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CAUSA ABIERTA

Argentina tiene sus favelas

Argentina tiene sus favelas

Tras el parate forzoso por los controles instalados en enero, otra vez se hizo moneda corriente el ingreso a la Villa 31 de camiones con materiales para la construcción. Para evitar a los inspectores y a la Policía, ahora los viajes se hacen de noche o en la madrugada. Así, el ritmo de la construcción volvió a crecer. Según datos oficiales a los que accedió Clarín, 72 edificios ya alcanzaron los cinco pisos. Los controles se habían instalado el 24 de enero, luego de duros cruces entre Ciudad y Nación. Los efectos se sintieron en pocos días: había escasas obras en marcha y el ingreso de materiales quedó totalmente relegado a un "trabajo hormiga". "Hubo gente que comenzó a cobrar para entrar bolsas de materiales con los carros o carretillas que usan los cartoneros", admitió un delegado de la 31 bis. Con el tiempo, los retenes comenzaron a mostrar falencias, especialmente de noche, cuando se van los inspectores (trabajan en dos turnos, de 8 a 20) y desaparece la guardia policial. Durante el día, todo lo que ingresa debe estar autorizado, aunque no están cubiertas las cinco entradas (en el Gobierno porteño admiten que hoy funcionan sólo tres controles). "Dejamos pasar únicamente materiales para refacciones, en pequeñas cantidades, y chapas para los techos", explicó a Clarín el ministro de Espacio Público, Juan Pablo Piccardo. Para mejorar el control nocturno, el Gobierno instaló tres domos (son cámaras que permiten ver 360 grados) en puntos claves. Las imágenes son observadas las 24 horas en el nuevo Centro de Monitoreo, ubicado en el sexto piso del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño. En pocos días, registraron varios camiones ingresando materiales. Los casos fueron denunciados en el juzgado Contencioso Administrativo Federal Nº 9, el mismo que había ordenado frenar las construcciones en altura hace casi un año. "Pedimos autorización al juez (está en lugar de la jueza Cecilia Gilardi) para decomisar los materiales antes que se usen, pero aún no nos respondió", contó Piccardo. Cada denuncia está acompañada de imágenes obtenidas con las cámaras, que permiten identificar por dónde ingresaron y a qué casa llegaron. Además, el Ministerio de Espacio Público actualizó un relevamiento de las construcciones que había realizado el arquitecto Juan Carlos Poli, quien pudo recorrer la villa camuflado como fumigador. Así, se confirmó que 72 edificios llegaron a los cinco pisos. Sin embargo, se avanzó poco con el plan para demoler 50 construcciones que presentan peligro de derrumbe, pese a que todos los organismos que participaron de las pericias coinciden que la situación sigue siendo muy riesgosa. En los próximos días, el Gobierno porteño sólo derrumbará el corralón que funcionaba hasta hace pocos meses en la entrada de las calles 8 y 5. Durante años, ese fue el lugar elegido por la mayoría de los habitantes de la villa para proveerse a la hora de edificar. Por la cercanía y la comodidad, los materiales costaban mucho más que en otros galpones. "Se va a demoler para poder abrir la calle. Luego vamos a colocar un portón. De noche va a estar cerrado y sólo se va a poder ingresar a pie", confirmó el ministro Piccardo.

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