El presidente de Uruguay calificó como repugnante el uso de los hechos policiales en los medios de comunicación
El presidente Tabaré Vázquez calificó como “repugnante” el uso de los hechos policiales en los medios de comunicación y en la campaña. Vázquez responsabilizó a los gobiernos pasados por la situación y rechazó las “recetas demagógicas”.
Con un extenso informe que incluyó cifras, balances y comparaciones con gestiones anteriores, Vázquez defendió en Zapicán lo actuado por el gobierno. Vivienda, salud, educación, desarrollo de infraestructura, políticas sociales y medio ambiente fueron enumerados por el mandatario, que no eludió referirse a la seguridad ciudadana al final de un discurso que se caracterizó por las alusiones a la oposición y las críticas a la prensa.
"La inseguridad, la desprotección y la incertidumbre son malestares que no se previenen con píldoras ni con recetas demagógicas", aseveró al tiempo que fustigó "tanto manejo liviano, por no decir interesado, irresponsable y temerario" del tema. Afirmó que las crónicas policiales son "repulsivas y denigrantes del oficio periodístico. No se trata de pintar la realidad de color rosa pero es repugnante convertir el dolor ajeno e incluso el propio en negocio o campaña política". Agregó que "pretender reducir la seguridad a un asunto entre policías y bandidos no es un juego de niños, es una estafa intelectual y una irresponsabilidad ciudadana".
Tras destacar los logros en materia de vivienda, alumbrado, seguridad vial, salud, seguridad alimentaria y políticas sociales, ironizó la reacción que su discurso provocaría en la oposición. "¡Linda manera encontró el presidente para eludir el tema de la seguridad pública, deben estar diciendo algunos. Ni Walter Gómez hacía tanto dribbling dirán los veteranos. Ni Messi hace más moñas que el presidente para no hablar de seguridad. Se equivocaba la paloma", apuntó.
Afirmó que la inseguridad ciudadana "constituyó un dato ineludible a lo largo de la década del 90", durante los gobiernos de Luis Alberto Lacalle y Julio María Sanguinetti, y "se agravó conforme se agudizó la crisis económica", en la gestión de Jorge Batlle. Indicó que en esa época los gobiernos adoptaron medidas de "carácter primitivo", como la creación de nuevas figuras delictivas y el aumento de las penas. A su entender, dichas medidas generaron "mayores tasas de criminalidad, incremento de la población carcelaria y un estado subjetivo de la ciudadanía, atado a la criminalización de la pobreza".
Vázquez prefirió no describir la situación del Ministerio del Interior al inicio de su gobierno pero aclaró que no lo haría porque "hay silencios atronadores". Aseguró que desde el primer año de su gobierno, los delitos tuvieron "una evolución relativamente estable. Luego de un crecimiento fuerte y sostenido entre 1999 y 2004 las tendencias se han detenido y en algunos casos se han comprobado desaceleraciones".
Sin embargo, admitió un incremento de las denuncias de rapiña entre 2005 y 2007 y de las denuncias de violencia doméstica ese año, que adjudicó a la aplicación de las "políticas de derecho y equidad" desarrolladas por su gobierno.
El presidente dijo sentirse "reconfortado" por la "preocupación" del sistema político pero recordó que "las muertes por suicidio y accidentes laborales y domiciliarios superan casi cinco veces a los homicidios. No es una excusa. Es la realidad".
Enfatizó que "en el mundo se reconoce que Uruguay es hoy el país más seguro de la región" y preguntó: "¿Por qué desde adentro algunos quieren convertirlo en inseguro? ¿Para que no vengan inversiones? ¿Para que no haya trabajo? ¿Para que la gente se queje?". En ese sentido, hizo un llamado a "remar todos juntos" y dejar de lado "el juego de echarnos la culpa. Nadie medianamente responsable puede asegurar a los demás una vida segura y feliz pero entre todos podemos edificar la vida digna a la que toda persona tiene derecho".
Concluyó que el tema de la inseguridad "no se arregla a los pechazos" y cerró su presentación con un cortometraje del Plan Ceibal como ejemplo de las medidas necesarias para generar más seguridad.
El presidente Tabaré Vázquez reiteró su decisión de mantenerse al margen de la campaña electoral y de no entrar en confrontaciones. "Estoy para cosas más importantes antes que entrar en un juego de palabras", dijo ayer a los medios de prensa presentes en La Charqueada. Para respaldar sus dichos, utilizó una frase del ex presidente francés François Miterrand: "Cuando habla un presidente, habla el país".
Luego de mostrarse decidido a "decir las cosas que le interesan a la gente", defendió su derecho a defender su gestión mediante actos y recorridos de obras y anunció que los mismos continuarán hasta fines del año próximo.
Vázquez presentó en Zapicán las cifras de construcción de viviendas desde el gobierno de Luis Alberto Lacalle y desafió a "discutir estos puntos". En particular criticó el Sistema Integrado de Acceso a la Vivienda (Siav) creado durante el gobierno nacionalista y aseguró que los institutos de asistencia técnica "funcionaban como empresas constructoras" de viviendas ubicadas "en zonas periféricas, de mala calidad, sin servicios esenciales". Denunció que "en algunos casos, los precios de licitación por metro para 30 metros cuadrados donde el diablo perdió el poncho igualaron a las construcciones del Buceo”.
En dos momentos del discurso Vázquez aclaró que su intención no era "pasarle cuentas al pasado" pero en forma inmediata recalcó las cosas que no se hicieron antes del gobierno frenteamplista. Una fue la falta de un marco para llevar adelante el ordenamiento territorial que “hicimos después de 60 años”.
Pocos minutos después, reiteró: "No le pasamos cuentas al pasado, pero lo cierto es que durante muchos años predominó la idea y la práctica de construir pobres viviendas para pobres".
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