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CAUSA ABIERTA

El café, bendita droga, dicen los escritores

El café, bendita droga, dicen los escritores

Yo doy un voto a favor y hablo bien de él. Lo apoyo con pensamientos de gente famosa, sus comentarios lo dicen todo. ¿Acaso a alguien lo obligan a tomarlo?
A pesar de sus miles de años, se siguen discutiendo sus ventajas y desventajas. Quizá el debate principal sobre el café surge a raíz de su principal componente: la cafeína, estimulante que se encuentra en las semillas y que aparte de estimular al sistema nervioso tiene propiedades laxantes y diuréticas.
Sin embargo el café tiene algo que lo hace la bebida más consumida del mundo. Bien lo decía el dramaturgo y novelista francés, Georges Courteline: Se cambia más fácilmente de religión que de café. Quizá el secreto radique en el poder adictivo de la cafeína, en las pilas que nos pone cuando lo tomamos. Sin embargo muchos huyen de estas “pilas” porque les altera demasiado, a tal grado de no dejarlos dormir, ponerlos temblorosos, etcétera. Lo decía el autor de los tres mosqueteros, Alejandro Dumas: La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir.
Si se toma el café por la mañana o a primeras horas de la tarde, sobre todo, nos proporciona esa estimulación necesaria para rendir apropiadamente en nuestras diarias labores.
Opinión personal: las cosas que nos da la naturaleza no son malas, el problema es el mal uso que las personas hacemos de las mismas.
Claro que el café es un veneno lento, hace cuarenta años que lo bebo. Voltaire.
Por Carlos Gutiérrez
Por su lado Alicia G. García dice:
La cafeína es una de las drogas más consumidas en la sociedad, entendiendo por droga toda sustancia que al ser ingerida modifica nuestro comportamiento.
La ingesta de cafeína estimula el sistema nervioso central lo que provoca un alivio de la sensación de cansancio y sueño, y prepara a nuestro organismo para un mayor rendimiento tan físico como intelectual.
Su presencia se puede encontrar en una gran variedad de productos, tales como el café, el té, el mate, algunos refrescos de cola y también en ciertos medicamentos.
Sus efectos comienzan pasados unos cinco minutos desde su consumo, llegando a su máxima efectividad alrededor de treinta minutos después de ser ingerida. Al cabo de tres horas, el cuerpo habrá eliminado la mitad de la cafeína tomada.
Un consumo moderado de cafeína, entre 150-250 miligramos - que vienen a ser unas tres o cuatro tazas de café en función de la concentración que tenga - se considera una ingesta moderada e incluso puede resultar beneficiosa para nuestra salud ya que favorece la disminución del flujo sanguíneo cerebral, lo que ayuda a aliviar las cefaleas.
Señalar también que tomar de forma moderada cafeína, después de la comida, estimula la producción de saliva y de jugos gástricos, lo cual favorece una correcta digestión.
La ingesta excesiva y continuada de cualquier producto que contenga cafeína, provoca dependencia hacia dicha sustancia, lo que conlleva que si no suministramos a nuestro organismo la cantidad a la que está acostumbrado este reaccionará, pudiendo ocasionarnos cuadros de insomnio, irritabilidad y ansiedad.
También debemos tener mucho cuidado con la cantidad de cafeína que consumimos si estamos tomando algún medicamento para el corazón o para el tratamiento de úlceras. También si utilizamos anticonceptivos hormonales, ya que ocasionan que el organismo elimine peor la cafeína, lo que puede traducirse problemas para conciliar el sueño así como ansiedad y palpitaciones.
Por último recomendar a las mujeres embarazadas que moderen su consumo de cafeína, ya que esta sustancia tomada en pequeñas cantidades es inocua, pero si el consumo es excesivo, sobre todo en los primeros meses de gestación, puede ocasionar la pérdida del bebé.

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