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CAUSA ABIERTA

Lady Gaga, una estrella "marginal" que impacta

Lady Gaga, una estrella "marginal" que impacta

En un año en el que se achataron las ventas, con una economía frenética que obliga a salir de los agujeros de la estética previsible, cuando la marca más indeleble es el guante de diamantes de un hombre muerto, una singular figura apareció.
Lo hizo levantando la bandera de su estilo y su poder para confundir, embrujar y sorprender.
Esa persona es una neoyorquina de 23 años con una ambición sin parangón, una chica que una vez fue a una escuela católica con un manejo duchampiano del mundo del espectáculo, una autopromotora que dejó en ridículo el trabajo de Paris Hilton por ser una celebridad, una mujer tan segura de su superlativo y buen mal gusto que usó un vestido fetichista para conocer a la reina de Inglaterra. Esa persona, por supuesto, es Lady Gaga.
Si 2009 dejó poco en el camino de los fenómenos de estilo duradero, una de las cosas que sí dejó fue a Stefani Joanne Angelina Germanotta, una música cuyos ganchos bailables apenas darían para un playlist secundario en una fiesta de karaoke, pero que aún así ha hecho lo imposible por meterse en el mundo cotidiano del espectáculo.
Con sus vestidos y su impronta, Lady Gaga hizo mejor uso de los medios modernos que todos, con excepción del actual líder del mundo libre.
Como Barack Obama, con quien ella no comparte más que eso, Lady Gaga llega al tope con sus influencias. A diferencia de los del presidente, sus ídolos no son genios de la política de Beltway o laureados con el Nobel, sino figuras marginales y representantes de las grietas culturales. Cita artistas como Leigh Bowery o Grace Jones, claves en el momento en que su imagen era diseñada por el brillante artista sueco-bengalí Jean Paul Goude. Nombra a David Bowie también, o al menos el Bowie del disco Ziggy Stardust, que fue el último momento en que el británico dio a su audiencia algo interesante para ver.
Lady Gaga asimila todas las lecciones de las celebridades que construyeron sus carreras en base a los talentos de otros e incluso más importantes talentos (Madonna es la primera que salta a la vista). Pero su singular innovación en la forma más sincera de elogio ha dado paso de la imitación al robo deliberado.
Lady Gaga hace "mashups" (une aspectos ajenos) con su imagen. Junta lo que encuentra en el banco del imaginario cultural, toma a su indescriptible (pero bonita) persona y la somete a una versión real de PhotoShop, estudiada y mezclada con cosas de Boweri, Nomi, Jones y Bowie, pero también Liberace, Joey Arias y Kylie Minogue.
Aunque Andy Warhol murió apenas un año antes de que Stefani Germanotta llegara al mundo, y décadas antes de que Lady Gaga fuera creada, él acertaba al hablar de que en algún momento aparecerían "nuevas categorías de personas" que "serían colocadas" como estrellas. Esas personas, escribía en La filosofía de Andy Warhol, serían hechas de a partes. Y sus fans, libres de idolatrar a una única persona, podrían elegir cuál dimensión de su estrella podrían amar. Lady Gaga está en el camino de ese estrellato: su persona es una amalgama de superficies. Y aunque no es en 3-D, es adictiva en una forma en que sólo lo saben ser los videojuegos.
En definitiva, es como un emisario de una vida paralela, un avatar en tiempo real.
Y por esa razón es que los diseñadores están tan hipnotizados con su imagen. Quizá impulsados por su implicación en la producción de ropa actual, los diseñadores están atraídos por una estrella que piensa poco en salir con ropa que complica el movimiento del cuerpo o máscaras que no permiten ver bien.
ENVASE. Lady Gaga dice que "vive para" la moda. Se imagina la ropa que va a utilizar para cantar sus canciones al momento en que las escribe. Emplea un equipo de estilistas conocidos como la Haus of Gaga. Se ha transformado en una musa de dibujitos que ya ha inspirado a los diseñadores Marc Jacobs y Alexander McQueen con sus diseños que fuerzan los límites entre moda y morfología, y que muestra que hasta los más adictos a las cirugías tienen camino por recorrer.
Más que una estrella pop ordinaria o una musa de la moda, Lady Gaga parece la creación de un obsesionado con los videojuegos. Su música, un pop sintetizado con ganchos pegadizos, explican porqué llegó al número 3 de los artistas top del año 2009 de la Billboard (colocó además el tema más descargado del año: Pokerface) y porqué además entró a la terna de los mejores nuevos artistas y, además, por- qué su nombre está entre los más buscados de la web. Pero su voz sin el paquete sería tan potente como un acto novedoso en el hall de un hotel en Singapur.
Precisamente, el hecho de que ella sea el paquete es lo que ha hecho a Lady Gaga algo tan difícil de ignorar este año. Y para que nadie se olvide de que el empaque es el mensaje, ella sale hoy con su pelo vuelto un gigantesco arco rubio.
Artista precoz con nombre inspirado en un tema de Queen
Stefani Joanne Angelina Germanotta, nacida en 1986, aprendió a tocar piano a los 4 años y a los 13 escribió su primera balada.
Aunque tuvo un vínculo rápido con un sello discográfico, decidió que ese no era su camino, optando por un pop muy veteado por el espíritu burlesco. Se cuenta que el productor Rob Fusari, quien la ayudó a componer alguna de sus primeras canciones, comparó su estilo vocal con el de Freddie Mercury. Rob la apodó GaGa, que proviene de la canción del grupo Queen, Radio Ga Ga. Así empezó a hacer performances en bares en 2007, luego colaboró con gente consagrada hasta que en 2008 editó su primer disco (The Fame) que, según ella, trata de "como cualquier persona puede sentirse famosa". El año pasado fue el del gran salto como fenómeno masivo y artístico.
Con licencia para lucir todo tipo de excesos
La apertura de la última edición de los premios Grammy, el domingo pasado, tuvo dos protagonistas que saben como desafiar muchos límites.
Primero fue la premiada Lady Gaga, que hizo honor a su fama de diva escandalosa. Su planteo escénico tuvo como eje un mix con sus canciones más conocidas, empezando con el éxito Poker face.
En esta canción, la estrafalaria cantante fue arrojada por uno de sus bailarines en un recipiente con un cartel en el que se leía "rejected" (rechazada). Después de este despliegue estrafalario, en el que cantó Toma mi foto, Hollywood y Quiero ser una estrella, entró al escenario el veterano Elton John, con lentes acordes al entorno, para cantar a dúo con ella la balada Speechless y Your song. El resultado de semejante dúo no fue otro que la puesta en escena de un descarado cocoliche de referencias estilísticas, donde lo visual descolló por encima de lo musical.
Los fanáticos del personaje montado por Stefani Germanotta también habrán reparado en su pasaje por la glamorosa alformbra roja. Su vestido futurista, que atrajo todas las miradas y la voracidad de las cámaras, estuvo a la altura de las circunstancias: un original diseño de la colección Armani Privé primavera-verano 2010, especialmente creado para ella. Era imposible dejar de ver esta suerte de ¿metáfora? galáctica que estaba en sintonía con la peluca de mechas amarillas y las plataformas cubiertas en piedras de Swarovski. (The New York Times)

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