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CAUSA ABIERTA

Barcelona asediada por palomas, ratas y mosquitos

Barcelona asediada por palomas, ratas y mosquitos

Barcelona necesita de la ayuda ciudadana para controlar las plagas que le afectan, como las de las palomas, las ratas o el mosquito tigre, ya que las medidas adoptadas hasta ahora se han demostrado "ineficaces" para controlar las colonias, que continúan aumentando de forma preocupante. La Agencia de Salud Publica de Barcelona reclama la colaboración de los ciudadanos para controlar y disminuir la población de palomas y mosquito tigre porque las capturas y medidas disuasorias realizadas hasta el momento "no han tenido el efecto esperado", ha asegurado a Efe el responsable de zoonosis de la agencia, Víctor Peracho. La colonia de palomas se ha homogeneizado al pasar de 180.000 ejemplares en 1991 a 256.000 en 2008, y alcanza los 6.000 animales por km² en los distritos de Ciutat Vella y Eixample, una de las densidades más altas de Europa, cuando lo asumible serían 500 por km², explica Peracho, que cifra en 200.000 las palomas capturadas en los últimos 18 años. Peracho acusa a los "alimentadores de palomas" de ser los culpables del aumento de la población y reconoce que a pesar de las capturas, sin la desaparición de los alimentadores "lo único que conseguimos es aumentar los recursos de la colonia", y admite que el problema "no tiene solución a corto plazo". La normativa actual no prohíbe dar de comer a las palomas, sino que la sanción -que va de 300 a 600 euros- se impone por ensuciar la vía pública y a la Guardia Urbana le resulta "complicado" enganchar "in fraganti" a los alimentadores. Este verano el ayuntamiento ha puesto en marcha una prueba piloto en Sant Andreu y Nou Barris repartiendo folletos e informando a la población de los perjuicios de alimentar a las palomas, como el deterioro de los edificios o el riesgo de transmisión de enfermedades a los humanos como la salmonelosis, porque "es mejor sensibilizar que sancionar", añade Penacho. A pesar de todo las denuncias por problemas con las palomas se han estabilizado, pero aumentan las del mosquito tigre, una especie que vive en pequeñas aguas estancadas y que afecta especialmente a las faldas de la sierra de Collserola, por ser el área más rural de la ciudad y por donde penetró desde Sant Cugat del Vallès. Penacho cree que el problema del mosquito tigre "irá a menos" porque después de la primera picadura el cuerpo humano crea sus propias defensas, y descarta la fumigación, que "es molesta, de eficacia limitada y dura pocas horas", además de añadir que sólo 20 de las 130 denuncias recogidas por mosquitos hasta el 28 de julio eran por este insecto. Si el radio de acción del mosquito tigre es de apenas 400 metros, el de las ratas abarca toda la ciudad, especialmente túneles y alcantarillas que, al ser abiertos por las numerosas obras que salpican la urbe, hacen aflorar colonias de roedores cuya población es "imposible de contabilizar". Ratas y humanos están condenados a entenderse -"están ligadas a la presencia humana desde el antiguo Egipto, donde ya aparecen en los jeroglíficos"- porque el hombre acumula a su alrededor gran cantidad de alimentos, explica el funcionario municipal. Las ratas se adaptan fácilmente a cualquier hábitat y "es imposible eliminarlas, lo único que se puede hacer es controlar la población sin que salgan al exterior", pero grandes obras como las del AVE o la línea 9 del Metro están provocando problemas puntuales a su paso. No son plagas bíblicas pero palomas, mosquitos y ratas se han convertido en vecinos indeseables para muchos con los que los barceloneses se ven obligados a compartir espacio.

 

 

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