El avión de Air France no explotó en el aire y cayó en picada al mar

Los investigadores franceses revelaron que la aeronave, que se precipitó al Atlántico con 228 personas a bordo, tocó el agua intacta y con una fuerte aceleración. Esta afirmación toma más fuerza aún si se tiene en cuenta que la mayoría de los cuerpos rescatados presentaba múltiples fracturas. El Airbus 330 de Air France que el 31 de mayo último cayó en el mar a 700 kilómetros de la costa de Fernando de Noronha, una isla del Atlántico de Brasil, no se destruyó en el aire. El avión, con 228 personas a bordo, tocó el agua intacto y con fuerte aceleración. Las conclusiones de la Oficina francesa de Investigaciones y Análisis de accidentes (BEA) se basaron en el estudio de los 640 pedazos de la aeronave que fueron rescatados por buques de la Marina brasileña, con ayuda de barcos franceses, y llevados a Recife (ciudad del nordeste brasileño) por la Aeronáutica. Los destrozos indicaron que la aeronave estaba íntegra en el momento del impacto en el Atlántico; pero no se sabe a qué velocidad pudo haber impactado. Se detectó una fuerte deformación del piso de la cabina del avión, que mostraba una pronunciada curva convexa. Esto destierra, definitivamente, la idea de una explosión previa a la caída que podría, en teoría, haber provocado la catástrofe. Pero también elimina causa una posible pérdida del timón (ubicado en la cola de la aeronave). Tal como indicaron los investigadores, este elemento de la aeronave fue encontrado intacto y fijado a la estructura. Esta revelación reavivó un fantasma entre los parientes de las víctimas del vuelo 447. Tal vez algunos viajeros podrían estar vivos en el momento del impacto en el Atlántico. Incluso las autopsias realizadas a varios de los cuerpos rescatados del Atlántico revelaron que las víctimas presentaban múltiples fracturas, posibles en el caso de un impacto semejante. (Por: Eleonora Gosman, corresponsal en San Pablo de Clarín)