El coleccionista que se come sus insectos
Georges Brossard ha pasado los últimos 35 años en una apasionada búsqueda de insectos, durmiendo entre ellos e incluso de vez en cuando comiéndose un grillo o una hormiga. El coleccionista pasa seis meses al año viajando por el mundo, en busca de especímenes para “museos de insectos” llamados insectarios. El Insectario de Montreal, abierto hace 20 años, fue idea de Brossard.
Él donó 250.000 insectos de su colección cuando comenzó.
Hoy es el mayor insectario en América del Norte y uno de los mayores del mundo.
Atrae cerca de 350.000 visitantes cada año.
Los visitantes llegan a ver los bichos vivos y muertos en exhibición. Incluye una colección de insectos de más de 145.000 especimenes preservados y cerca de 100 especies vivas de artrópodos.
Pero hay más cosas que atraen a los visitantes. Como atracción añadida, están los eventos en que cocineros profesionales preparan bichos para que miles de turistas los prueben.
Grillos con sabor a queso
“A veces eran porciones diminutas, pero otras veces había grandes escorpiones sazonados con especias asiáticas”, dice Francois Ouellet, del Jardín Botánico e Insectario de Montreal.
“Para algunas personas, probar los insectos más grandes fue demasiado. Para otros fue tal vez la experiencia de confrontar un temor, y una vez lo hicieron, el temor desapareció. No te hicieron daño y tuvieron buen sabor”.
En las ocasiones en que no hay exhibiciones de insectos, los visitantes pueden probar los bichos en la boutique del insectario, donde venden cajas de grillos con sabor a sal y vinagre, barbecue o queso y tocineta.
También venden chupetas que contienen gusanos. Es más, el insectario cría sus propios grillos con ese propósito.
“Son especialmente criados en el insectario para que los vendamos”, dice Enza Cacciatore, de la boutique del insectario.
“Así que le intentamos explicar a los niños que no deben recoger los bichos del suelo y comérselos porque no son la misma clase de bichos”.
Bajo en grasa
Cacciatore dice que los compradores en su mayoría son niños y adolescentes. Pero agrega que más personas deberían considerar comprarlos por que “son muy buenos para ti. Tienen buenas proteínas, cero grasa y son perfectos para una merienda”.
Continúa diciendo que “la gente utiliza el insecto cocinado encima de ensaladas, en vez de pedazos de tocineta. Seguro, no lo usarán todas las noches, porque cuesta cerca de US$4,50 la caja. Pero si tienen fiestas, es un buen tema de conversación para la fiesta”.
Brossard también concuerda con el insectario en que es importante desmentir los mitos acerca de los insectos.
Cree que los humanos pueden aprender mucho de los insectos.
“Los insectos han encontrado un modo de vida que los humanos todavía no consiguen”, dice. “Hay guerra esta mañana, hay problemas en todo el planeta y los insectos no tienen problemas. Saben como usar la vida, la naturaleza, y se la dejan a sus sucesores”.
Mariposas de Hollywood
Brossard ha estado enseñándole al mundo acerca de los bichos mediante su serie de televisión “Insectia”, que se transmitió en 150 países en todo el mundo.
“La Mariposa Azul”, protagonizado por William Hurt en 2004 también estaba basada en un episodio de la vida de Brossard. El filme se trata de un niño con cáncer Terminal, que le pide al coleccionista que antes de morir le atrape una mariposa azul difícil de conseguir. “Lo llevé a México, porque es el sitio más cercano donde se consigue la mariposa azul”, agrega.
“Él atrapó su mariposa azul…Hoy tiene 27 años de edad. Como puede ver, 20 años después, sigue vivo. La gente dice que es un milagro”.
Brossard sigue viajando por el mundo coleccionando insectos para su insectario y dice que continuará “hasta el final”.
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