Búnker de Hitler atrae y aterroriza
Polonia recordará este martes en Westerplatte el 70º aniversario del desencadenamiento de la guerra. En la base polaca se registraron los primeros combates de la segunda guerra mundial en 1939. No quedan más que gigantescos bloques de hormigón cubiertos de vegetación salvaje del que fue el cuartel general de Adolf Hitler, el Wolsschanze (la Guarida del Lobo), que hizo estallar en 1945 y que hoy se ha convertido en una gran atracción turística en Polonia. "Es aquí, en el interior de este búnker donde vivía Hitler. Pasó en total más de 800 días, cerca de la mitad de la guerra", explica el guía Jerzy Szynkowski. "Aquí nacieron sus ideas más paranoicas: la exterminación de los judíos, los campos de la muerte, la decisión de arrasar la capital de Polonia después de aplastar la Insurrección de Varsovia de 1944", añade. Al observar los muros del búnker, espeso de seis metros, y los restos del techo de ocho metros de espesor, un profesor alemán de 44 años, Christian Tribus, sólo tiene unas palabras: "estaba totalmente loco". Numerosos turistas se pasean hoy en este terreno de 250 hectáreas en Gierloz cerca de Ketrzyn, la antigua Rastenburg. Durante la época de Hitler, albergaba unos 200 edificios que acogían hasta 2.000 personas, suboficiales, guardias SS, el mariscal Herman Goering, el mariscal de campo Wilhelm Keitel o el médico personal del dictador. Adolf Hitler también recibió ahí la visita de aliados de la Alemania nazi, como el dictador italiano Benito Musolini, quien vino tres veces. Este cuartel general, escondido en el corazón de un bosque rodeado de lagos y de pantanos en la antigua Prusia Oriental, era el mayor de los 10 utilizados por Hitler. Fue el lugar ideal para ordenar la invasión de la URSS. Hitler se refugió ahí el 24 de junio de 1941, dos días después del ataque. Lo abandonó el 20 de noviembre de 1944, cuando se acercaba el Ejército rojo. Durante el invierno de 1945, los zapadores alemanes tuvieron que utilizar unas 10 toneladas de explosivos para cada búnker de este cuartel general. Después de la guerra, ha habido que despejar unas 54.000 minas. Abierto al público por las autoridades polacas, el sitio está gestionado desde la caída del comunismo en 1989 por una sociedad privada de capitales polacos y austriacos. "De media, unos 200.000 turistas vienen cada año, sobre todo alemanes, pero también muchos polacos", explica el jefe de la compañía, Jan Zaluska. "Las últimas películas sobre Hitler y sobre el atentado fallido contra él atraen a todavía más turistas". Fue aquí donde el conde Claus Schenk von Stauffenberg trató de matar a Hitler el 20 de julio de 1944. Pero un oficial, al que le estorbaba la cartera en la que se encontraba la bomba, la desplazó antes de que explotara, a las 12H45, evitando la muerte de Hitler, quien escapó con ligeros rasguños. El coronel Stauffenberg y otros tres conspiradores fueron ejecutados la noche misma del atentado. "Es un lugar a la vez vergonzoso de la historia de Alemania y glorioso gracias a Stauffenberg", dice Rainer Jonas, un oficial de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas alemanas) jubilado. "Durante la guerra fría, no podíamos venir aquí", dice este oficial alemán que tuvo la suerte de tener como comandante a Bertold von Stauffenberg, uno de los tres hijos del coronel. "Nos ha hablado mucho del atentado, su familia sufrió mucho". "No es por casualidad que estoy aquí, poco antes del 1° de setiembre", dice este oficial que también visitó Westerplatte, la base polaca donde se registraron los primeros combates de la segunda guerra mundial en 1939. El martes, Polonia recordará en Westerplatte el 70º aniversario del desencadenamiento de la guerra, en presencia entre otros de la canciller alemana Angela Merkel y del primer ministro ruso Vladimir Putin.
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