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CAUSA ABIERTA

Joven usó su herencia para acusar al padre del asesinato de su madre

Joven usó su herencia para acusar al padre del asesinato de su madre

Pelle Brickaman se gastó su millonaria herencia para demostrar que su padre asesinó a su madre en 2011, informa la cadena CBS. La víctima se llamaba Uta y era una científica especializada en leucemia infantil. Estaba casada desde hacía 16 años con John Brickaman Walls cuando fue hallada muerta en su baño.

En principio, se dictaminó como un caso de suicidio, pero el joven Pelle -que tenía entonces 17 años- no creyó en la versión oficial.

Sabía que su padre y su madre estaban muy enfrentados por la custodia de los cuatro hijos.

Investigando un poco más allá pudo reconstruir la pelea entre sus progenitores. Cuando el matrimonio entró en crisis, John acusó a Uta de ser infiel y la echó de la casa.

Los niños seguían viviendo con el padre, lo que tensó aún más la situación interna de la familia.

Cuando la mujer apareció muerta, Pelle fue el primero en enfrentarse con su padre.

John, el padre de Pelle y exmarido de Uta, se convirtió en el primer sospechoso para su hijo y para la policía, e incluso admitió la posibilidad de haberlo hecho.

En el juicio, el joven contó cómo fue: “Estaba en mi habitación cuando mi padre vino con mis hermanos, que estaban llorando, y dijo, 'Uta ha muerto y ellos piensan que lo hice'. Estaba balbuceando, pero entre líneas decía, '¿Soy un monstruo? y ¿Qué si lo hice y no puedo recordarlo?”.

En 2012, Pelle había anandonado la casa familiar, paso previo a investigar el crimen con más profundidad.

Su primera misión fue sacar a sus hermanos pequeños del hogar familiar y ganar la batalla por su custodia. Entonces, John demandó a su hijo para que su familia volviera a casa.

Pelle no dudó: decidió reclamar su herencia para correr con los gastos judiciales. Ganó también esa demanda y finalmente pudo acorralar a su padre por el asesinato de su madre.

Resultó fundamental la nueva pericia que permitió saber que Uta se defendió y luchó por su vida antes de que le inyectaran Xanax.

El jurado finalmente encontró culpable a John Brickaman, pero fue sentenciado a solo 15 años de prisión, al no poderse comprobar que hubo premeditación y alevosía.

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