¿Es usted adicto a otra persona?
Identifique las características que indican dependencia a una relación y sus consecuencias. "Imagine la escena: en pleno centro comercial, mi esposa, ajena a cuanto hay a su alrededor, me reclama a gritos la pérdida de la billetera. Me grita, me dice imbécil, me empuja... Aun así busco un teléfono y bloqueo las tarjetas.
"No he acabado de colgar, cuando siento su bofetada y su grito otra vez, delante de media humanidad: ’Usted es un irresponsable... Sólo los irresponsables pierden las billeteras.
¿Acaso la dejó en la casa de alguna vieja?"
No era, según César, la primera vez que esto les pasaba. "Lo curioso es que ella, que era mayor unos años, me conquistó con su amabilidad y con su preocupación por mí. Eso cambió poco a poco. Frente a los demás todo lucía de maravilla, pero en la casa me maltrataba todo el tiempo. No sólo con cantaleta, con dramas, con histeria, también con golpes".
Hacia un proyecto de vida
Escenas de este tipo se repitieron con mucha frecuencia a lo largo de los seis años que permanecieron casados.
"Un día llegué de trabajar antes que ella; cuando entró recogió el recibo de la luz, cuya fecha de corte estaba para dos días después. Me preguntó que si mi pretensión era no pagarlo. Me dijo que era un irresponsable, que todo lo dejaba para última hora; concluyó que yo era incapaz de sostener un hogar. Me empujó, me pegó. Sus gritos se oían por todo el edificio. La histeria la llevó al desmayo", dice César.
Este bogotano asegura que su esposa era, además, celotípica:
"Me controlaba todo el tiempo, me daba pánico llegarle tarde, pánico no alcanzar a contestarle al teléfono, pánico salir de mi trabajo y reunirme con mis compañeros", dice César, quien tras cada pelea de este tipo acababa pidiéndole perdón a ella y suplicándole que no lo dejara.
Él sabía que el comportamiento de su esposa no era normal; tampoco que él se sintiera incapaz de decir no más y de ponerle un alto al abuso.
"Me sentía tan disminuido, tan deprimido, tan inconforme con mi vida que llegué, incluso, a pensar en el suicidio". En ese momento decidió buscar apoyo psicológico, y por recomendación de un tercero llegó a la Fundación Libérate, especializada en el tratamiento de todo tipo de adicciones, hace ocho meses.
Martha Suescún, psicóloga y directora de Libérate, explica que César es el claro ejemplo de una adicción a una relación, "cuando empezó el tratamiento, hace ocho meses, se sentía incapaz de desprenderse de ella, pese al daño que le hacía. Estaba muy deprimido", cuenta Suescún.
De acuerdo con la especialista, César ya ve las cosas de otro color, "pero todavía debe superar etapas duras de su tratamiento, como la elaboración del duelo por la separación de su esposa, ocurrida hace unos meses. Tiene que aprender a vivir sin ella, a valorarse y a construir su propio proyecto de vida".
Cómo identificar las adicciones
Existen características que comparten la dependencia a las sustancias tóxicas (las denominadas drogodependencias) con las llamadas adicciones no tóxicas.
De hecho, se puede considerar que se trata de problemas que comparten mecanismos similares en cuanto a sus respuestas neurológicas, las sustancias involucradas a nivel cerebral y las reacciones psicológicas de las personas afectadas.
Las adicciones se caracterizan, entre otros aspectos, por los siguientes:
Tolerancia: el afectado necesita cada vez más del maltrato de la otra persona para sentirse vivo.
Abstinencia: ansiedad que se presenta cuando no se está en contacto con la otra persona.
Pérdida de control de impulsos.
Control de la conducta mediante claves externas e internas.
Pérdida de interés por otras actividades gratificantes.
Interferencia con actividades cotidianas.
Para estar seguro de su situación, a partir de las 8:00 a.m. pregunte a un experto si usted es o no es adicto a otra persona.
Aumentan las adicciones no tóxicas
Las adicciones son, de acuerdo con Martha Suescún, una forma de coartar la libertad personal. "Con independencia de las posibles causas que originan o facilitan una adicción, finalmente uno es dependiente de sus propias acciones", dice.
La psicóloga explica que así como no está bien depender de sustancias como el cigarrillo para lograr un mayor estado de concentración, del alcohol para divertirse, del éxtasis para sentirse feliz o de la cocaína para rendir físicamente, tampoco es sano depender de actividades, de costumbres, de apegos que terminan condicionando la vida.
Suescún asegura que si bien la mayoría de los casos que atienden en Libérate tienen que ver con drogodependencias, cada vez son más frecuentes las consultas por adicciones no tóxicas. Entre ellas están la dependencia a los juegos de azar, para resolver problemas económicos, al trabajo para subir la autoestima, al sexo e incluso a las relaciones, como en el caso de César. "Lo que se busca con el tratamiento es que la persona sea capaz de resolver sus problemas sin depender de agentes como éstos". (El Tiempo de Colombia)
0 comentarios