Haití no para de temblar
Un sismo de 4,8 grados se registró hoy en Puerto Príncipe, informaron fuentes del Servicio Geológico de Estados Unidos.
El epicentro se ubicó a 10 kilómetros de profundidad y 38 kilómetros al sureste de Puerto Príncipe.
El terremoto luego tuvo varias réplicas, de intensidad inferior.
Hoy, en Puerto Príncipe, las cuadrillas de rescate excavaban fosas colectivas en una colina al norte de la capital haitiana con topadoras para enterrar a 10.000 víctimas del terremoto, mientras los socorristas advirtieron que la cifra de muertos podría aumentar.
Las clínicas médicas tienen listas de espera de 12 días, muchos heridos padecen infecciones por la falta de tratamiento y los campamentos improvisados que alojan a miles de sobrevivientes podrían ser caldo de cultivo para la propagación de enfermedades, dicen los expertos.
"El próximo riesgo para la salud podría incluir brotes de diarrea, infecciones de las vías respiratorias y otras enfermedades entre cientos de miles de haitianos que viven en campamentos atestados con poca o ninguna higiene", dijo el doctor Greg Elder, vicedirector de operaciones de Médicos sin Fronteras en Haití.
La cifra de muertos se calcula en 200.000, según cifras del gobierno haitiano difundidas por la Comisión Europea, de ellos 80.000 enterrados en fosas colectivas. La comisión calcula que hay dos millones de desamparados y dice que 250.000 necesitan ayuda urgente.
En la explanada escasamente poblada de Titanyen, al norte de Puerto Príncipe, los enterradores dijeron el miércoles que la tarea macabra de manipular la llegada incesante de cadáveres era traumatizante.
"He visto tantos niños... De noche no puedo dormir y, si lo hago, es una pesadilla constante", admitió Foultone Fequiert, que se cubría el rostro con una camiseta debido al hedor de los cuerpos en descomposición.
Los muertos sobresalían de las tumbas colectivas: pilas de miembros de hombres, mujeres y niños. "Ayer solamente recibí 10.000 cadáveres", dijo Fequiert.
Los trabajadores dicen que no tienen tiempo para dar entierros religiosos ni seguir los consejos de la comunidad internacional de que se entierren los cadáveres en tumbas poco profundas de las que sus familiares puedan extraerlos en el futuro.
"Nos limitamos a arrojarlos y a cubrirlos", dijo Luckner Clerzier, que orientaba a los camiones a dirigirse a otro sitio donde dejar su carga macabra.
Un reportero de la Associated Press contó 15 montículos funerarios en el lugar donde estaba Clerzier, cada uno de ellos con fosas de 8 metros (25 pies) de profundidad y una altura de 4,5 metros (15 pies). En la fosa colectiva mayor, donde trabajaba Fequiert, tres topadoras abrían largas fosas a la espera de más cadáveres.
Más de ocho días después de un devastador terremoto de magnitud 7, los rescatistas seguían buscando hasta la noche en busca de sobrevivientes con perros entrenados y equipos con sonar. Una cuadrilla de rescate del condado de Los Angeles envió a tres perros por separado en una esquina de Petionville, un suburbio de Puerto Príncipe. Cada uno de los animales olfateó a personas con vida en un sitio.
Los trabajadores llegaron al lugar cubierto de escombros y gritaron en un creole aprendido: "Si me oyes, golpea tres veces". No oyeron ninguna respuesta pero prometieron continuar.
Se informó de un rescate. El Cuerpo Médico Internacional dijo que estaba atendiendo a un niño hallado entre las ruinas el miércoles. El tío del pequeño dijo a los médicos y una enfermera con la organización con sede en Los Angeles que sus familiares extrajeron al niño de cinco años de entre los restos de su casa después de una búsqueda de una semana, dijo Margeret Aguirre, una portavoz del CMI en Haití.
Una agencia de adopción holandesa dijo el jueves que un vuelo con 106 niños adoptados viajaba a Holanda desde Puerto Príncipe. Los niños a bordo estaban todos en proceso de adopción y ya tenían asignadas familias holandesas antes del terremoto.
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