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CAUSA ABIERTA

El café que pagó los platos rotos del aburguesamiento de Londres

El café que pagó los platos rotos del aburguesamiento de Londres

Cuando dos hermanos barbudos abrieron un café dedicado sólo a vender cereales en el barrio de moda de Shoreditch, no imaginaban que se convertirían en chivos expiatorios de la ira por el aburguesamiento de Londres.

"Nuestras comunidades están siendo destripadas", sentenció el grupo 'Class War' ('Guerra de clases') antes de las violentas protestas que dejaron el café Cereal Killer lleno de grafitis y siendo objetivo de botellazos.

Los activistas culparon a los "oligarcas", "los jeques" y "los asquerosos promotores inmobiliarios" de la proliferación de apartamentos de lujo prohibitivos para la mayoría de la gente.

Los propietarios del café dedicado a los Kellog's y a 120 marcas de cereales en cajas, los hermanos norirlandeses Gary y Alan Keery, no pertenecen a ninguna de esas categorías, pero su establecimiento, lleno de recuerdos de los años '80 y '90 y donde el bol de cereales cuesta 3 libras (4,1 euros, 6 dólares), se convirtió para los manifestantes en el símbolo del encarecimiento del coste de la vida en Londres.

El café está en Brick Lane, el corazón histórico de la comunidad bengalí en Londres, en la parte de la calle que atraviesa el otrora barrio humilde de Shoreditch.

- Aburguesamiento por esteroides -

Paul Watt, profesor de estudios urbanos en la universidad londinense de Birkbeck, estimó que la protesta de septiembre fue una reacción a la creciente sustitución de viviendas sociales por apartamentos de lujo y de pequeños comercios de barrio por cadenas de cafés o de ropa.

"Es un aburguesamiento mediante esteroides", dijo, refiriéndose a "la creciente corporativización del espacio comercial y las viviendas". "La mayoría son inalcanzables para la gente ordinaria. Están echando a la gente de la ciudad", añadió.

El precio medio de una casa en Londres es de 430.000 libras (578.000 euros, 660.000 dólares) y podría subir a 1 millón en 2020 (1,34 millones de euros, 1,53 de dólares) si los precios siguen aumentando a este ritmo, según el portal inmobiliario Rightmove.

Se han lanzado decenas de campañas a favor de una vivienda asequible, que luchan para salvar de la demolición bloques y barrios de apartamentos sociales, pubs históricos y otros comercios de toda la vida.

"Los precios de alquileres y compra están por los cielos", constató Eileen Conn, que dirige la campaña Visión de Peckham, en otro barrio de Londres que se está transformando rápidamente. "Es como estar atrapado en una inundación... La lluvia de dinero del sistema financiero en el mercado inmobiliario de Londres está propulsando los precios en todas partes, sin importar las necesidades locales".

Conn, una funcionaria jubilada, pelea sin tregua por los pequeños comercios de Peckham, un barrio del sur de Londres convertido en distrito apetecible y de moda.

Un hombre que se siente injustamente afectado por la transformación de Peckham es Yassine Melki, que hace 25 años que tiene un puesto de venta de telas en el mercado del barrio. La próxima instalación de un gimnasio cerca de su puesto le obligará a trasladarse de su lugar habitual a otro más alejado y menos concurrido. "Me siento totalmente abandonado. Son todas estas grandes empresas, somos demasiado pequeños para enfrentarnos a ellas, no les importa cómo vamos a mantener a nuestras familias", dijo este padre de tres hijos nacido en Argelia.

- Empresas sin rostro -

El concejo de Southwark, que obliga a Melki a trasladarse, alega que es parte de un plan más amplio para rediseñar la zona, que acabará atrayendo a más negocios.

Pero Conn, que está defendiendo a Melki, cree que se trata de "un tema recurrente": el de los pequeños comercios marginados ante el avance "de las grandes corporaciones sin rostro".

En abril, en el barrio de Brixton, en el sudeste de la capital, hubo también protestas que acabaron con la rotura de los cristales de una agencia inmobiliaria de alto copete.

Aunque los propietarios del Cereal Killer Cafe no representan a las grandes empresas de las que hablaba Conn, la zona en la que opera está experimentando las mismas tensiones.

Kristian Niemietz, del Institutio de Asuntos Económicos (Institute of Economic Affairs), cree que quienes protestan contra el aburguesamiento están tan irritados por el alto precio de la vivienda como por la pérdida de la etiqueta de barrio 'cool', bohemio, atractivo. "La razón por la que mucha gente se siente atraída por estas zonas es que tienen la reputación de estar de moda, de ser 'cool', vivir en ellas se convierte en el símbolo de un estatus", explicó. "El problema con los símbolos de un estatus es que pierden su valor cuando los adquiere mucha gente", sentenció.
AFP

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