El inesperado antepasado del ser humano
El animal que dio origen a todos los placentarios -un grupo de mamíferos que incluye a las ballenas, elefantes, perros, murciélagos y a nosotros mismos- por fin ha sido identificado.
Un equipo de científicos de distintas procedencias trazó miles de rasgos físicos y pistas genéticas con el fin de rastrear el linaje.
Los resultados indican que todos los mamíferos placentarios evolucionaron a partir de un animal pequeño y peludo que se alimentaba de insectos.
El estudio también reveló en qué época vivió la criatura: después de la extinción de los dinosaurios.
El momento de su aparición siempre había sido objeto de debate en el mundo científico.
Los mamíferos placentarios, a diferencia de los mamíferos que ponen huevos, (como los ornitorrincos), o de los que cargan a sus crías en bolsas (como el canguro), forman un grupo de animales extremadamente diverso, con más de 5.000 especies en la actualidad.
Hay placentarios que vuelan, nadan o corren, y mientras que algunos pesan un par de gramos, otros superan las cien toneladas.
Grandes cantidades de evidencia fósil ya sugerían que el grupo se había originado a partir de una “explosión” de especies, poco después de que desaparecieran los dinosaurios, hace unos 65 millones de años.
Pero una serie de estudios que se concentran en identificar cambios en la composición genética afirmaba que el grupo se había originado hacía 100 millones de años, sugiriendo que algunos placentarios -como los roedores- compartieron la Tierra con los dinosaurios.
Descifrar el pasado lejano basándose en fósiles y animales de la actualidad es una misión supremamente subjetiva.
La Anatomía comparada –la disciplina que, por ejemplo, compara las extremidades superiores de un número determinado de fósiles para determinar cuáles están relacionados– era la única herramienta que tenían los paleontólogos de antes.
Con la llegada de la era de la genética, el estudio de las especies, sus similitudes y sus orígenes, se transformó por completo.
El nuevo estudio aborda el tema de los mamíferos placentarios con una profundidad sin precedentes.
Los científicos invirtieron seis años en desarrollar una base de datos físicos y genéticos 10 veces más grande que las utilizadas anteriormente, e hicieron uso de las nuevas tecnologías para obtener resultados más precisos.
“Muchos siguen creyendo que la anatomía y la investigación paleontológica no han cambiado desde el siglo XIX: nos imaginan sentados en grupos pequeños dentro de un laboratorio describiendo fósiles”, dijo el autor principal del estudio, Maureen O’Leary, de la Stony Brook University, en Nueva York, EE.UU.
“Ésa sigue siendo la esencia de lo que hacemos, pero de una manera adaptada al siglo XXI, y con la ayuda de nuevos softwares que nos permiten hacer frente a problemáticas mayores”, le dijo a la BBC.
Para crear la base de datos, el equipo reunió 4.500 detalles de fenotipo -dieta, longitudes de extremidades, formas de dientes, longitud de pelaje- de 86 especies distintas de la actualidad y de 40 fósiles de animales extintos.
Después añadieron alrededor de 12.000 imágenes detalladas e información genética de todas las especies actuales, y registraron los datos en lo que el doctor O’Leary denominó “un súper matriz” (una especie de hoja de cálculo con observaciones e imágenes) para crear una descripción detallada de los mamíferos que examinaron.
Esta red de datos permitió que más de un investigador incluyera y utilizara los datos fósiles o genéticos, por lo que se convirtió en una misión en conjunto en la que participaron 23 coautores.
“Mediante un software llamado Morphobank, nuestros expertos de China, Brasil, Canadá o EE.UU. o del otro lado de la sala podían trabajar en el mismo estudio al mismo tiempo”, explicó O’Leary.
Al identificar qué rasgos provenientes de especies pasadas se han conservado y la forma en que se expresan, el equipo pudo actualizar los datos fenotípicos y genéticos en un software que realiza estimaciones de relación y edad.
Llegaron a la conclusión de que el animal ancestral apareció 200.000 años después de la extinción de los dinosaurios.
También permitió identificar las características físicas del animal a partir del cual evolucionaron todos los mamíferos placentarios.
Con la ayuda de un artista, los investigadores ilustraron a la criatura y el resultado se puede ver en la imagen de arriba.
Además de resolver el enigma, O’Leary remarca que el estudio y las técnicas utilizadas pueden servir como referente para el desarrollo de futuras investigaciones.
“Acostumbrar a la gente a utilizar grandes cantidades de datos (anatómicos y genéticos) de la forma en que lo hicimos es una tarea que tomará tiempo. Trabajar a gran escala puede resultar intimidante”, señaló el doctor.
“Ya que probamos que es factible, se podría decir que encontramos una manera de crear un árbol de la vida”, concluyó.
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