"Terremoto bíblico"
Dos poderosos seísmos revivieron el terror el viernes en la zona más afectada por el terremoto y tsunami que asolaron Chile, con saldo de 800 muertos, coincidiendo con la visita del jefe de la ONU, Ban Ki-Moon, quien comprometió 10 millones de dólares de ayuda a su llegada. Dos fuertes réplicas, una de magnitud 6,6 y otra de 6,0 sacudieron el viernes Concepción, causando escenas de pánico y caída de material de edificios, constataron periodistas de AFP. En total Concepción -segunda ciudad de Chile, 500 kilómetros al sur de Santiago- tuvo seis réplicas en menos de tres horas la mañana del viernes cuando los pobladores estaban refugiados en sus casas por el draconiano toque de queda ordenado desde el fin de semana pasado, extendido las últimas tres noches a 18 horas por los saqueos y pillajes de los primeros días.
El viernes llegó a la capital chilena el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon.
"Las Naciones Unidas envían 10 millones de dólares del Fondo de Respuesta de Emergencia Central, en una transferencia en efectivo al Gobierno", dijo en rueda de prensa en el Palacio de Gobierno junto a la presidenta del país, Michelle Bachelet.
La ONU "va a acompañar a Chile en la emergencia, acompañando técnica y financieramente la reconstrucción", dijo Bachelet.
El secretario destacó la colaboración de Chile en el seísmo de enero en Haití, señalando que los dos terremotos "nos brindan lecciones porque tenemos que estar preparados con una estructura para prevenir estas catástrofes, reducir los riesgos y trabajar en conjunto".
Antes, Bachelet se había reunido con el empresario Sebastián Piñera, presidente electo de Chile que asumirá el cargo el próximo jueves.
Los dos acordaron las medidas para una transición fluida que garantice que todo el operativo de emergencia establecido en las zonas afectadas no se altere.
Mientras, la Marina chilena destituyó el viernes a Mariano Rojas, director del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico (SHOA), cuestionado por no entregar información clara y precisa del devastador tsunami que siguió al terremoto del sábado pasado.
La Marina ya había aceptado su responsabilidad por haber descartado tempranamente el tsunami, que se abatió después en el litoral chileno.
El viernes el viceministro Patricio Rosende citó que el nuevo número de chilenos fallecidos y que están identificados es de 452, contra 279 que dio la víspera.
Rosende no señaló cuántos son los fallecidos no identificados ni los desaparecidos.
La razón del cambio en la metodología del balance fatal tiene su origen en que el jueves Bachelet señaló que en el balance de casi 600 muertos que se declararon en la región del Maule (la más afectada) se habían incluido 200 personas que en realidad están desaparecidas.
Bachelet evocó el jueves por primera vez el tema de la reconstrucción, el mismo día que las retroexcavadoras comenzaron a recoger escombros en lugares donde había seguridad de que no había personas enterradas.
La reconstrucción durará "prácticamente todo el gobierno próximo o por lo menos 3 años", dijo en una entrevista de radio.
"Chile tiene recursos para una cantidad de acciones, pero vamos a tener que pedir crédito al Banco Mundial u otras entidades", agregó.
El viernes en Concepción las personas siguieron montando guardia en las puertas de sus casas y haciendo fogatas en previsión de saqueos, aunque el desplazamiento desde mediados de la semana de 14.000 soldados ha normalizado la situación de orden público.
Aún así entre la noche del jueves y la mañana del viernes, 327 personas fueron arrestadas en las zonas afectadas, 216 de ellas por violar el toque de queda, según un balance del subsecretario Rosende.
Fuerzas militares mantienen un férreo resguardo de la ciudad y continúa el reparto de víveres, que se realiza de forma ordenada casa por casa. Adicionalmente comedores reparten comida caliente a la población.
En las zonas costeras, buzos y perros de rescate continúan buscando los cadáveres que comenzó a expulsar el mar.
En las poblaciones costeras es donde hay más desaparecidos, probablemente arrastrados por el mar, señaló el ministro de Exteriores, Mariano Fernández, que definió la tragedia como "un terremoto bíblico".
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