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CAUSA ABIERTA

Espanto: 200 mil muertos

Espanto: 200 mil muertos

La tensión aumentaba el sábado entre los haitianos desesperados y ansiosos por recibir ayuda internacional en agua y alimentos, que comienzan a escasear tres días después de un sismo que según autoridades de la isla podría haber dejado hasta 200.000 muertos.
El golpeado Gobierno de Haití entregó a Estados Unidos el control de su principal aeropuerto para ordenar los vuelos de ayuda de todo el mundo y distribuir los suministros en la empobrecida nación caribeña.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, se dirigía a Puerto Príncipe para reunirse con el presidente haitiano, Rene Preval, en el aeropuerto de la ciudad. Clinton planea entregar ayuda humanitaria y regresar con los estadounidenses evacuados.
"También vamos a transmitir de manera muy directa y personal al pueblo de Haití nuestro apoyo incondicional a largo plazo, solidaridad y empatía", dijo Clinton.
Camiones cargados con cadáveres han estado transportando los cuerpos a fosas comunes excavadas con rapidez en las afueras de la ciudad, pero se cree que miles de muertos aún están sepultados bajo los escombros.
"Ya hemos recogido alrededor de 50.000 cadáveres y anticipamos que habrán entre 100.000 y 200.000 muertos en total, aunque nunca sabremos la cifra exacta", dijo a Reuters el ministro del Interior, Paul Antoine Bien-Aime.
El secretario de Estado de seguridad pública, Aramick Louis, dijo más temprano que ya habían sido sepultados unos 40.000 cadáveres en fosas comunes.
Si las cifras se confirman, el terremoto de magnitud 7,0 que azotó a la empobrecida nación caribeña el martes sería uno de los 10 más letales de los que se tenga memoria en el mundo.
El ministro de Salud haitiano, Alex Larsen, dijo a Reuters que tres cuartos de Puerto Príncipe deberán ser reconstruidos.
Tres días después del sismo, pandillas comenzaron a atacar a los sobrevivientes que viven en las calles en campamentos de toldos improvisados con sábanas y palos, entre escombros y cadáveres en descomposición, mientras réplicas del temblor continuaban sacudiendo Puerto Príncipe.
Las autoridades reportaron algunos saqueos y creciente molestia entre los sobrevivientes, desesperados por la demora en la entrega de ayuda que podría salvar la vida de muchos. En tanto, Estados Unidos y otros países se apresuran para entregar comida, agua, suministros médicos a través de un aeropuerto repleto, un puerto destruido y caminos cubiertos de escombros.
LUCHANDO POR COMIDA
Residentes hambrientos luchaban entre sí por bolsas de alimento entregadas por los camiones de Naciones Unidas en el centro de Puerto Príncipe.
Un funcionario de alto rango de la ONU advirtió que el hambre fomentará problemas si la ayuda no llega pronto, aunque la situación de la ley y el orden sigue bajo control "por el momento".
"Ha habido algunos incidentes en los que la gente estaba saqueando o peleando por comida. Ellos están desesperados, han estado tres días sin alimentos ni ayuda", dijo el subsecretario general de Naciones Unidas para las fuerzas de paz, Alain Le Roy al programa "The PBS NewsHour".
"Tenemos que asegurarnos de que la situación no empeore, pero para eso necesitamos mucho asegurar que la ayuda viene lo más rápido posible, para que la gente que está muriendo por alimentos y medicinas los reciba lo antes posible", agregó.
La misión de Naciones Unidas responsable por la seguridad en Haití perdió al menos 36 de sus 9.000 miembros cuando su sede central se derrumbó. Sus dos máximos funcionarios no han sido hallados.
El debilitado Gobierno haitiano no está en mejor posición para manejar la crisis. El sismo destruyó el palacio presidencial, cortó las comunicaciones y la energía.
El presidente Rene Preval y el primer ministro Jean-Max Bellerive están viviendo y trabajando en el cuartel general de la policía judicial.
"No tengo casa, no tengo teléfono. Este es mi palacio ahora", dijo el presidente a Reuters en una entrevista.
"Tenemos que asegurarnos de que haya gasolina disponible (...) para los camiones que recogen los cadáveres. Los hospitales están llenos, ellos están abrumados", agregó.
PROMESA DE EEUU
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien prometió un paquete de ayuda inicial de 100 millones de dólares, prometió que su país hará lo que sea necesario para salvar vidas y poner a Haití nuevamente de pie.
"La escala de la devastación es extraordinaria (...) y las pérdidas son desgarradoras", dijo Obama en la Casa Blanca.
Obama dijo que Estados Unidos, Brasil, México, Canadá, Francia, Colombia, Rusia, Japón, el Reino Unido y otros países lograron llevar personal de rescate y logística, además de suministros. Mientras parte de la ayuda está llegando, la Casa Blanca espera que la logística mejorada hará más efectivo el esfuerzo.
Aviones y barcos llegaron con equipos de rescate, perros de búsqueda, tiendas de campaña, unidades de purificación de agua, comida, médicos y equipos de telecomunicaciones, pero enfrentan congestionamientos en el pequeño aeropuerto.
 El control del tráfico aéreo, complicado por los graves daños que sufrió la torre del aeropuerto, ahora será controlado por el Ejército de Estados Unidos con el respaldo de un portaaviones nuclear.
FALTA AGUA, SUMINISTROS
La Organización Panamericana de Salud dijo que al menos ocho hospitales y centros de salud en Puerto Príncipe se habían derrumbado o sufrido daños y no estaban en condiciones de operar
"No tenemos suministros. Necesitamos guantes quirúrgicos, antibióticos, desinfectantes, antisépticos. No tenemos nada. Ni siquiera agua. Tenemos niños acá con las bocas secas y no tenemos agua para darles", dijo el doctor Jean Dieudonne Occelien.
La policía apenas se ve en las calles y aunque algunas fuerzas de paz de la ONU con soldados brasileños patrullaban, hubo informes esporádicos de robos, algunos saqueos y un reporte de disparos en el centro de Puerto Príncipe el viernes.
En un supermercado derrumbado, decenas de personas pululaban por los escombros para tratar de llegar a la comida bajo las ruinas. En las afueras del barrio periférico de Cité Soleil, la gente desesperada se reunía alrededor de una tubería de agua para beber de la cañería o llenar baldes.

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