Ciudad Juárez sepulta conmocionada a los estudiantes asesinados en una fiesta
Ciudad Juárez, una urbe del norte de México con más de 2.500 asesinatos al año, espera particularmente conmovida el sepelio este martes de la mayoría de las 16 víctimas, casi todas estudiantes, masacradas el domingo en una fiesta. Más de 40 personas murieron en asesinatos colectivos en tres estados fronterizos con Estados Unidos durante el prolongado festivo de la Constitución que concluyó el lunes, pero ninguna causó tanta conmoción nacional como la incursión de los pistoleros en la fiesta, a la que asistían unas 60 personas.
La mayoría de los muertos eran estudiantes del colegio de Bachilleres número 9, de la Universidad Autónoma de Chihuahua, y seguidores del equipo Jaguares de fútbol americano, un deporte popular en México.
Desde Tokio, donde se encuentra en visita oficial, el presidente Felipe Calderón se unió al dolor de las familias, "deplorando y condenando de manera muy enérgica el cobarde asesinato".
En tanto, el Congreso llamó a comparecer a los secretarios (ministros) de Defensa, Marina y Seguridad Pública, así como al Procurador (fiscal) general de la República, para generar una reflexión sobre la lucha contra el narcotráfico, cuyos pistoleros podrían ser los responsables de la masacre.
Las ceremonias fúnebres serán individuales y están previstas entre las 14H00 y las 16H00 (23H00 GMT). Algunas familias colocaron altares con fotos de sus hijos e imágenes religiosas frente a sus casas en el vecindario de Villa de Salvarcas, a los que se acerca la gente con ojos llorosos.
La familia de José Adrián Hernández es una de ellas. El muchacho, que se desangró tras recibir un disparo, había recibido a comienzos de este año un reconocimiento del gobierno del estado de Chihuahua por su desempeño académico. Frente a su casa han colocado una cartulina con fotos del chico: en vacaciones, junto a su novia y sus amigos, y otra que lo muestra muy serio con su bonete de graduación.
"Ellos sólo estaban en una fiesta, eran muchachos que no le hacían mal a nadie", dice a periodistas Liliana Reyes, una conmovida vecina.
Hay un clima de dolor repartido por toda esta ciudad de 1,3 millones de habitantes, acostumbrada a demasiadas tragedias.
En los años 90, el nombre de Ciudad Juárez quedó vinculado al asesinato de unas 380 mujeres que grupos de derechos humanos definen como 'feminicidios', muchos de ellos después de ser violadas.
Según admitió en diciembre la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que condenó al Estado mexicano por cuatro de estas muertes, existen suficientes indicios de que los crímenes estaban relacionados con una cultura de machismo y de impunidad.
En los años más recientes, la ciudad se ha convertido en una especie de campo de batalla de los cárteles de Juárez y Sinaloa, que según las autoridades, han causado unos 2.660 homicidios en 2009 y cerca de 250 tan sólo en enero en esta urbe vecina de la estadounidense El Paso. Ni siquiera el despliegue del Ejército en la región, donde mantiene unos 6.000 militares, ha contenido la violencia.
Las primeras investigaciones sobre la matanza estudiantil del domingo señalan como responsable a Los Aztecas, pistoleros al servicio del Cártel de Juárez, admitió a la AFP un funcionario de la fiscalía federal que pidió permanecer en el anonimato.
"Los sicarios sí iban a darle muerte a alguien en específico, según se desprende de las declaraciones de testigos", sostuvo la fuente.
Una de las versiones que se desprende del parte de la procuraduría indica que los pistoleros buscaban a una persona en una casa vecina, pero que ésta huyó y se internó en la fiesta, donde también fue asesinada en la masacre. Los sicarios fueron en su búsqueda. Uno de sus jefes gritó: "No dejen que se escape, si hay que darles a todos estos pendejos pues dénles a todos parejos", aseguró un testigo anónimo citado por la prensa.
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