Muertes de inmigrantes en el mar enfrentan al Vaticanco con el gobierno italiano
El presidente del Consejo Pontificio para los Emigrantes, Antonio María Vegliò, expresó hoy su "dolor" por las continuas muertes de indocumentados en el mar, al tiempo que recordó que todo inmigrante es una persona con unos derechos que deben ser respetados en cualquier situación. "Nuestro Consejo Pontificio siente dolor por la continua repetición de estas tragedias y reafirma lo que dice el Santo Padre en (su última encíclica) 'Caritas in veritate': 'Cada emigrante es una persona que, como tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos en cualquier situación'", dijo hoy Vegliò en declaraciones a Radio Vaticano. Estas afirmaciones llegan cuando las autoridades italianas investigan la posible muerte en el mar Mediterráneo de 73 inmigrantes cuando intentaban alcanzar las costas de Europa a bordo de una barca en la que sólo consiguieron llegar a tierra cinco personas, todas de nacionalidad eritrea. Los supervivientes fueron rescatados el pasado jueves por la Guardia de Finanzas italiana a 12 millas al sur de la isla de Lampedusa y aseguran que dos días antes una patrulla de las Fuerzas Armadas de Malta se negó a rescatarlos, ofreciéndoles sólo agua, pan y chalecos salvavidas. "Ciertamente en nuestras sociedades llamadas civiles, en realidad se han desarrollado sentimientos de rechazo al extranjero, originados no sólo por desconocimiento del otro, sino también por un sentido del egoísmo en base al que no se quiere compartir con el extranjero lo que se tiene", incidió el presidente del dicasterio vaticano. "Después se alcanzan extremos, donde el compartir de los bienes se hace mirando más que nada por el bienestar de los animales domésticos", añadió. Según Vegliò, aunque estas tragedias se produzcan en distintas zonas del planeta, "la realidad es la misma": golpean a seres humanos que intentan ir a otro país para huir de la pobreza. Existe un derecho humano a ser acogido y socorrido. Eso se acentúa en situaciones de extrema necesidad, como, por ejemplo, estar a merced de las olas del mar", apunta el arzobispo. En tanto, el líder del partido político italiano de la Liga Norte (LN), Umberto Bossi, socio de Gobierno de Silvio Berlusconi atacó a la Iglesia Católica de Italia por sus palabras tras conocerse la posible muerte de 73 inmigrantes en el mar Mediterráneo cuando trataban de llegar a Europa. "Son palabras con poco sentido. ¿Por qué las puertas no las abre el Vaticano", dijo hoy Bossi desde la localidad de Calalzo di Cadore (norte de Italia), en declaraciones que recogen los medios de comunicación italianos. Con estas palabras, el fundador de LN, partido al que pertenece el ministro del Interior, Roberto Maroni, impulsor de la ley sobre seguridad que introduce el delito de inmigración ilegal, salió al paso del editorial que ayer publicó el diario de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), "Avvenire". En él, el periódico de los obispos italianos compara con el Holocausto sufrido por el pueblo judío la falta de socorro a los 73 inmigrantes que, según el testimonio de los cinco únicos supervivientes, murieron en el Mediterráneo tras partir en una barca desde Libia hace una veintena de días. Para "Avvenire" "ninguna política de control de la inmigración puede autorizar a una comunidad internacional a abandonar una barca de inmigrantes náufragos a un destino de muerte, como ha ocurrido en el ultimo cargamento de desesperados en el mar de Sicilia". En este sentido, Bossi defendió la política de inmigración que lleva a cabo actualmente Italia, donde desde el pasado 8 de agosto ya es delito ser inmigrante ilegal. Con las acciones del Gobierno "parten muchos menos (indocumentados) que antes, pero hace falta conseguir detenerlos, si no, se seguirá teniendo muchos muertos, con gente que arriesga la vida para nada, porque cuando llega aquí no hay puestos de trabajo", comenta el político. "Dado que ninguno acogerá a la gente sin controles, hace falta necesariamente detener las salidas" de inmigrantes, añadió. El caso de los cinco inmigrantes que fueron rescatados por la Guardia de Finanzas de Italia el pasado jueves a 12 millas al sur de la isla de Lampedusa acapara la atención de la actualidad política y social italiana. Esos cinco supervivientes, todos de nacionalidad eritrea, aseguran que durante la travesía murieron 73 personas, cuyos cuerpos fueron arrojados al mar, y que una patrulla de las Fuerzas Armadas de Malta se negó a rescatarlos dos días antes de dar el aviso a las autoridades italianas.
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