Tenga cuidado con lo que dice, señor presidente
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, tiene la costumbre de criticar a la prensa por la forma en que maneja los distintos temas. Ya lo ha hecho en reiteradas oportunidades y comete un error de proporciones porque los periodistas que nos consideramos profesionales tratamos de hacer nuestro trabajo con la mayor seriedad posible. Ayer volvió a arremeter contra los medios al decir en un acto público: "La inseguridad, la desprotección y la incertidumbre son malestares que no se previenen con píldoras ni con recetas demagógicas" -hasta ahí de acuerdo, aunque no descubrió la póvora-. A continuación agregó "hay tanto manejo liviano, por no decir interesado, irresponsable y temerario" del tema. Las crónicas policiales son repulsivas y denigrantes del oficio periodístico. No se trata de pintar la realidad de color rosa pero es repugnante convertir el dolor ajeno e incluso el propio en negocio o campaña política". Agregó que "pretender reducir la seguridad a un asunto entre policías y bandidos no es un juego de niños, es una estafa intelectual y una irresponsabilidad ciudadana". Bueno, aquí no estamos para nada de acuerdo, es más me ofende. Quizá algún seudo periodista lo haga, pero usted debe dar nombre y apellido. Porque, mire, el chico que repartía piza para el restaurante "Santorini" y mataron de un disparo en la espalda venía a mi casa por las noches un par de veces a la semana a traerme algo para comer. Era un pibe de 22 años, muy nervioso, al que se le caían las bolsas de la mano. Yo le decía "tranquilo que no estoy apurado" y él siempre respondía "tengo cuatro trabajos y no puedo con mi vida". Cuando me enteré de su muerte quise poner cosas horribles porque ese muchachito malogrado tiene la edad de mi hija menor y estaba enfurecido, sin embargo tuve que tomar distancia e informar de otro crimen como lo hice en los últimos 35 años, sin agregarle un ápice de mi dolor personal. Cuando usted hace esos comentarios, señor presidente, no mide consecuencias. Un periodista que se precie de tal no tiene obligación de soportar sus desplantes y yo no se lo permito. Qué culpa tienen los periodistas si le ponen una bomba a una mujer, la matan y le vuelan la casa? Qué culpa tienen si anoche le pegaron tres tiros en la cabeza a un portero en Pocitos? Qué responsabilidad tienen los periodistas en el maquillaje de las cifras de delitos de la jefatura de policía de Montevideo o de que ingresen "a dedo" decenas de funcionarios al Instituto. Cuando a Mujica se le fue la boca usted dijo de su compañero que decía "idioteces". Sin embargo, usted se da el lujo de agraviar a periodistas honestos diciendo, también, idioteces.
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