El Águila de Atlántida se cae a pedazos
El recubrimiento de piedras de la construcción hoy denominada "El Águila" —y originalmente "La Quimera"— se encuentra en franco deterioro. Pero no solo está en peligro la clásica obra sino también quienes caminen cerca.
Un reciente informe del arquitecto Walter González López recomienda urgentes intervenciones. La ONG El Águila, que él integra junto a otros 300 residentes en Atlántida y Villa Argentina, logró que se señalizara el terreno para evitar el ingreso de autos y ómnibus al predio más cercano. También debería impedirse escalar los barrancos o acampar.
"Ya ocurrieron fuertes desprendimientos en el pasado que obligaron a una gran reparación. En la urgencia o falta de presupuesto, la reparación se efectuó como forma de subsanar males peores y fue de factura regular, y casi sin tener encuenta el excelente trabajo artesanal realizado originalmente, ejecutado con piedras graníticas de color azulado y basálticas de color ocre oscuro", explica el arquitecto González López en el informe al que accedió El País y puede leerse completo en el portal casaseneleste.com.
Si bien la ONG consiguió que la Intendencia creara una comisión de análisis conjunto de la situación, no están conformes con los resultados. Creen que falta tomar verdadera conciencia del estado de deterioro del edificio.
Según el arquitecto González López, por haberse realizado trabajos directamente sobre rellenos apenas compactados y sin mallas de sujeción, "el recubrimiento presenta serias fisuras que auguran un pronto desplome". Por las líneas de rotura no es sencillo determinar en cuánto tiempo se darían los nuevos desprendimientos, pero el peritaje maneja como peor hipótesis que ocurran dentro de semanas nada más.
Por zonas.
Por eso "se recomienda evitar el tránsito humano de todo tipo sobre las piedras del recubrimiento en forma inmediata de modo de evitar daños acelerados a la epidermis pétrea, que incluso pueden provocar daños personales que seguramente causarían graves lesiones e incluso la muerte", afirma el técnico.
En relación al acceso del público al "pico" del Águila, en un diagnóstico anterior efectuado por el arquitecto Ciro Caraballo, se recomienda su prohibición. González López en cambio señala que puede autorizarse pero "en grupos no mayores de cuatro personas por vez. No hay evidencias palmarias de riesgo potencial, más que unas pequeñas fisuras".
En este sector emblemático del monumento y preferido por los 3.000 visitantes que recibe por semana en temporada alta, "se presentan dos fisuras laterales en la baranda que evidencian un mecanismo de ruina, es decir movimientos que presagian una rotura", que se mostraría en su etapa inicial, por lo que sería pertinente no exponerla en demasía, en opinión del arquitecto González López.
En el túnel de acceso, si bien no hay alteraciones estructurales de gran entidad, aparecen filtraciones de agua cuya su solución no es sencilla.
"En esta zona, como en casi toda la obra se nota que fueron efectuadas tareas de mantenimiento de factura regular, que no condicen con el nivel de ejecución de la mayoría de los trabajos originales".
Variantes.
El emplazamiento de la construcción, que data de 1945, estaba a más de doscientos metros de la costa, y era posible llegar a la playa por senderos amigables en vez de los abruptos barrancos que hoy caracterizan su entorno. Por falta de mantenimiento, en 1982 se había derrumbado ya lo que simulaba ser la proa de un barco.
El sistema estructural del cuerpo principal del Águila fue proyectado de modo independiente al túnel y al "barco", y se construyó como un "bunker" con pantallas de hormigón armado continuas.
Un elemento determinante para la caída del "barco" fue el avance de las aguas que terminó dejando sus cimientos expuestos. La edificación de construcciones, caminerías y demás servicios coadyuvaron a interrumpir el equilibrio costero.
Después, como lo recuerda el arquitecto González López en su pormenorizado informe, "todo se agravó con permisos otorgados por autoridades públicas para que empresas privadas retiraran arena en las proximidades de la Piedra Lisa".
La ONG de Atlántida y Villa Argentina se conformó en 2013 y su aspiración es que más personas se sumen para atender asuntos de interés patrimonial y turístico.
El edificio fue mandado construir como lugar de descanso en 1945 por el millonario italiano Natalio Michelizzi, que vivía en Buenos Aires.
La obra se hizo sin planos ni arquitecto.
El Águila ha dado lugar a muchas leyendas. Se dijo que fue pergeñada para destinarla a una capilla. También se comentó que fue una guarida de contrabandistas, y hasta un refugio nazi, versión esta última que podría haberse inspirado en el hecho de que Hitler tuvo una casa en los Alpes germanos llamada "Nido del Águila". Fue construida por Juan Torres, sun planos y siguiendo las directivas del inversor Natalio Michelizzi. Primero se hizo una pieza frente al Río de la Plata.después se agregó la cabeza del águila y por último una construcción similar a la proa de un barco, que finalizaba en la cabeza de un delfín, lo cual se derrumbó.
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