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CAUSA ABIERTA

“Tiembla Mujica”, Gabriel Pereyra al acecho

“Tiembla Mujica”, Gabriel Pereyra al acecho

Por Calos Lemos

Hay mucha gente equivocada conmigo. Yo no tengo nada contra el columnista del diario El Observador Gabriel Pereyra solo que sus artículos de opinión me hacen reír a carcajadas y no lo puede remediar. A veces debo confesar que me hace enojar un poco cuando se despoja de toda dignidad y defiende a Ricardo Peirano como si fuera su papá y no su patrón.

La última vez que me calentó un poco fue cuando, según él, en pos de la libertad de prensa escribó un artículo muy desagradable provocando que sus colegas se le fueron encima porque sin necesidad alguna su diario informó que Breccia se retiraba del cargo por padecer cáncer. Y hubo reacciones muy fuertes contra su medio de prensa.

Todos los medios informamos lo mismo, solo que con mayor sobriedad.

Es que no había en el país un solo cronista que no supiera que el ex jerarca padecía la terrible enfermedad como miles de uruguayos.

Sin embargo, el chico del diario económico se enfandó: “El cáncer de Breccia y la estupidez del resto”, tituló y “Causa Abierta le respondió de inmediato: Ahh, hijo de Peirano, ven a mí..

Este lunes, el colega Pereyra se descolgó con un artículo en el que se autoproclama como el Mesías. ¿Piraste Gabriel, o realmente tenés una idea acabada de lo que escribiste.

El título es atrayente: “Dos periodistas mentirosos”, pero lo escrito abajo me preocupa, honestamente, por tu salud mental.

“Mentirosos. Se lo dijeron una y otra vez, a ellos y al diario. Mentirosos que atentan contra la investidura de la autoridad. Mentirosos porque dan por ciertas cosas sin tener ni un papel que lo demuestre, ni un documento.”, comienza el buen hombre y uno espera algo interasante.

Y sigue “Algunos avisadores del diario empezaron a emigrar ante tanto escándalo. Los abogados se arrancaban los pelos porque con el desmentido llegaba la amenaza del juicio.”

Hasta allí me atrapaste.

Casi me pongo de tu lado sin más vueltas cuando tu prosa sigue: “Un día los periodistas anunciaron que publicarían que un gobernante había mentido y el gobernante les espetó: “Si publican esa historia (la directora del diario) se va a agarrar las tetas en una máquina de escurrir ropa”.

Qué interesante, Gabriel.

“¿De qué lado están ustedes?”, les preguntaban al diario y a los periodistas. “¿de los desestabilizadores o de la institucionalidad’”, se pregunta Gabriel y casi me erizo.

“La TV demoró un poco en subirse a la información primero porque le resultaba poco “televisiva” y después porque la única fuente era el diario, no había documentos, y el gobierno desmentía.”

Mirá vos.

“Día por día, semana a semana, todas las crónicas eran públicamente desmentidas buscando generar miedo, desacreditar a la fuente. Cada día todos esperaban los informes oficiales cuestionando los “infundios” de esos periodistas.”

Horrible, Gabriel, horrible.

El alma se me cayó al piso cuando recuerdas que “Los periodistas en cuestión eran Bob Woodward y Carl Bernstein; el diario era el Washington Post; el gobierno que desmentía era el de Richard Nixon, que tuvo que renunciar el 9 de agosto de 1974. Cuando se habla del caso Watergate se obvian ciertos detalles que solo importan a los periodistas, el sufrimiento cotidiano de soportar el descrédito de los que viven de la mentira, la presión sobre el negocio y los avisadores, el temple que hay que tener para soportar, día a día, que mentirosos profesionales pongan en tela de juicio un trabajo nunca perfecto pero con pretensiones de verosimilitud.

Es cierto Woodward y Bernstein sufrieron un poquito y siguieron adelante hasta hacer polvo al imbécil de Nixon. Bien merecidos tuvieron después el premio Pulitzer.

Pero tu último párrafo es maravilloso, además junto a la nota aparece la foto del desagrable ex presidente de EEUU.

“En estos días en que quienes le mintieron a todo el país se erigen en fiscales de quienes informan, le endilgan intencionalidades, presionan para un lado y luego presionan para que no se sepan de esas presiones, hay que echar mano al temple de quienes elevaron las miserias cotidianas de un gobierno a la escala de mito, un mito en el que la verdad, aunque sea tarde, se impone a la horda de mentirosos.”, es tu remate.

El tremendo problema que tú tenés es que todas las “fuentes” se fueron al carajo. Blancos, colorados, frenteamplistas y hasta el chorizero de la esquina de mi casa le dieron la espalda a El Observador.

Che, ¿no conseguiste a nadie? ¿Qué horrible no?, ¿Tanto teje y maneje y se fue todo al diablo. Hablá con tu amigo de Búsqueda, él capaz que te consigue alguno.

En lo que a mí respecta no veo ningún parecido entre tú y Woodward y Bernstein. Es más agregaría que dejaras de ver tantas películas de Robert Reford que son espantosas.

Por otro lado, me pregunto: ¿tu nota va dirigida al presidente José Mujica y tu intención es derribarlo del gobierno.?

Te adelanto que aquí en Uruguay no entregamos el Pulitzer y si tu intención es rozar al “Pepe” estás frito amigo.

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