La Santa Muerte mexicana cumplió 7 años
La Iglesia mexicana de la Santa Muerte, que dice tener 5 millones de fieles en el mundo, celebró el séptimo aniversario de ese culto no reconocido por el Vaticano ni el Gobierno de México, con misas, bautizos, confirmaciones, primeras comuniones y bodas. En su iglesia principal, ubicada en el centro de la capital mexicana, se reunieron decenas de fieles de esa religión cristiana que adora a la Santa Muerte, una mujer de tez blanca, rasgos finos y larga cabellera, también representada como un esqueleto con guadaña. Durante la jornada el "arzobispo primado" de la Iglesia de la Santa Muerte, David Romo, llamó a sus fieles a fortalecer su fe frente a las críticas. "A veces nos tratan bien a veces nos tratan mal, la mayor parte del tiempo mal", dijo durante su sermón Romo, cuya congregación se llama oficialmente Iglesia Católica Tradicional Mex-USA. Veladoras con manzanas encima, fieles tatuados con imágenes de "la Santa", ofrendas florales y mariachis que cantaron "Las Mañanitas" (la canción típica que entonan los mexicanos para celebrar los cumpleaños) amenizaron la tarde. Romo aseguró que hay "pruebas cotidianas" de los "tantos favores, tantos milagros y tantas cosas buenas que hace llegar (la Santa Muerte)" a las vidas de sus seguidores. En la iglesia se vendieron veladoras con un aceite especial "para abrir el camino" hacia "La Santa" y se realizaron sesiones de purificación espiritual para quitar "la basura que traemos" con alimentos típicos como chiles cuaresmeños y mole. El líder religioso aprovechó la misa para criticar la situación económica del país y el alza en los precios de los productos de la canasta básica. Los políticos "viven como reyes", y "es tiempo de decirles basta, porque nosotros sí estamos con los pobres, sabemos lo que es ser pobre y vivir el día a día", afirmó. A los adoradores de la siniestra santa seguidores les gusta marchar al zócalo de la capital mexicana porque es una manera "de decirle al mundo que a pesar de que se nos opongan, nos critiquen o nos juzguen nosotros creemos en dios y seguimos firmes", aseguró Romo. La Iglesia de la Santa Muerte, cuyo culto se ha vinculado con delincuentes y narcotraficantes, denunció en marzo pasado al Estado mexicano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por el derribo de 30 "altares" en la norteña ciudad de Nuevo Laredo. Días antes también habían sido destruidas en Tijuana, localidad del noroeste mexicano, fronteriza con la estadounidense San Diego, cinco "capillas" dedicadas a la Santa Muerte y a Jesús Malverde, considerado el patrón de los narcotraficantes. El culto, nacido en los barrios desfavorecidos, no está reconocido por el Vaticano ni por la Secretaría de Gobernación (Interior) mexicana, organismo que le retiró el registro de asociación religiosa en 2005.
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