Un estadounidense miembro de Al Qaeda, sentenciado a cadena perpetua por intentar asesinar a George W. Bush
Un ciudadano estadounidense condenado previamente por su filiación a la red terrorista Al Qaeda ha sido sentenciado nuevamente a cadena perpetua por intentar asesinar al ex presidente estadounidense George W. Bush, después de que un tribunal de apelaciones considerara demasiado suave su sentencia inicial de 30 años de cárcel. Ahmed Omar Abú Alí, natural de Falls Church (Virginia) fue condenado inicialmente en noviembre de 2005 por conspirar con Al Qaeda y por su implicación en una presunta trama para asesinar al ex presidente estadounidense George W. Bush. El tribunal federal de apelaciones consideró que la sentencia inicial no era lo suficientemente contundente y que se desviaba, de manera injustificada, de la legislación señalada para este tipo de casos. "El defendido intentó desestabilzar a nuestro Gobierno y sacudirlo en su mismo núcleo", declaró la sentencia de 2008. "Y hasta este día, el acusado sigue deseando que ojalá hubiera tenido éxito", según el texto recogido por la cadena estadounidense CNN. "No es demasiado pedir una sentencia que no pierda de vista la inmensidad y la escala del dolor que era, y sigue siendo, la intención simple y clara de Abú Alí", añadió. El sentenciado fue arrestado por las autoridades saudíes en Medina (Arabia Saudí) en junio de 2003 mientras participaba en unos estudios religiosos. Durante su detención en el país árabe, confesó ser miembro de Al Qaeda y haber participado en discusiones sobre la puesta en marcha de un gran número de atentados terroristas, entre ellos el asesinato del entonces presidente Bush. Los fiscales, no obstante, no consiguieron pruebas de que esas discusiones fructificaran en un plan tangible. Pero sí mantenían que Abú Alí había comentado su intención de secuestrar un avión con destino a Estados Unidos desde Australia o Reino Unido para estrellarlo en algún punto de la costa este de Estados Unidos. Los abogados del detenido argumentaron que estas confesiones eran falsas y fueron obtenidas bajo tortura por parte de las fuerzas de seguridad saudíes, antes de su deportación a Estados Unidos en febrero de 2005.
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