"El sueño americano": Jóvenes chilenas son niñeras de lujo en EEUU
Au pair es una expresión que no muchos conocen, pese a que esconde un sinfín de experiencias vividas por mujeres de alrededor del mundo. Chile no se ha quedado atrás: este programa de niñeras por un año en Estados Unidos ha dado la oportunidad a muchas jóvenes chilenas de sentir muy de cerca “el sueño americano”.
Al igual que Scarlet Johansson en “Diarios de una niñera”, Cindy Pérez y Pilar Vilches se despertaban a primera hora para darles desayuno a los niños que cuidaban. Ellos eran norteamericanos y formaban parte de una familia acomodada. Los preparaban para salir y luego los llevaban a la escuela o al jardín infantil.
Después de eso, ellas ordenaban las piezas de los pequeños y hacían cualquier cosa que ellos necesitaran para más tarde. Para cuando terminaban eran libre de hacer lo que quisieran: tenían auto propio, una acogedora casa para recibir a sus amigas y libertad para estudiar o recorrer el área donde vivían.
Ellas fueron au pair, término francés que significa “a la par” o “igual” y que es usado para denominar a jóvenes quienes son acogidas durante un año por una familia norteamericana o europea para que cuiden a sus hijos y con la posibilidad de extender por uno más si lo desean.
“Esta es una opción de trabajo y estudio para jóvenes entre 18 y 26 años por una duración de 12 meses en Estados Unidos. Ellas viven con una familia norteamericana y tienen que hacerse cargo del cuidado de los niños. Eso significa levantar a los niños, darles desayuno, ayudarles en las tareas y llevarlos a sus actividades extra programáticas”, explica Claudio Le Roy, de la agencia Experiment, una de las organizaciones pioneras en el país que ha enviado alrededor de 600 jóvenes chilenas desde 1997.
Cindy y Pilar tuvieron que cumplir 45 horas semanales en el cuidado de los niños. Sin embargo, como afirma Le Roy, esta condición por lo general no es tan así: ”El programa tiene un componente de trabajo de 45 horas semanales pero generalmente no se cumple porque en muchos casos los niños van al colegio y es probable que tengan que estar sólo 3 horas cuidándolos, entonces el resto del tiempo lo tienen libre”, indica.
Las condiciones están claras desde un comienzo: ellas son babysitter y en ningún caso son las encargadas del aseo o las tareas del hogar: “Uno de los problemas principales para que postulen al programa es que cuando se plantea que es una experiencia educacional en que van a cuidar niños piensan que van a ser nanas y que no nacieron para eso, pero no saben lo que se están perdiendo en términos de experiencia de vida que van a adquirir en un año”, aclara Le Roy.
Lo interesante de la experiencia es que a diferencia de programas como Work and Travel, estas chicas tienen la oportunidad de estudiar además de estar a cargo de los niños. “El componente educacional es obligatorio y tienen que tomar un curso de libre elección en los colleges o las universidades que están disponibles en las áreas donde son asignadas por un total de 90 horas”, agrega Le Roy.
Cindy Pérez, estudiante de Letras Inglesas en la UC tuvo la oportunidad de estudiar en la Universidad de Harvard mientras estuvo en Cambridge con una familia compuesta por una madre y un niño de 4 años. “La experiencia fue muy rica porque compartí con gente de otros lados, los profesores eran súper amorosos y las clases eran personalizadas. Tomé dos cursos relacionados con el inglés para practicar mis habilidades. Fue caro pero pude costearlo”, cuenta.
La gran mayoría de las jóvenes que ingresan al programa están vinculadas con al área de idiomas. Muchas de ellas son estudiantes de pedagogía en inglés, Interpretación o Traducción, aunque también es posible encontrar una cantidad importante de chicas relacionadas con la educación de párvulos.
Ellas deben ser solteras, con experiencia en el cuidado de niños, contar con una licencia de conducir y un manejo del inglés a nivel comunicacional. “La experiencia puede ser como monitoras de scouts o de iglesia y si son calificadas pueden postular a un programa en donde ganan más dinero. En cuanto al inglés no pedimos que sea una experta en gramática ni en pronunciación pero tiene que ser capaz de entender la diferencia entre darle a un niño 40 pastillas a las 10 de la noche que 10 pastillas a las 4 de la tarde”, señala Le Roy.
Haciendo turismo
Pero el tiempo en Estados Unidos no solamente significa trabajo y estudio: sus oportunidades para viajar por Estados Unidos fueron de ensueño y así lo aprovecharon Cindy y Pilar. Entre las dos visitaron Philadelphia, Boston, Atlantic City, Miami, San Francisco, Las Vegas, Los Ángeles, San Diego y Washington D.C. “De New York quedé impresionada porque pasaron tantas cosas al mismo tiempo que no alcanzabas a pillarlas y si pestañeabas perdías”, relata Pilar Vilches, una joven chilena que retornó a Chile desde New Jersey hace pocos días luego de finalizar el programa.
Cindy Pérez quedó maravillada con “la ciudad que nunca duerme”. “Cuando llegué a New York fue lo más maravilloso porque uno llega a una ciudad que ha visto por la tele o en películas solamente. A mi me gustó mucho porque no tuve un shock cultural y estaba súper maravillada con lo que estaba viendo. Le sacaba foto a todo. Gracias a Dios no extrañé a mi familia porque mantuve el contacto con ellos con la ayuda de la tecnología y por eso valore mucho más la experiencia”, relata.
Muchas veces el shock cultural se siente, pero en general la mayoría de las chilenas que han formado del parte del programa lo han completado. Pilar experimentó en carne propia las diferencias de un mundo muy distinto en su diario vivir: su familia en un principio la consideró en algunas actividades pero después de un tiempo ni siquiera la llamaban para la cena, pero igualmente trajo consigo muchos buenos recuerdos: “De uno a siete evaluaría la experiencia con un 6.5. A pesar que la familia no era muy buena todo lo demás lo fue. La gente que conoces, la cultura, lo que aprendes, fue mucho mayor que la mala onda que tenía con la familia”, confiesa.
“Si te gustan los niños y los “challenges” entonces es muy bueno porque mejoras el inglés y ves la vida de otra forma y después cuando vuelves tu familia y tus amigos te ven de otra forma porque llegas más madura y con platita en el bolsillo si ahorraste”, concluye Cindy. “No es para cualquier persona pero sería muy objetiva al decir las cosas buenas y malas que hay. Cada persona tendrá experiencias distintas”, complementa Pilar quien aún se siente rara después de retornar al país. (El Mercurio)
1 comentario
javier -
firma: lo mas codiciado del planeta