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CAUSA ABIERTA

El día que la pluma me fagocitó

El día que la pluma me fagocitó

Por Carlos Lemos

“Estoy harta. De tanto en tanto me cambian el nombre. Me calificaron de bolígrafo, después de máquina de escribir, ahora de teclado de computadora. Soy la pluma, carajo, cuándo lo van a entender.”

Los primeros rayos de sol de este sábado apenas se animaban a salir cuando me senté en el escritorio. Ya tenía el mate preparado y el termo bien acomodado para que no se me cayera encima como tantas veces.

A mi alrededor el silencio era total, pues ni siquiera había pulsado el botón para encender la computadora. Estaba solo y sereno. Tomé los dos primeros mates y encendí mi primer cigarrillo del día.

Debo estar loco, pensé, de dónde salió esa queja.

“Soy yo, la pluma”.

Me inquieté, pero como nunca había hablado con ella, la experiencia me pareció fascinante.

“Que le pasa, acaso no me conoce que ni siquiera responde”.

No, no es eso, es que como la uso todos los días nunca me imaginé que algún día hablaría con usted.

“¿Cómo, que usted me usa? La mente soy yo”.

Ahh, sí, entonces debe saber muchas mas cosas que yo, le respondí irónico.

“Pregunte, pues”.

Bueno ahí va la primera, ¿Cómo andamos en materia de salud en el país?

“Podría mejorar solo hace falta un Ministro”.

¿Y en lo que respecta a seguridad?

“Mal. Tanquetas y gorilas como en el 68. Falló la prevención y echaron mano a la represión. Las consecuencias son nefastas”.

Qué me puede decir de los políticos.

¿De cuál de ellos?

No sé, Sanguinetti, por ejemplo.

“Ahh, un notable conspirador con traje de demócrata. Basta leer sus libros.

¿Y Larrañaga?

“Usted se refiere al guapo que anda a caballo y tiene la cabeza vacía. No merece más comentarios”.

¿Y Bordaberry?

“¿Habla del genocida?”

No, no, de su hijo, el senador.

“Bueno ese es un tema muy delicado. El tipo habla como un demócrata pero la sangre tira. Él no tien la culpa de lo que hizo su padre. Pero, en lo que a mí respecta no le juego un solo boleto.”

¿Y Tabaré Vázquez, que parece vuelve a la presidencia?

“Ahh, el oncólogo. Sobre él lo que más me preocupa es que le pida batería de misiles a Obama para fortalecer la seguridad nacional y si es necesario atacar de inmediato a Argentina y Brasil”.

¿Y Lacalle?

“Pero ese hombre ya se retiró, no es problema. La mitad de su Administración ya fue en cana. Es cosa del pasado.”

Usted disculpe, pluma, pero le voy a cambiar de tema: ¿Qué me dice de la libertad de prensa?

“Mientras existan empresarios al mando todo es una gran farsa. Por suerte van cayendo y apareció internet”.

Bueno ahora lo único que falta es que usted me diga que es amigo de Anonymous.

“¿Y por qué no?”

Por la sencilla razón de que son piratas.

“Ahh, sí, cuénteme usted a quiénes le hicieron daño”.

La lista es interminable, se metieron en las cuentas de los bancos, en agencia de inteligencia de todos los gobiernos. Nadie se salva, por favor.

“Pobre gente, ¿no?. Pero usted se olvida que desenmascaran narcotraficantes, que salvaron vidas de mujeres acosadas por cibernautas y que, por si fuera poco, ayudaron y mucho a derrumbar algunos gobiernos opresores. Ni los yanquis ni los rusos pueden con ellos. ¿No es hermoso?”

Yo que sé, presiento que usted me está metiendo en un pozo. Por lo tanto ya no quiero hablar más con usted.

“De ninguna manera. Acá el que termina la charla soy yo. Y le recomiendo que ni encienda la computadora porque ya mismo me consigo otra mano, que hay miles. Dése por despedido”

 

Artículo publicado el 3 de noviembre de 2012 en la web de Causa Abierta

 

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