Manochanta dice: No las violé, ellas me pagaban con sexo
Fueron 14 años en los que abusó de la hija de su mujer, a la que convenció de que se trataban de rituales que podían curar a sus dos chiquitos. Por ello, la Justicia de San Juan, Argentina, lo condenó a 19 años de prisión. Tras conocerse el caso, otras mujeres denunciaron que les prometió sanación a través del sexo. Y el acusado se defendió con una frase insólita: “Yo no las violé, ellas me pagaban con sexo”.
Se llama Miguel Angel Delgado Oyola, fue bautizado como el “Manochanta” y el viernes 25 de septiembre la jueza Silvia Peña Sansó de Ruiz, de la Sala I de la Cámara Penal, lo encontró culpable del delito de abuso sexual con acceso carnal, doblemente agravado por la convivencia y su calidad de guardador de la víctima, Bárbara Chaparro, hoy de 29 años.
El caso de Bárbara fue el que destapó todo. Según consta en la denuncia, desde el momento en que Delgado Oyola llegó a la casa de los Chaparro, la familia se desmoronó y él se convirtió en el “salvador” ya que todos los males “eran fruto de brujerías”.
Víctima. Bárbara Chaparro fue abusada desde los 15 años. Con su violador tuvo un hijo (5) y fue obligada a hacerse varios abortos.
Así, comenzó una relación con la mamá de Bárbara y la convenció de que su hija, de por entonces 15 años, era clave para curar a sus otros dos chiquitos enfermos. Según los dichos de la chica, Delgado Oyola hasta tenía un libro en donde decía a qué hora debían “mantener relaciones sexuales, según la posición de la luna”.
Tras la condena, Delgado Oyola ahora está alojado en el penal de Chimbas y, en declaraciones al diario Tiempo de San Juan, dio su versión de los hechos con un relato que se sustenta en el que todos mienten e inventan para inculparlo.
Sí asegura que tuvo relaciones sexuales con Bárbara, pero que fueron de mutuo acuerdo y una vez que se separó de la mamá de la chica.
Fueron varias las veces que Bárbara quedó embarazada y fue obligada a abortar con pastillas, pero para Delgado Oyola esas píldoras eran “para los huesos”. Hoy tienen común un nene de 5 años.
"Un día que fuimos a recoger cartones, ella encontró una revista pornográfica y un libro de curanderismo, de ahí sacó todo", esgrime sobre la denuncia de Bárbara.
Y también niega que se dedicara al curanderismo: "Les ofrecía ayuda espiritual, rezábamos, además yo vendía productos online a base de yuyos que traía de Colombia, pero nada de curanderismo”.
Más inverosímil resultan aún los argumentos que da ante las diversas denuncias de abuso en su contra de sus ex 'clientas'. "Lo que pasa es que a veces mis clientas no tenían plata para pagarme, entonces me pagaban la mitad con plata y la otra mitad con sexo”, dice Oyola, y agrega: "Así tuve un montón”.
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