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CAUSA ABIERTA

Sexo, fútbol y goles orgásmicos

Sexo, fútbol y goles orgásmicos

Si las mujeres entendiéramos, de una vez por todas, que los hombres prefieren el fútbol a un buen polvo, nos ahorraríamos horas de discusiones inútiles. El asunto de que ellos prefieren las piernas de Beckham -sí, el jugador aquel del que una periodista italiana dijo que lo tiene chiquito- que las de sus señoras bordeadas por un liguero, salió de un estudio hecho en Europa a cinco meses de empezar el Mundial de Fútbol.
Para no ir más lejos: siete de cada diez españoles abandonan la cama doble para pegarse a la pantalla del televisor a ver partidos.
Y si bien la chalaca de un jugador de su equipo favorito no les produce erecciones, sí una emoción mucho mayor.
Ninguna mujer parece haber entendido por qué la fascinación casi orgásmica de los hombres por este juego.
De hecho, no ha nacido el fisiólogo que logre demostrar que un balón en movimiento sí logra estimular sus zonas erógenas, ¡y sin echar mano de las hormonas de la próstata! Esa sí que es una auténtica incógnita científica...
¿Que no? Pues el mencionado estudio encontró también que nueve de cada diez de estos machos, que sienten escozor sólo de imaginarse el roce de otro cuerpo masculino, confiesan sin pudor que han abrazado o besado a un desconocido, celebrando un gol.
Es más, los aficionados al fútbol son tan sólidos en su pensar que el 60 por ciento de ellos expresan con orgullo que ser hinchas de su equipo equivale a tener una relación de pareja.
Con una salvedad: son capaces de divorciarse de su mujer, pero no dejar a su equipo, así pierda y pierda.
Bueno, a nosotras algo nos toca de ahí, pues siete de cada diez hinchas desfogan la alegría de un partido ganado en la cama.
Claro, también pueden entrar en una abstinencia bárbara en caso contrario.
Mis queridas: no les cuento esto por cultura general sino para que se preparen: el feo que les hacen los señores algunos fines de semana por cuenta de esta 'masturbación futbolística' será la constante a mediados de este año por cuenta del Mundial.
Si de lo dicho se concluye que este gusto está ligado al cromosoma Y, lo mejor es que no peleen con eso. Aprovechen estos días que faltan para el pitazo de inicio en Suráfrica y traten de sacar un polvo de más.
Adopte la estrategia, por estos días, de hacer parte de su alineación y cruce los dedos porque el equipo favorito de su marido gane.
Recuerde, está científicamente probado que eso tiene sus réditos bajo las sábanas. Y si rematadamente no le gusta el fútbol, corra a comprar un consolador. ¡Hasta luego! (El Tiempo)

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