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CAUSA ABIERTA

Voto en blanco en Uruguay: elecciones municipales apáticas, sin festejos y con una ciudadanía que castigó duro al oficialismo

Voto en blanco en Uruguay: elecciones municipales apáticas, sin festejos y con una ciudadanía que castigó duro al oficialismo

Desde 1971, cuando rondó el 30%, el Frente Amplio no había dejado de crecer en Montevideo. Ricardo Ehrlich llegó a superar el 60% en 2005, pero tras su gestión la izquierda perdió 11 puntos en la capital. Ana Olivera ganó ayer con menos del 50%. Olivera, cuya candidatura fue discutida en la propia interna frentista, ganó las elecciones departamentales en la capital con menos del 50% de los votos, lo que significa una pérdida de más de 10 puntos respecto de la pasada victoria de Ricardo Ehrlich en 2005. En 1971, el Frente Amplio registró el 30.1% de los votos en la capital del país. En 1984 la coalición de izquierda creció y alcanzó el 34.1%, aunque esos comicios departamentales consagraron intendente al colorado Aquiles Lanza. En el año 1989, Tabaré Vázquez se erigió como el primer intendente de izquierda de la capital, alcanzando el sillón departamental con el 36.8% de los votos válidos. Mariano Arana lo sucedió en 1994 registrando el 44.9% y repitió la victoria en el año 2000 con otro incremento, colocando al Frente Amplio en el 58.3% del total de los montevideanos que emitieron votos válidos.
En las elecciones anteriores el Frente volvió a crecer y tocó su techo. Además de ganar a nivel nacional y hacerse de la Presidencia de la República, el candidato de izquierda Ricardo Ehrlich llegó al Palacio Municipal de 18 y Ejido con el 60.9% de los votos válidos.
Diferentes dirigentes del FA coincidieron en que más allá del triunfo de Olivera, hubo una clara señal de descontento de parte de la ciudadanía, y sobre todo de simpatizantes de la coalición de izquierda, cuyas razones deben analizarse y tenerse en cuenta.
La baja de más de 10 puntos en cinco años y el alto porcentaje de votos en blanco fue de lo más comentado y lo que generó mayor preocupación entre los dirigentes frenteamplistas en la noche de ayer. Dos de quienes opinaron en ese sentido fueron Daniel Martínez (Partido Socialista) y Carlos Varela (Asamblea Uruguay), ambos precandidatos a la comuna capitalina.
Según Martínez, para el Frente Amplio es necesario "debatir con fraternidad" la forma de elección del candidato a la intendencia, "sin cobrar facturas", sino para "fortalecer" la fuerza política. Recordó que se reunió con decenas de personas identificadas con el Frente, que querían votar en blanco y que intentó convencer de que se volcaran por la contraria.
Por su parte, Varela dijo que en principio no se llegó a la votación esperada en Montevideo, pero que ese dato "hay que leerlo con mucha tranquilidad", ya que el FA le gana a todos los partidos juntos luego de 20 años de gobierno. Pero añadió que "hubo un aumento muy importante del voto en blanco, muy sobre la media histórica del Uruguay, que es un mensaje que la gente nos está dando".
Agregó que "allí hay muchos frenteamplistas que no se van a los partidos tradicionales, pero que nos dicen que hay que mejorar. Es una actitud que debemos escuchar y contemplar".
Pasados los días, con el análisis de cada circuito "por edades y procedencia territorial", se deben sacar conclusiones para "seguir trabando y mejorando lo que hacemos en Montevideo desde la gestión municipal y fundamentalmente lo que hacemos como fuerza política en el departamento", concluyó Varela.
Frío. En 2007, Raúl Sendic dijo que el Frente Amplio ganaría en Montevideo "aunque el candidato fuera una heladera". Y la sensación de frío fue la que primó en la sede de la coalición de izquierda ayer a la noche.
Pese a la holgada victoria sobre los otros partidos, los "festejos" estuvieron muy lejos de parecerse a los que se dieron en las victorias electorales de Vázquez, Arana y Ehrlich.
Unos 250 militantes y varios dirigentes se congregaron en Colonia casi Ejido para saludar a la candidata electa, quien luego de dar una declaración a los periodistas -en la que no aceptó preguntas y adelantó que se tomará 72 horas para evaluar lo ocurrido y descansar- salió al balcón, fue aplaudida e intentó darle un poco de calor al festejo.
Olivera destacó que "luego de 20 años de gobierno departamental, la ciudadanía ha renovado su confianza en esta fuerza política" y que en Montevideo el Frente Amplio sigue reuniendo más votos que los de toda la oposición sumada. Además, dejó "sellado el "compromiso de cumplir el programa".
Olivera realzó el hecho de ser la primera mujer elegida intendenta en la capital, recordó especialmente a la extinta dirigente Alba Roballo y adelantó que recorrerá diferentes zonas de la ciudad antes de asumir el cargo el próximo 8 de julio.
Un dato que se manejaba en la sede del FA es que si bien esa fuerza política votó peor que en 2005, puede tener más representación de ediles en la Junta Departamental que los actuales, debido al alto porcentaje de votos en blanco.
En Montevideo el Partido Nacional se ubicó como la segunda fuerza (superando el 20%), hecho que no lograba desde 1971 en que por primera vez se presentó el FA. El Partido Colorado rondó el 19% y tuvo una baja importante, aunque según el politólogo Daniel Chasquetti, Ney Castillo fue el segundo candidato más votado después de Ana Olivera.
Del Sacre Coeur al Partido Comunista
Todavía se reúne con ex compañeras del colegio católico
Sus antiguas compañeras en el colegio Sacre Coeur de 8 de Octubre, con muchas de las cuales todavía se reúne al menos una vez por año, la definen como una mujer "macanuda" y "muy solidaria".
Su madre era profesora de Historia y Literatura en el colegio religioso donde hoy se asienta la Universidad Católica. Algunas de sus ex compañeras la recuerdan como una alumna "traga".
"Cuando había que colaborar con instituciones como el Hospital Pereira Rossell o alguna otra, ella era la primera que se apuntaba", asegura una de sus amigas.
"Era bajita y caderona; la típica perita", la describen; "no recuerdo que tuviera un grupo particular de amigas, porque las chicas tenían cierta reticencia debido a que era hija de la profesora".
Ana nació el 17 de diciembre de 1953 y pasó su infancia en el barrio La Blanqueada. De su madre heredó la vocación por el profesorado y en su hogar se impregnó de las inquietudes políticas y sociales que también contagiaron a muchos jóvenes en la década del 60.
Tenía 18 años cuando, en 1972, pasó a la clandestinidad militando con el MLN-T. Pocos meses después emprendió un exilio que la llevó al Chile de Salvador Allende, a Cuba y, finalmente, a Francia, adonde se afilio al Partido Comunista.
"En París fue limpiadora, cantinera y, los fines de semana, ayudante del anciano y sublime pintor cubano Wilfredo Lam, entonces de 80 años con el que salían a pasear (él en silla de ruedas) por museos, parques, y teatros", según evocó Eleuterio Fernández Huidobro.
Votación por alcaldes no superó el 30% en Montevideo
Raúl Mernies
El nuevo modelo descentralizador que creó ocho municipios en Montevideo experimentó un fracaso contundente en la capital. Las encuestadoras estimaban que la votación por alcaldes tuvo un ausentismo superior al 70%.
Según Factum, en Montevideo, nueve de cada 10 ciudadanos no votó por un alcalde. La encuestadora Equipos Mori, la más optimista de todas, señaló que más de la mitad no lo hizo, mientras que Luis Eduardo González, de Cifra, estimó que solo el 30% de los montevideanos había introducido la papeleta pequeña en el sobre.
El politólogo Oscar Botinelli, de Factum, sostuvo que de esta forma los alcaldes montevideanos serán elegidos con un porcentaje "muy escaso" de votos, lo que podría no ser verdaderamente representativo.
La senadora y primera dama Lucía Topolansky reconoció que "en Montevideo es prácticamente lo mismo" tener alcaldías o no, porque "la ciudadanía ya está acostumbrada a la descentralización y los gobiernos locales".
Topolansky, que vive en su chacra de Rincón del Cerro junto Mujica, perteneciente al Municipio A, votó en Pocitos, que está bajo la jurisdicción del Municipio CH.
El vicepresidente de la República, Danilo Astori, admitió, respecto al tema alcaldías, que "la explicación no ha sido suficiente". Astori votó en La Teja, pero vive en Malvín hace varios años, por lo que no pudo elegir a su propio alcalde. Sobre esto dijo que debe realizar una "autocrítica", ya que tendría que haber efectuado el traslado de la credencial.
Consultada sobre la importancia de los alcaldes, Ana Olivera consideró, al igual que Lucía Topolansky, que serán más importantes que los ediles en un futuro.
Los especialistas estiman que la falta de interés del electorado capitalino a la hora de votar autoridades para el novel tercer nivel de gobierno puede tener varios argumentos, entre los que se destacan la imposibilidad de votar "cruzado" (intendente y alcalde de diferentes partidos), la desinformación respecto de los límites o las competencias del nuevo Consejo Municipal y el elevado porcentaje de montevideanos que vive fuera de la zona en la que tiene registrada la credencial.
El Frente Amplio, que presentó un postulante único en cada municipio, fue el partido que hizo campaña más fuerte en materia de alcaldías, haciendo, incluso, que sus candidatos salieran en las pantallas de televisión.
En Montevideo había 101 candidatos que se disputaban las ocho alcaldías creadas.
El volumen de ciudadanos que reside bajo la circunscripción de cada uno de los ocho municipios es relativamente parecido, y aunque las oscilaciones promedian los 130.000 habilitados en cada uno, hay una diferencia importante entre el Municipio B (Centro, Cordón, Ciudad Vieja), en el que hay unos 96.000 habilitados para votar, y el Municipio A (Belvedere, La Teja, Cerro, Pajas Blancas), en el que los ciudadanos superan los 153.000.
Aún no hay datos oficiales de la Corte Electoral respecto de los niveles de votación en Montevideo, ni de los posibles ganadores de las alcaldías. El organismo tiene previsto oficializar esas cifras recién en el correr de la tarde de hoy.
En tanto, los candidatos a la intendencia de Montevideo por el Frente Amplio y los partidos tradicionales, hicieron sus primeras lecturas con cargas de optimismo y tratando de ver únicamente lo que les favoreció sin intentar una autocrítica o al menos un análisis ajustado lo más posible a la realidad. Tal vez eso quede para los días venideros. Es un hecho que el Frente Amplio por quinta vez consecutiva volvió a conseguir el respaldo de la ciudadanía en Montevideo, el padrón electoral que con Canelones asegura victorias en comicios nacionales, y lo celebró a nivel dirigencial pero no en la calle. Sintomático esto último para una fuerza acostumbrada a movilizar multitudes y captar el voto de los jóvenes. Tanto a la futura intendenta Ana Olivera, la primera mujer electa directamente para ese cargo, como a los dirigentes de primera línea de la izquierda no se les ocurrió pensar que el FA estuvo claramente por debajo de sus últimas elecciones. El politólogo Adolfo Garcé señaló una vez en un almuerzo de ADM que el desgaste lleva al partido en el poder –hablaba del gobierno nacional- a perder 7 puntos porcentuales de una elección a otra, aunque esa regla no se daba estrictamente para el Frente. Evidentemente el estar 20 años comandando la capital comenzó a hacer mella al menos en el sector de la población que no le renovó la confianza a la coalición que tuvo su primera victoria con Tabaré Vázquez en 1990. El Partido Nacional, tras la elección del domingo, mostró un buen humor que contrastó con el resultado electoral que dejó en claro que casi 8 de cada 10 montevideanos optaron por otras ofertas políticas. Los blancos hablaron de “votación histórica” por haber quedado en segundo lugar, aunque bastante relegados de la izquierda. Los legisladores rodearon a los dos candidatos que presentaron y que les dieron “una gran alegría”. Nada se dijo de la derrota. Los colorados fueron los más cautos. Quedaron terceros pero igual para su molino llevan agua y destacan que el postulante individual más votado, después de Ana Olivera, fue Ney Castillo, el hombre que eligió Pedro Bordaberry. Hasta ahora no se analiza, al menos públicamente, el mensaje que quisieron dar los ciudadanos que optaron por votar en blanco que fueron 13% del padrón, un guarismo en aumento y que quedó por encima de la media tradicional del 10%. Los blancos dejaron entrever que hubo frenteamplistas disconformes con la gestión en la capital pero igual no les dio para dar el salto y respaldar a otro partido. Tampoco se utilizó aún políticamente el hecho de que 6 de cada 10 uruguayas no quiso elegir alcaldes que son la base del nuevo proyecto de descentralización –este de alcance nacional – que delineó el gobierno del Frente Amplio. (Fuentes El País y El Observador)

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