Ex preso de Guantánamo exigió una casa "grande y amueblada" en Uruguay
El liberado de Guantánamo –la prisión que tiene EEUU en territorio de Cuba– Abu Dhiab, deberá dejar la casa del PIT-CNT en la que vive desde comienzos de diciembre de 2014, cuando llegó a Uruguay junto a otros cinco ex presos. Cuatro de ese grupo de refugiados son sirios, uno es palestino y el otro es tunecino. Todos se alojaron en esa vivienda y ya se mudaron, menos Dihab.
El acuerdo entre el gobierno del expresidente José Mujica (2010-2015) y la central sindical era para que el PIT-CNT le brindara apoyo durante tres meses. Ese plazo ya se cumplió y el PIT CNT reclamó ahora poder utilizar esa vivienda –que arrienda– y en la cual piensa dar refugio a mujeres víctimas de violencia doméstica. También quiso utilizar la casa para dar apoyo a inundados del interior, pero la presencia del refugiado impidió ofrecerla, según dijeron fuentes sindicales a El Observador.
Los ex presos de Guantánamo llegaron al país luego que Mujica aceptó el planteo del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuya intención es cerrar la cárcel que su país tiene en Cuba. La aceptación de Mujica fue en contra de lo que opinó la mayoría de la población, según una encuesta de la consultora Cifra.
Dhiab –que bajó del avión que lo trajo de la isla en silla de ruedas y ahora se mueve con muletas– acepta irse de la casa del PIT-CNT ubicada en la zona de Palermo, aunque puso como condición ser trasladado a un apartamento o una casa "grande y amueblada", dijeron a El Observador fuentes cercanas al refugiado.
También dejó en claro que no irá a vivir a un hotel, que había sido una solución transitoria que se encontró para sus excompañeros de celda que hoy viven en distintas casas de Montevideo.
El sirio Dhiab, que siempre tuvo una actitud hostil y se negó a firmar un acuerdo con el Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana (Sedhu), se entrevistó el jueves pasado con una funcionaria de la cancillería para ajustar detalles de su traslado.
Dhiab –que bajó del avión que lo trajo de la isla en silla de ruedas y ahora se mueve con muletas- quiere una casa "grande y amueblada" para irse de la del PIT-CNT
El acuerdo con el Sedhu, en cuya negociación también participó el gobierno, estableció que a cada uno de los ex Guantánamo se le pagará $ 15 mil por mes, más el arrendamiento de una casa por el lapso de dos años con opción a que sean tres años.
La contrapartida que se les pidió es que deben estudiar idioma español, para facilitar su inserción en la sociedad, y hacer cursos para aprender oficios en el Instituto de Formación Profesional (Inefop). Cinco de ellos, los que firmaron el acuerdo, están estudiando y aún no trabajan.
En el PIT-CNT se habían recibido varias ofertas laborales, pero los psicólogos del Ministerio de Desarrollo Social valoraron que aún no es tiempo de que salgan al mercado laboral. Los refugiados tratan de superar el trauma que les causó estar 12 años presos, torturados por militares de EEUU, sin acusación formal y sin pasar por un tribunal que los juzgue.
Los liberados –con la excepción de Dhiab– desde hace meses están instalados en casas alquiladas por el Sedhu. Dos de ellos se casaron y viven uno en la Ciudad Vieja y el otro en el barrio Buceo. Los otros están en la zona del club Biguá, en Villa Biarritz; otro vive por avenida Brasil y Simón Bolivar, y el restante alquila cerca de Santa Ana y Burgues, en el Cerrito de la Victoria.
Abu Dhiab se negó a firmar el acuerdo con el Sedhu que es el organismo que representa en Uruguay al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). El sirio considera que esa institución, al estar vinculada a la ONU, pertenece a Estados Unidos, y él rechaza todo lo que provenga de ese país. Estando en prisión se enteró que uno de sus hijos murió en la guerra de Siria lo que aumentó su ira contra EEUU al que responsabiliza de su situación. Estando en Guantánamo inició una huelga de hambre y se le alimentó por la fuerza a través de una sonda que se le colocaba por la nariz.
A todo esto, la exviceministra de Relaciones Exteriores, Belela Herrera, cuestionó la demora en el proceso de llegada de la familia de Abu Dhiab. "La operación tiene que acelerarse, está muy dilatada", criticó Herrera en un curso de periodismo y derechos humanos organizado por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos.
Dhiab espera la llegada de su esposa, su madre, su suegra y cuatro hijos que están en la frontera entre Siria y Turquía, aguardando a que el embajador de Uruguay en Líbano vaya a buscarlos, relató Herrera.
El niño sirio tuvo "mucho afecto"
El INAU "facilitó" el vínculo entre el niño sirio y su padre cuando este fue enviado a prisión por haber entrado a Uruguay con documentos falsos en su viaje rumbo a Alemania, dijo el viernes el director Dardo Rodríguez durante la interpelación a la ministra Marina Arismendi. Por su parte la secretaria de Estado cuestionó a la magistrada Adriana Graciuzo que trabajó en el caso (hoy exjueza), que incluso prohibió las visitas para que el padre pueda ver a su hijo. Al niño sirio se le brindó "mucho afecto" y se le vinculó con otros niños sirios para que se sienta mejor y pueda conversar con otros de su edad, dijo Arismendi. También el INAU trabajó en tratar de conectar al niño con sus familiares de Alemania. El padre fue liberado por la Justicia luego de pagar una fianza que hizo efectiva la exviceministra del exterior Belela Herrera.
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