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CAUSA ABIERTA

Philip Morris vs Uruguay: los logros que las tabacaleras quisieron frenar

Philip Morris vs Uruguay: los logros que las tabacaleras quisieron frenar

Uruguay demostró que en apenas una década se pueden obtener resultados muy concretos en la lucha contra el tabaquismo. Para ello sólo se necesita voluntad política, porque las medidas ya están probadas. Por eso, la derrota de Philip Morris en su demanda contra Uruguay ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones es un espaldarazo a los países que todavía no dieron el primer paso.

La victoria de Uruguay tiene nombre y apellido: Tabaré Vázquez, el oncólogo que apenas un año después de asumir su primer mandato como presidente, en 2006, transformó a Uruguay en el primer país de la región y el quinto del mundo en establecer que no se puede fumar en los lugares cerrados de acceso público, como los bares.

También tomó algunas decisiones que hoy podrían parecer usuales en el primer mundo, pero que fueron de vanguardia en su momento, sobre todo para un pequeño país de Latinoamérica: la colocación de advertencias sanitarias que ocupen el 80% de los paquetes y la prohibición de los "cigarrillos light", que son tan nocivos como los comunes.

Tabaré Vázquez no se conformó y siguió avanzando con las dos medidas más eficaces contra el tabaquismo, que a la vez son las más resistidas por las tabacaleras: la prohibición de la publicidad y el aumento de los impuestos. Y una vez fuera del Gobierno, logró frenar a su sucesor, José "Pepe" Mujica, que estuvo a punto de ceder a la presión del poderoso lobby tabacalero y dar marcha atrás.

Esa mochila de iniciativas generó resultados en poco tiempo. Tal es así, que apenas 4 años después, cuando Tabaré Vázquez dejó el poder, las internaciones por infartos de miocardio había caído un 17%, la tasa de fumadores en adolescentes había descendido del 31% al 18,7%, y la recaudación vía impuestos había aumentado en 120 millones de dólares al año.

Diez años más tarde, las políticas públicas siguen dando resultados. Según el Ministerio de Salud Pública uruguayo, desde 2005 la tasa de fumadores cayó del 35 al 22,2% y el porcentaje de fumadores de entre 15 y 18 años –la edad en la que 9 de cada 10 personas empieza a fumar– se redujo desde el 22,8% al 8,4% en 2014. Este último aspecto es clave: sin jóvenes fumadores se acaba el tabaquismo como epidemia.

Esos resultados eran los que tanto temía Philip Morris. Lo que en el fondo se discutió en el CIADI es la capacidad soberana de los Estados de decidir sus políticas públicas. Los ojos de la región estaban mirando allí, porque un triunfo de una de las multinacionales del tabaco más grande del mundo hubiera significado un retroceso en la lucha contra el tabaquismo. Y los países que están planeando seguir los pasos de Uruguay lo pensarían dos veces.

La derrota también es un revés para los intereses de los países productores de tabaco, como Cuba, que demandó en la Organización Mundial de Comercio a Australia por la ley de empaquetado genérico del país oceánico, que supuestamente podría afectar sus exportaciones.

Esto demuestra que los países productores, como Argentina o Brasil, deberán comenzar a migrar sus plantaciones de tabaco hacia otros cultivos. El mundo irremediablemente está cambiando y se está liberando del tabaco. De hecho, una camada de países pioneros, entre los que se destacan Uruguay, Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos, están probado que se puede combatir al tabaquismo de manera eficaz con un puñado de medidas y sin que el Estado pierda dinero.

Que las tabacaleras no mermen sus ingresos hoy sólo se explica en el aumento de la población mundial y la suba del consumo en los países menos desarrollados, sobre todo de África y el sur asiático, a donde Philip Morris y compañía están focalizando sus negocios. Pero es indefectible: la industria tabacalera va camino a ser historia. Es cuestión de voluntad política. Y Uruguay es el mejor ejemplo a seguir.
Infobae

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