Google, el gigante acorralado
La mayor compañía multinacional de la era preinformática ni siquiera pudo imaginarse todo el poder y el vigor económico que hoy posee Google. Esta palabra -Google- de sonido infantil abarca mucho más que el buscador de internet que emplea más del 90% de los españoles, pues incluye comunicaciones íntimas y profesionales a través de Gmail, los escritos e imágenes recogidos en Blogger, además de vídeos en YouTube, libros y noticias, o el rastro de las búsquedas de cientos de millones de personas, una información muy valiosa sobre sus intereses, gustos y deseos.
Con toda esta artillería, la posición de Google parecía inatacable. Sin embargo, la empresa creada por dos estudiantes de doctorado en la universidad californiana de Stanford -Larry Page y Sergey Brin- ha sufrido esta semana dos embestidas muy fuertes, aunque las críticas vienen de muy atrás.
La primera procede del país que más quebraderos de cabeza le está dando, China, donde ha sido víctima de unos ciberataques a su estructura corporativa con resultado de «robo de la propiedad intelectual», según un comunicado oficial de la compañía. No es el primer roce que tiene en el país asiático, con el Gobierno y también con los activistas pro derechos humanos, que acusaron a la empresa de someterse al control sobre las páginas web de los disidentes dictado por el régimen de Pekín.
Y el segundo aviso tiene su origen en la queja de los editores de diarios y revistas alemanes, que han denunciado a Google por los derechos de reproducción de material propio, lo mismo que hicieron antes italianos y belgas. Según los empresarios germanos, la compañía estadounidense ingresa al año, sólo en Alemania, 1.200 millones de euros por la publicidad que aparece al lado de los resultados de las búsquedas. Y ellos piden una parte del pastel, un porcentaje a convenir sobre los ingresos derivados de la consulta a sus contenidos.
En el mismo sentido se pronuncia la Asociación de Editores de Diarios Españoles, AEDE, que exige «el respeto al contenido de los periódicos, protegido tanto en la parte informativa y editorial como en la publicidad por las leyes de la propiedad intelectual y de defensa de la competencia. Y este es un punto de partida esencial para negociar un acuerdo equilibrado con Google». Ellos quieren negociar en vez de pleitear, o como dice del director general de AEDE, Ignacio Benito, «antes de llegar a un proceso judicial, preferimos explorar otras vías».
Como tantas otras veces, fue el empresario australiano Rupert Murdoch, dueño entre otros 'The Times' de Londres y del neoyorquino 'The Wall Street Journal', quien abrió el debate a principios de 2009. Una discusión muy viva que puede cambiar el panorama de los medios de comunicación.
100 millones de 'clicks'
Murdoch insiste en que «el buen periodismo cuesta dinero», y se queja de que el agregador Google gana millones en publicidad sin producir contenidos -sólo un 5% de los que aparecen en sus resultados-, mientras que a los periódicos de los que coge las noticias no les llega un céntimo de la red.
El temperamental magnate se solivianta cuando habla de 'The Wall Street Journal', un periódico que tiene contenidos libres y de pago, y de la manera en que Google News se salta esa frontera, pues si el internauta teclea en el buscador el titular de una noticia de ese periódico tendrá acceso a todo el texto sin pagar un céntimo.
Desde Google, por contra, en una declaración hecha a este periódico, insisten en que «son los medios los que deciden qué tipo de información quieren que aparezca y qué datos se indexan. No registramos nada que el editor de contenidos no quiera. Si nos dicen que no desean incluirlos, nosotros seguimos sus instrucciones».
El consejero delegado de la compañía californiana, Eric Schmidt, antes ejecutivo de Apple, argumenta que estar en su buscador aporta un tráfico de visitantes a las webs que de otro modo no tendrían, lo que podría beneficiarles para captar anunciantes. No obstante, el 44% sólo lee los titulares y no pasa a las webs de los diarios, una cifra que también se puede ver con optimismo, porque el 56% que pincha en la versión digital de las publicaciones no es para nada despreciable. En concreto, las empresas de comunicación sumarían unos 100 millones de 'clicks' por segundo, siempre según Google.
Por otro lado, dicen los editores, el argumento de Schmidt cojea porque si los internautas pasan por Google News, ¿por qué no poner la publicidad directamente en él en vez de en los periódicos que acoge? ¿No es esto más sencillo y efectivo? De hecho, un tercio de toda la publicidad en internet va a la empresa californiana.
Google, que el pasado viernes presentó sus resultados, obtuvo en 2009 un beneficio neto de 4.610 millones de euros, un 54% más que el anterior, y facturó unos 16.500 millones de euros, un 8% sobre sus resultados de 2008. En su salida a Bolsa, en mayo de 2004, la acción empezó el día cotizando a 85 dólares y terminó en 100, una jornada en la que más de 22 millones de títulos cambiaron de manos. En la actualidad, la acción está a unos 585 dólares.
La subida ha hecho a sus primeros socios inmensamente ricos, aunque en sus oficinas de Palo Alto, California, todavía visten con camisetas, jerseys y pantalones chinos, dentro de unas instalaciones con toboganes y piscina. No importa que algunos de sus empleados tengan dinero para comprar trajes y vestidos hechos a medida por los mejores modistos del mundo.
El gigante digital, cuyo eslogan es 'Don't be evil' (No hagas el mal), ha proyectado un 'Google Way of Life' basado en la idea de que sus 12.000 empleados se lo pasan bien trabajando, sin importarles las horas, lo que algunos de ellos enseguida se apresuraron a negar con sus propios medios, a través de blogs principalmente.
Mientras estos jóvenes hijos de la red reinventaban los negocios en internet, los clásicos editores de prensa, a juicio de Murdoch, se estaban «quedando dormidos». El presidente de la News Corporation despertó y empezó a cobrar por buena parte de los contenidos en 'The Wall Street Journal', y planea hacer lo mismo con el londinense 'The Times', seguramente la próxima primavera.
Obligados a entenderse
El también económico 'The Financial Times' deja acceso libre hasta diez artículos al mes: quien quiera más tiene que pasar por caja. Como los lectores de este diario son profesionales que necesitan su información, el cobro parece lógico. Ahora, ¿puede hacerse lo mismo con el lector que no precisa la información para trabajar?
En el diario de mayor prestigio del mundo, 'The New York Times', piensan que sí, y a partir de 2011 utilizarán con sus 17 millones de seguidores un sistema similar al del 'Financial Times'. ¿Qué pasará con Google News? ¿También ofrecerá el libre acceso a esos contenidos?
Si a principios de 2009, el centenario 'The Christian Science Monitor' de Estados Unidos se despedía de su versión en papel, como ya habían hecho otros diarios estadounidenses, ahora el grupo británico Johnston Press, propietario de 300 medios, anuncia que en algunas ediciones 'online' de sus diarios sólo se podrán ver los titulares y dos o tres líneas de la noticia, cuya versión completa sólo estará en el formato tradicional.
Paloma Arribas, del bufete Abril Abogados, expertos en propiedad intelectual, cree que «Google está condenado a entenderse con los titulares de los derechos, porque no hay que olvidar que no es un creador de contenidos y sin embargo se enriquece con ellos. Recordémoslo: sin contenidos no hay publicidad». De hecho, Google ya paga a otros proveedores, como Páginas Amarillas.
Microsoft y Murdoch planean desde al menos noviembre una alianza para que los medios del australiano figuren en el buscador de la compañía de Bill Gates, Bing, y no en Google. Por otro lado, Microsoft y Apple, viejos rivales, están negociando para que las búsquedas desde el móvil iPhone se hagan también a través de Bing.
Y por si no bastara en una semana movida como pocas, esta que hoy acaba, Apple ha dicho por boca de su presidente, Steve Jobs, que quiere «el dinero de los medios clásicos». ¿Cómo va a conseguirlo?A través de un nuevo producto, el Tablet, un lector electrónico con conexión a internet que saldrá la próxima semana y desde el cual se leerán los diarios bajo pago, de un modo parecido a como se compran las canciones en iTunes, una a una si se quiere.
Jobs, el pasado jueves, se mostró eufórico. Según el carismático ejecutivo, Tablet cambiará el negocio en los libros, los diarios y revistas y la televisión. El futuro, como siempre, está a la vuelta de la esquina.
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