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CAUSA ABIERTA

A más canas, polvos con más ganas

A más canas, polvos con más ganas

¿A quién se le ocurría pensar, hace una década, que a los 75 años un venerable señor usara la cama con fines distintos a dormir y a toser? A pocos, la verdad. Siempre pesa más la costumbre de prejuzgar y, en este caso, de creer que las canas y las arrugas pensionan a las personas de la cintura para abajo. Nada de eso. Distintos estudios han venido demostrando que a esa edad el sexo no sólo existe, sino que gusta, se practica y se disfruta, como dice la más reciente investigación sobre el tema. Sus autores, que analizaron datos de 6.000 personas entre los 25 y los 85 años, concluyeron, por ejemplo, que siete de cada diez señores, entre los 75 y los 85 años, disfrutan del aquello como Dios manda. El porcentaje nos favorece menos a las mujeres de esa edad, pues ese gusto lo experimenta apenas la mitad; hay que decir, claro, que esto ocurre porque se quedan sin pareja, antes que los hombres. Esta diferencia ratifica que la vida sexual para ellos se mantiene, en promedio, hasta diez años antes de morir, mientras que a nosotras la sequía nos puede durar hasta 20 años antes de fallecer.Aquí el problema no es vivir, pues cada vez duramos todos más, sino hacer lo posible por mantener activo, y en buenas condiciones, el kit gonadal, que viene diseñado para funcionar hasta el final.Eso dice la biología, claro, porque la sociedad pacata tiende a ver con malos ojos a una pareja de abuelos entrando a un motel. No es para menos: sin saber por qué nadie concibe que las canas compaginen con una erección o que las mujeres prefiramos fantasear en una cama que dedicarnos a tejer o a cultivar una vocación tardía.Todo el mundo debería saber que a los 55 años, edad considerada por muchos un punto de declive de la vida sexual, a los hombres les esperan 15 años más, según los estudiosos de la Universidad de Chicago, de ejercicio del bueno bajo la cintura y a las mujeres como mínimo 11 años de pura alegría. ¡Qué buena noticia!Va siendo hora, señores y señoras, de adoptar una nueva máxima: 'Mientras haya vida, siempre puede haber polvos', así que a prepararse desde ya para asumir a esa edad el sexo sin prevenciones, sin pena y con el ánimo dispuesto a sacarle gusto cuanto se pueda. Yo prometo hacerlo, hasta el último suspiro. (Por Esther Balac, El Tiempo)

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