de mar, una rutina de la que se podrían beneficiar muchas relaciones humanas.
“ El macho y la hembra de caballito de mar se juntan cada mañana varias veces para bailar” y así reforzar sus lazos como pareja, explica Amanda Vincent, bióloga marina de la University of British Columbia y fundadora del grupo de conservación Project Seahorse.
Pueden cambiar de color mientras se mueven, en ocasiones incluso mientras entrelazan sus colas. Esa cola es prensil y les ayuda a agarrar, por ejemplo, las briznas de vegetación marina del mismo modo que un bebé agarraría el dedo de un adulto, según explica George Burgess del Museo de Historia Natural de Florida.
Esta danza también ayuda a cada individuo de la pareja a evaluar el estado reproductivo del otro. Los caballitos de mar pertenecen a la misma familia que los peces aguja, y “ambas especies tienen la misma estrategia reproductiva”: el macho es quien lleva en su interior a los pequeños, explica Burgess.
Vincent describe al órgano ovipositor de la hembra como “ una protuberancia de la parte inferior de su torso que equivale al pene” y que es un “dispositivo muy ingenioso”. A través de ella, transfiere sus huevos con forma de pera a la bolsa ventral del macho. Esta estructura tiene paredes que proporcionan la máxima superficie para que el embrión pueda insertarse en su tejido blando.
Vincent presenció cómo un macho de caballito de mar de hocico largo ( Hippocampus reidi) traía al mundo a 1.572 crías “y su bolsa ventral tendría la capacidad de media cucharada”. Poco después de dar a luz a unas crías diminutas y completamente independientes, la hembra “ ya tiene los huevos preparados”, por lo que se vuelven a aparear.
El embarazo masculino significa que “el macho está seguro de que él es el padre”, explica Vincent. Esa podría ser la razón de la gran implicación de los machos.
Se conocen 40 especies diferentes de caballito de mar, de apariencia y tamaños muy variados. El más pequeño es el caballito de mar pigmeo Denise ( Hippocampus denise), que tiene solo 2 centímetros de largo. Su cuerpo naranja y lleno de bultos supone el camuflaje perfecto contra las gorgonias (corales) del Pacífico occidental y proporciona a este hipocampo la reputación de maestro del disfraz.
Entre las especies más grandes se encuentra el caballito de mar de vientre grande, que vive en las aguas de Australia y Nueva Zelanda y puede llegar a medir hasta 33 centímetros de largo.
En libertad, los caballitos de mar tienen una esperanza de vida que puede ser de entre uno y cinco años. Desgraciadamente, estas criaturas tan fascinantes están disminuyendo. Los lechos de vegetación marina en los que viven muchos de estos animales se encuentran “a un paso de la civilización”, explica Burgess. Esto significa que normalmente sufren el impacto de la contaminación y la sedimentación.
En Florida, donde los caballitos de mar estriados ( Hippocampus erectus) viven en las aguas que rodean la península, “ he visto algunos de los lechos más hermosos desaparecer junto con la fauna que habita en ellos”, afirma Burgess.
La explotación de los caballitos de mar para su uso en medicina tradicional, su caza para el comercio en acuarios y como curiosidades, y las capturas accidentales en redes de arrastre para gambas, han llevado a que las poblaciones de esta especie disminuyan, añade Vincent.
Si tienes la suerte de ver un caballito de mar, informa de tu avistamiento a iSeahorse.org para ayudar a los científicos a mantener un registro de estos fantásticos peces. Después de todo, ¿a quién no le puede gustar un animal que baila cada mañana?
National Geographic
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