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CAUSA ABIERTA

Alemania: La directora de un banco les sacaba plata a los ricos y se la transfería a los pobres

Alemania: La directora de un banco les sacaba plata a los ricos y se la transfería a los pobres

Ya la llaman "La banquera Robin Hood" ("Die Robin Hood Bankerin"): Erika B., directora de una oficina bancaria del VR-Bank desde 1990, fue condenada a 22 meses de cárcel -aunque no los cumplirá efectivamente en prisión- por transferir dinero de las cuentas de los clientes ricos a las de los clientes pobres.
La acusada, una señora de aspecto tranquilizador y confiable que tiene 62 años, habría transferido en 117 operaciones unos 7,6 millones de euros. Los sacaba de las cuentas de los clientes más acomodados y los depositaba en las de los clientes que tenían las cuentas en números negativos, para que pudieran saldar sus deudas. Todo lo hizo entre 2003 y 2005 en la sucursal que dirigía en Bornheim, una localidad cercana a Bonn (al oeste de Alemania).
A fin de que los ricos no se dieran cuenta de sus maniobras, hacía las transferencias progresivamente. Creaba líneas de crédito para los clientes pobres a partir del dinero de los clientes ricos, pero las pérdidas de los clientes ricos eran en algunos casos tan elevadas que los directivos del banco acabaron por detectar sus operaciones, la echaron y la denunciaron.
La "Robin Hood" alemana no cumplirá su condena en prisión porque el Tribunal de Bonn que la juzgó estimó en la sentencia que la acusada actuó "por piedad" y no en busca de un enriquecimiento personal. También tuvo en cuenta que ya perdió su empleo, que reconoció su culpa y que ha intentando devolver parte del dinero que sustrajo, para lo cual incurrió en grandes deudas.
"La acusada no puso ni un céntimo en su bolsillo. Lo hizo únicamente por simpatía hacia la gente que tenía problemas económicos", dijo Thomas Ohm, su abogado.
Además de la obvia comparación con Robin Hood, "buena samaritana" y "madre coraje" son otros de los apelativos con los que los alemanes empezaron a llamar a Erika B. Desde que se conoció el caso, comenzó un gran debate moral a nivel nacional.
Su abogado explicó que su carácter le decía que tenía que hacer el bien y que eso fue lo que la impulsó. Contó que, como Bornheim es una pequeña localidad, la acusada conocía personalmente a sus clientes, tenía acceso a sus cuentas y conocía sus vidas.
Eso hizo que se enterara de que muchos de sus clientes pasaban por graves problemas económicos y que otros, los más ricos -algunos, con más de un millón de euros en sus cuentas corrientes- no hacían movimientos en sus cuentas durante años. Si les faltaba un pequeño porcentaje, ¿se darían cuenta?, pensó. Y así ideó su sistema para ir transfiriendo el dinero poco a poco, y en pequeñas cantidades, de unas cuentas a otras.
"Los clientes me preguntaban si los podía ayudar. No podían acceder a créditos normales", contó la mujer ante los jueces. Ella les daba un crédito y, cuando no lo podían pagar, lo ocultaba a sus superiores transfiriendo dinero. Pero ahora no entiende por qué lo hizo y dijo que cree que debía estar bajo "algo así como un síndrome de ayuda".
En principio, su plan era reponer el dinero que transfería de los ricos a los pobres una vez que los más necesitados hubieran saldado sus deudas. Sin embargo, en esa ida y vuelta de dinero se detectó que 1.100.000 euros nunca fueron devueltos a sus propietarios.
Los integrantes del tribunal señalaron: "Es difícil encontrar un castigo apropiado. Por una parte hay grandes pérdidas económicas. Pero por otra parte tenemos este sentimiento altruista, que hace del caso algo muy diferente a lo habitual". Los jueces bien podrían haber citado al dramaturgo alemán Bertolt Brecht: "¿Qué es el robo de un banco en comparación con fundar uno?".

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