La Casa Blanca dice que los espías atrapados no harán mella en las buenas relaciones con Rusia
El caso de espionaje en favor de Moscú desarticulado en EE.UU., en el que se han detenido a diez personas, "no afectará las relaciones" entre Estados Unidos y Rusia, aseguró hoy la Casa Blanca. En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, indicó que las relaciones entre los dos países se encuentran en su mejor momento desde la etapa de enfriamiento padecida durante el mandato de George W. Bush.
Tras apuntar los logros obtenidos desde que ambos países declararon un "nuevo comienzo" en la relación bilateral el año pasado, y que incluyen la firma de un acuerdo de reducción nuclear, Gibbs aseguró que el caso de espionaje "no afectará las relaciones".
El presidente ruso, Dmitri Medvédev, visitó Estados Unidos la semana pasada y se reunió con el presidente estadounidense, Barack Obama, el pasado jueves en la Casa Blanca.
Obama, reconoció hoy Gibbs, tenía conocimiento de la operación que preparaba la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) contra los sospechosos pero "no" sacó a relucir el asunto con su homólogo ruso, con el que sí abordó asuntos como las relaciones económicas, los programas nucleares de Irán y Corea del Norte o la cumbre del G20, que se celebró el pasado fin de semana en Canadá.
En dos comparecencias ante la prensa esta jornada el presidente estadounidense declinó responder a preguntas sobre el caso de espionaje, que retrotrae a la época de la Guerra Fría.
Según la Fiscalía de Nueva York, durante décadas los supuestos espías residieron en áreas suburbanas de Nueva York, Nueva Jersey y de Washington y llevaron las vidas de cualquier ciudadano estadounidense.
Los sospechosos se mezclaban con el resto de la población y desempeñaban trabajos que no llamaban la atención, pero su actividad real era la de cualquier espía de manual, según los documentos presentados por la fiscalía ante un tribunal federal de Nueva York.
Trabajaban en parejas para Rusia -algo que el ministerio de Exteriores de ese país negó hoy y calificó de acusación "malintencionada"- tenían identidades y pasaportes falsos, se reunían en secreto, escribían con tinta invisible y enviaban sus mensajes por radio a través de onda corta, y hasta tuvieron hijos en común para hacer más realista su situación en Estados Unidos.
Al llegar hoy a la fiscalía de Manhattan, el fiscal Michael Farbiarz dijo que "ésta es sólo la punta del iceberg", al referirse a los acusados y a una investigación que los agentes del FBI siguieron durante al menos siete años en Nueva York, Nueva Jersey, Massachusetts y el norte de Virginia.
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