Danilo Astori y los cuatro desafíos de Uruguay: inversiones, apertura, educación y política
El Ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, abordó todos los temas principales que desafían a Uruguay. Sostuvo que los cuatro desafíos del país son inversiones estratégicas, apertura comercial, cambios en la educación y llevar la política a la gente.
Astori concedió un extenso reportaje a La República. Sobre inversiones dijo "Como el paquete de las obras de infraestructura que está en marcha; la planta regasificadora y su impacto sobre otros sectores de la economía, como el riego y las industrias de alto consumo energético".
Sobre apertura comercial sostuvo que es necesario "una imprescindible apertura al mundo que reclama nuestro país. No hay ninguna, absolutamente ninguna posibilidad de seguir creciendo en base al mercado interno o exclusivamente recostados en la región".
Sobre educación opinó que hay que "Lograr avances imprescindibles en la educación, a todos los niveles".
Un punto cuarto final lo dedicó a la valorización de la política de la que dijo "no todo se arregla ni debe arreglarse con dinero. Hace falta que la gente, el pueblo frenteamplista y todos los ciudadanos, sientan la política más próxima, más vinculada a sus vidas, más propia".
A su vez Astori dijo en ANCAP habrá "cambios en todos los frentes" y que sobre la gestión de ANCAP se remitió a decir que "Mi posición es conocida y la mantengo. Pero nuestro equipo no se paraliza(...) "Queremos asegurar su sostenibilidad y su aporte al desarrollo nacional. Pero hacen falta muchos cambios".
Entrevista completa publicada en La República
- El año inició muy movido en materia económica: las noticias que vienen del exterior siguen sin ser buenas y, a nivel interno, las previsiones de crecimiento no se cumplieron y la oposición acusa al gobierno de aplicar un "tarifazo", ¿Qué debemos esperar para el resto del año?
Es claro que, en muchos aspectos, enfrentamos condiciones económicas externas más adversas que en el pasado. Los precios de muchos de nuestras exportaciones han disminuido, la demanda regional y, también, extra regional no se ha recuperado, persiste la incertidumbre financiera a nivel global ... en fin, la lista es larga y, creo, conocida.
Tengo confianza en nuestra capacidad de consolidar los logros y, teniendo en cuenta los nuevos desafíos, continuar avanzando. Y cuando digo "nuestra capacidad" aludo a la del gobierno pero también, y fundamentalmente, a la de la sociedad en su conjunto.
¡Y vaya si los uruguayos, y nuestros tres gobiernos, hemos dado muestras de nuestra capacidad de superar dificultades! Para avanzar debemos ser conscientes del camino recorrido. Me refiero, por ejemplo, a la capacidad que demostramos para consolidar más de diez años de logros y desplegar grandes transformaciones superando la pesada herencia económica y social producto de la crisis de 2002 o a cómo superamos los impactos de la crisis financiera global en 2008-2009.
- Es decir, ¿Ud piensa que la gente debe tener confianza en las autoridades y conformarse con los logros, como dice, alcanzados?
No, de ninguna manera. Digo, es más, afirmo, que debemos ser conscientes de las dificultades para superarlas, que tengo plena confianza en nuestras capacidades y que debemos seguir progresando. Logramos superar el pesimismo que tantas veces nos paralizó como nación pero, también, debemos enterrar cualquier atisbo de autocomplacencia. Simplemente, pero con firmeza, agrego que los atajos son peligrosos, sobre todo cuando las condiciones externas son difíciles.
- Las previsiones de crecimiento, no se cumplieron, y muy probablemente el Uruguay estará creciendo por debajo del 2%.
Las condiciones económicas regionales e internacionales, es notorio, sufrieron un progresivo y sistemático deterioro a lo largo del año pasado. En cualquier caso, obsérvese que, hasta hace no mucho tiempo, estaba establecido que el Uruguay crecía a una tasa que era el promedio de Argentina y Brasil. Eso significa que si no hubiéramos procesado el conjunto de transformaciones que nos permiten tener confianza en la continuidad del progreso, habríamos caído en una importante recesión, que fue lo que sucedió, y lamentablemente continuará sucediendo en 2016, en la región.
En cualquier caso, y sobre la base de las fortalezas y la confianza que hemos sabido construir, y si mantenemos el rumbo y continuamos comprometidos con las transformaciones en curso, seguiremos creciendo.
- ¿Y cómo se aplica esta concepción respecto a Ancap, que tantas polémicas ha suscitado?
En particular sobre Ancap estamos trabajando en varias y su aporte al desarrollo nacional como una empresa estratégica. Para eso hacen falta muchos cambios.
- ¿Cambio de autoridades, de gerentes?
Cambios profundos en todos los frentes. No quiero reiniciar una discusión sobre ese tema. Mi posición es conocida y la mantengo. Pero no me paralizo, mejor dicho, nuestro equipo no se paraliza. ¿Qué ganaría la gente, el Uruguay, con que nuevamente explicara mis opiniones sobre Ancap? Las mantengo y trabajo.
- Pero ante tantas dificultades, inclusive en el frente interno, con críticas que por momentos provienen de sindicatos y también de asociaciones empresariales, ¿cómo piensa afrontar esta nueva etapa?
En primer lugar, y sin desconocer las dificultades, permítame reiterar mi confianza en la continuidad de la senda de progresos. Y creo estar acompañado, como lo está el gobierno en su conjunto, por las grandes mayorías nacionales.
Uruguay tiene que encarar y resolver, inexorablemente, cuatro grandes problemas para asegurar un próximo salto hacia adelante en su camino hacia el desarrollo. Culminamos un ciclo, estamos en otro, hacen faltan impulsos nuevos y eso no se resuelve con palabras sino con acciones.
Primero, hay que reafirmar que el trabajo de calidad sigue siendo más que nunca la clave de nuestro crecimiento y para eso necesitamos grandes inversiones estratégicas, públicas, público-privadas y privadas. Las políticas sociales de nuevo nivel, como el sistema nacional de cuidados, tiene que apoyarse en el trabajo y el crecimiento. Y eso no sucede esperando, sino afrontando los temas fundamentales desde todos los ángulos y definiendo los proyectos prioritarios, como el paquete de las obras de infraestructura que está en marcha; la planta regasificadora y su impacto sobre otros sectores de la economía, como el riego y las industrias de alto consumo energético; una nueva planta de celulosa, y el fortalecimiento de todo el sector logístico.
Un segundo aspecto, tan importante como el anterior, refiere a la imprescindible apertura al mundo que reclama nuestro país. No hay ninguna, absolutamente ninguna posibilidad de seguir creciendo en base al mercado interno o exclusivamente recostados en la región, que tantas dificultades presenta. Hay que concretar, y no solo proclamar, alianzas y acuerdos por nuevos mercados. No es solo un aspecto práctico. Es estratégico y urgente. El gobierno está trabajando duro en esa dirección. Y no rehúyo el debate ideológico al respecto.
- ¿Ud. Habla de los TLC, de la Alianza del Pacífico?
Afirmo que avanzar en la construcción de una inserción económica internacional de mayor calidad es esencial para nuestro desarrollo. Me refiero, concretamente, a alcanzar acuerdos comerciales con países o espacios económicos relevantes. Podemos hacer los mayores esfuerzos a nivel interno a los efectos de promover inversiones, mejorar la capacitación de nuestros trabajadores, impulsar la innovación y construir las mejores infraestructuras pero si nuestros productos enfrentan cuotas y aranceles o si quedamos al margen de las cadenas de valor que dan cuenta de nuestra oferta exportadora, entonces nuestros esfuerzos serán inútiles.
Permítame ser aún más claro: concretar acuerdos comerciales con otros espacios económicos relevantes es uno de los legados más importantes que puede ofrecer el tercer gobierno del FA.
- ¿Y eso no es contradictorio con el Mercosur?
De ninguna manera. Ya sea de forma conjunta o diseñando esquemas de vinculación flexibles, creo, estoy convencido, que los países del Mercosur encontraremos la forma de concretar acuerdos.
Más allá de las lógicas prevenciones y los cuidados que esta clase de acuerdos supone, porque no se trata de firmar cualquier clase de acuerdo, el mundo está avanzando en esa dirección, me refiero a la concreción de acuerdos económicos y comerciales, ya sea a nivel bilateral o entre varios países, a veces entre regiones enteras. Ignorar esta tendencia, que más que una tendencia es una realidad, es suicida.
- ¿Cuáles son las restantes transformaciones?
En tercer lugar, tenemos que lograr avances imprescindibles en la educación, a todos los niveles. No podemos escudarnos en nada, absolutamente en nada, porque el país necesita acelerar su ritmo de mejoras integrales en este terreno. Es preciso establecer prioridades , comenzando por la mejora sustancial de la enseñanza media, incluyendo el contenido de sus programas, la formación de sus docentes, las experiencias pedagógicas acumuladas y una visión integral que fue siempre clave en el país. No es una educación mejor para tener mejor mano de obra. Es más que eso. Es mejor educación para un país más libre, más democrático, más productivo, más justo. Y estamos lejos. Valoro los esfuerzos que se están haciendo, pero el tiempo y las exigencias son implacables. No nos esperan.
- Uno de los temas de este verano es el aumento de las tarifas. Incluso se lo llegó a llamar tarifazo. ¿Hubo un cambio en la política del gobierno, que antes siempre aumentó las tarifas por debajo de la inflación anual?
La agradezco la crudeza del planteo, me permite hacer varias aclaraciones. En primer lugar, y sin intención de eludir la pregunta, comenzar por recordar que, a lo largo de los últimos diez años, todas las tarifas tuvieron una evolución real declinante, es decir que aumentaron por debajo de la inflación.
Cosa que no sucedía, dicha sea de paso, en el pasado. En segundo lugar, el aumento de tarifas, que en esta oportunidad estuvo alineado con la inflación, y en algunos casos se ubicó algunas décimas por encima, debe inscribirse en un enfoque general que tiene como objetivo fortalecer a las empresas públicas como proveedoras de bienes y servicios de calidad, transparentando sus costos reales y generando las condiciones que permitan continuar abatiéndolos. Los principales desafíos que enfrentan las empresas públicas pasan por rentabilizar las inversiones, racionalizar sus costos e, insisto, consolidarlas como proveedoras de bienes y servicios de calidad en condiciones de seguridad y acceso por parte de la población y el sistema productivo. De hecho, en esta oportunidad también se buscó contemplar la situación de distintos grupos sociales especialmente vulnerables.
Finalmente, como fue explicitado a lo largo de todo el año pasado, en las múltiples intervenciones en las cuales explicamos la estrategia presupuestal para el período, también había que comenzar a recomponer gradualmente la contribución fiscal de las empresas públicas.
- ¿Usted considera que se podrá cambiar el ADN de la educación, como se propuso en la campaña electoral?
No quiero iniciar una discusión semántica sobre el ADN y la educación. Simplemente registro un hecho. Sin cambios profundos en diversos frentes y en todos los niveles de la educación, no lograremos el salto necesario en el desarrollo que podemos y debemos alcanzar en esta nueva etapa.
Continúo. Una cuarta necesidad fundamental refiere a la valorización de la política. No todo se arregla ni debe arreglarse con dinero. Hace falta que la gente, el pueblo frenteamplista y todos los ciudadanos, sientan la política más próxima, más vinculada a sus vidas, más propia. Ese fue y debe seguir siendo un gran capital democrático del Uruguay. Y se construye todos los días y entre todos. Para nosotros pasa por un fuerte impulso renovador en el Frente Amplio, y también tiene que ver con la humanización de la política, de modo que no sea una mera disputa por el poder.
- ¿Eso tiene que ver con las próximas elecciones a la presidencia del FA?
Ese es un momento importante, que requiere de gran apertura, de profundo sentido unitario y de responsabilidad, pero también de audacia. Yo diría que estamos en un momento refundacional del Frente Amplio. Tenemos la necesidad de reverdecer el espíritu original, generoso, amplio y seregnista de nuestros orígenes. Cuando en una fuerza política progresista las formas, su rigidez y la lucha por porciones de poder sustituyen al debate de ideas y la convivencia unitaria, todo está en peligro.
- ¿Para usted está en peligro la unidad?
No, no creo, pero la unidad no es un fósil intocable, que sobrevive los milenios. Es algo vivo y cambiante, que debe adecuarse a los nuevos momentos. Hay momentos en los que la vida del Frente es de tal aridez, está tan alejada de las verdaderas preocupaciones de los uruguayos, que asusta. Cuando yo me refiero a hacer política, estoy hablando de revitalizar la relación entre el Frente Amplio y la sociedad en su conjunto.
- ¿El FLS tiene ya un candidato para la presidencia del FA?
No lo hemos discutido. Creo que entre todos deberíamos buscar figuras representativas, lo más amplias posibles, independientes. Hay muchos frenteamplistas no sectorizados. Creo que sería una buena señal.
- ¿La crisis de Ancap, la caída de la imagen del gobierno e incluso del propio presidente Tabaré Vázquez en las encuestas no muestran un agotamiento del proyecto de izquierda?
En relación a la "crisis de Ancap", como Ud. la llama, se equivoca quien considere que no nos afectará o, peor aún, que favorecerá a algún sector del Frente Amplio. Todo dependerá de si somos capaces de resolver los problemas, de avanzar, de integrar mucho mejor las empresas públicas al proyecto nacional. Cómo continuar avanzando luego de ocupar el gobierno durante once años constituye parte de los nuevos desafíos que enfrenta la izquierda. Limitarse a comparar con lo que pasaba antes no alcanza. La gente quiere más, quiere mejor y es nuestra responsabilidad darle a la sociedad, a los individuos, el escenario, el clima y los instrumentos para vivir mejor y con más justicia. Once años pueden desgastar o pueden ser la base para un nuevo impulso.
- ¿Cuál es su balance del gobierno de José Mujica?
Ud. me pide que haga el balance de un gobierno que integré desde la vicepresidencia y, además, al cual contribuí en relación a la conducción económica En lo fundamental, el país siguió avanzando, creciendo, generando derechos, manteniendo plenamente sus libertades y su democracia. Mirando la evolución reciente del mundo y la región, no ha sido poca cosa. Por supuesto que hay aspectos en los cuales hubiera preferido otros desarrollos, pero está claro que todos somos responsables, toda la izquierda, habrá tiempo para ahondar sobre diversos aspectos. Quiero, sí, agregar algo que he venido pensando, a partir de la observación de otras experiencias en América Latina, que están en un momento muy negativo, pero también en el mundo, considerado globalmente. Ser de izquierda sigue teniendo un significado muy claro: la prioridad absoluta es cambiar a favor de la igualdad de oportunidades, de la calidad de vida de la gente, de toda la gente y en particular de los que viven de su trabajo en el sentido más amplio.
- ¿Ud será candidato a presidente en las próximas elecciones?
Lo he dicho muchas veces, no está en mi horizonte, ni siquiera me lo planteo. Estoy en otro momento muy exigente y no me voy a distraer con esos cantos.
0 comentarios