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CAUSA ABIERTA

OEA: Cadáveres que hablan

OEA: Cadáveres que hablan

Por Carlos Medina Viglielm
Como el protagonista de una película más, de las tantas que últimamente produce Hollywood con historias de zombis, el Secretario General de la OEA, el uruguayo Luis Almagro y para vergüenza de sus compatriotas, lanzó toda una descarga de acusaciones contra Venezuela y en particular contra el gobierno encabezado por Nicolás Maduro.

Las acusaciones son graves y el momento en que se hacen muy bien elegido, a pocos días de las elecciones. Elegido no por Almagro, sin dudas, sino por quienes lo pusieron allí o sea, la administración norteamericana. Latinoamérica y no solo Venezuela, sufre por estos días una serie de ataques organizados desde los EUA, con el fin de recuperar terrenos perdidos en lo que considera su patio trasero.

Y lo hace con bastante premura ante el incontenible avance de dos formidables contrincantes como son, Rusia y la República Popular China, que han sido bien recibidos en el continente. Huelga de camioneros en Brasil tratando de tumbar a Dilma Rousseff y toneladas de basura propagandista de Macri, el candidato de la derecha argentina, con el fin de ganar en la segunda vuelta de las elecciones en ese país. El panorama es bastante oscuro y las perspectivas no muy alentadoras.

Almagro “al frente” de la OEA sale a vociferar contra Venezuela, en momentos en que arrecian los ataques que encabeza el ex presidente español Felipe González con la ayuda de los fascistas del Partido Popular y los narcolombianos de Uribe radicados en Miami, más algunos “líderes” de la derecha sudamericana como el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti. Y lo hace en el mejor estilo de los cipayos de otras épocas, cuando los embajadores yanquis compraban a los cancilleres latinoamericanos por cinco o diez mil dólares por cada voto en contra de Cuba.

Almagro llega a comparar al sedicioso Leopoldo López con Wilson Ferreira Aldunate, uno de los líderes del partido Nacional (uruguayo), que fuera detenido por la dictadura en vísperas de las elecciones (1984), en las cuales ganaría Julio María Sanguinetti. Los militares quisieron asegurar la victoria de su candidato (que había sido ministro de cultura del dictador Juan María Bordaberry), deteniendo a los líderes del partido Nacional (Ferreira Aldunate) y del Frente Amplio (Líber Sergni).

Lo que al parecer ha olvidado Almagro, es que ni Wilson Ferreira ni Liber Seregni, convocaron a realizar desmanes en la vía pública como hizo Leopoldo López (junto a Corina Machado y Antonio Ledezma), lo cual ocasionó la muerte de más de cuarenta personas. Todo en contra de un gobierno legítimamente elegido, en una de las elecciones más controladas de la historia del mundo.

Almagro “hace los mandados” tomando partido por los golpistas que, al igual que hicieron contra Salvador Allende en Chile en 1973, pretenden retomar el poder económico en Venezuela y entregarlo a los amos yanquis. La OEA, el Ministerio de colonias yanqui, es un organismo muerto, con una triste y desgraciada historia de contubernio con el Imperio. Lo que ha hecho Almagro quedará como anécdota de la vergüenza, o como un chiste -atrasado-, de halloween: los cadáveres hablan.
Nueva Trinchera

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