11.000 alcaldes franceses se reúnen en París en ambiente de revuelta
Más de 11.000 alcaldes de Francia se reúnen en París en un ambiente de revuelta, inclusive en la derecha, contra dos reformas del presidente del país, Nicolas Sarkozy, que apuntan hacia una centralización del poder: una territorial y otra que suprime un impuesto que representa el 50% de los ingresos locales. El Congreso, que será inaugurado oficialmente este martes por el primer ministro francés, François Fillon, fue organizado por la Asociación de Alcaldes de Francia (AMF, por sus siglas en francés), al que adhieren unos 36.000 intendentes de todos el país.
La inauguración corre el riesgo de ser agitada: el año pasado los asistentes silbaron al primer ministro. Y aunque tras las municipales de marzo de 2008 la mayoría de las municipalidades francesas se volcaron a la izquierda, la bronca de ahora ha ganado apoyos en la fila de la derecha gobernante.
Sarkozy no asistirá al congreso de alcaldes porque viajó a Arabia Saudita, aunque una fuente gubernamental admitió que prefiere no enfrentar el estado de ánimo de los alcaldes, a 700 de los cuales recibirá el viernes en el Elíseo.
La reforma territorial prevé una definición de las competencias de los consejos generales (órgano ejecutivo de cada uno de los 100 departamentos franceses) y de los consejos regionales (asamblea de cada una de las 26 regiones de Francia formadas por diputados provinciales).
La derecha sólo controla dos regiones: Córcega y Estrasbrugo.
Impulsada a cuatro meses de las elecciones regionales de marzo de 2010, esta reforma, que los senadores franceses empezarán a debatir en diciembre, prevé dividir por dos la cantidad de cargos electos en los consejos generales y regionales que pasarán de los 6.000 actuales a 3.000.
Además contempla una modificación del sistema electoral que será en 80% por mayoría a una vuelta y el resto proporcional, lo que favorecerá a la gobernante Unión para un Movimiento Popular (UMP, derecha).
"Es un atraco electoral", indicó la izquierda. "Está hecha a medida de la UMP", denunciaron los ecologistas.
El Gobierno francés afirma que el propósito de esta reforma territorial -que el 76% de los franceses considera "confusa e incomprensible"-, es un "Estado local más flexible" aunque admite que también permitirá recortar 250.000 empleos públicos.
Pero la reforma más conflictiva es la supresión de la Tasa Profesional (TP), un impuesto directo local que las empresas pagan a las colectividades territoriales (regiones, departamentos y comunas) y que es su principal fuente de ingresos fiscales.
Esa medida significará para las empresas un ahorro fiscal de hasta 8.000 millones de euros.
Sarkozy, que quiere implantar esta reforma "urgente" a partir del 1 de enero de 2010, dijo que ésta evitará que las empresas locales se vayan a países más competitivos.
Pero para los Gobiernos locales, el fin de la tasa profesional supone "un 30% menos de recursos para Grenoble (sureste)y del 70% para Dunkerque (norte)", explicó el regidor socialista Michel Destot al diario Liberation.
Líder de la revuelta en las filas de la derecha, el ex primer ministro Jean Pierre Raffarin se negó a apoyar la reforma en su estado actual pues no define "claramente" la financiación de las colectividades territoriales.
Los socialistas amenazaron con llevar la reforma territorial al Consejo Constitucional y a la Corte Europea de Justicia.
Francia emprendió su primera y verdadera descentralización en 1982 con el presidente socialista François Mitterrand. Su división administrativa, decidida en gran medida en función de la geografía, data de la Revolución Francesa de 1789.
"Es un combate de la Francia de las provincias, del campo, de las pequeñas ciudades, contra la ceguera del poder central y excesivamente parisino", afirmaba semanas atrás el diputado socialista Arnaud Montebourg, con una retórica que parecía llegar de siglos atrás.
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