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CAUSA ABIERTA

El misterio de las ranas sin patas

El misterio de las ranas sin patas

Ha sido uno de los asuntos medioambientales más controvertidos de la década: el caso de las ranas que no tienen patas. En todo el mundo se han visto ranas sin extremidades o malformaciones, y muchos científicos piensan que esto se debe a la contaminación química. Sin embargo, nuevas pruebas llevadas a cabo en ranas y sapos revelan una causa más benigna y natural. Según una nueva investigación, las ranas deformes han sido víctimas de los hábitos depredadores de las ninfas de libélula, que se alimentan de patas de renacuajo. A fines de los años 1980, los investigadores comenzaron a recibir informes de numerosas ranas y sapos salvajes con extremidades adicionales, sin extremidades o con patas malformadas. La causa de estas deformidades fue objeto de un acalorado debate porque algunos científicos creían que podría ser un factor natural, debido a parásitos o depredadores. Otros pensaban que la contaminación química o que la radiación de rayos UV-B causada por el adelgazamiento de la capa de ozono estaba provocando las deformaciones. El asunto provocó un revuelo en los medios de comunicación y llovieron millones de dólares para financiar su investigación. Tras un largo período de estudio, Stanley Sessions, especialista en anfibios y profesor de biología del Colegio Hartwick en Nueva York, y otros científicos lograron establecer que muchos anfibios con deformidades están en realidad infectados con un pequeño gusano tremátodo llamado Riberoria. Estas criaturas pueden penetrar en las patas traseras de los renacuajos y allí son capaces de cambiar la estructura de las células del miembro en desarrollo y por lo tanto interferir con su crecimiento. "Pero éste no es el final de la historia", le explicó a la BBC el profesor Sessions. "Las ranas con miembros adicionales pueden tener deformidades muy drásticas, pero no son las peores que se han encontrado", señaló. "Las deformidades más comunes que hemos encontrado se dan en las ranas o sapos sin extremidades o con extremidades truncadas. Y estas deformidades casi nunca están asociadas con la especie de gusano tremátodo que sabemos provoca los miembros adicionales", dice el científico.

Sin patas

 

Para conocer qué es lo que causa este tipo de deformación, Sessions se unió a Brandon Ballengee de la Universidad de Plymouth, Inglaterra, para investigarlo. Los resultados de su estudio fueron publicados en Journal of Experimental Zoology Part B (Revista de Zoología Experimental). Los investigadores llevaron a cabo un registro de la incidencia de deformidades en anfibios salvajes en tres estanques en el país. En total encontraron que entre el 1,2% y el 9,89% de los renacuajos en cada estanque tenían deformidades en las patas traseras. Y a tres animales les faltaba un ojo. "Nos quedamos muy sorprendidos cuando descubrimos a tantos sapos con patas anormales ya que se pensaba que éste era un fenómeno de Norteamérica" afirma Ballengee. Los investigadores descubrieron también a una variedad de depredadores que pensaban podrían ser los responsables, incluido el pez espinoso, los tritones, los ditíscidos, escorpiones acuáticos y las ninfas de libélula. Para analizar cuál de éstos era el responsable los investigadores los colocaron en peceras en el laboratorio junto con renacuajos. Los únicos que se alimentaban de renacuajos eran las ninfas de libélula. Pero éstas nunca se comían al renacuajo entero sino lo atrapaban por la pata trasera masticándola o a menudo extirpándola entera. "Una vez que atrapan al renacuajo, utilizan sus patas delanteras para voltearlo y buscar sus trozos más tiernos, en este caso el brote de la pata trasera, que mastican con sus mandíbulas" explica Sessions. Por increíble que parezca, muchos renacuajos sobreviven a esta tortura. "A menudo el animal queda libre y se escapa nadando", dice el científico. "Si logra sobrevivir continúa su metamorfosis para convertirse en sapo con patas traseras deformadas o extirpadas, dependiendo del estado de desarrollo del animal". Si el ataque ocurre cuando el renacuajo es muy joven puede regenerar su extremidad completamente, pero esta capacidad disminuye a medida que crece. La pregunta que se plantearon los científicos es ¿por qué a las ninfas sólo les gustan las patas traseras? A medida que maduran los renacuajos desarrollan glándulas de veneno que aparecen primero en su piel y después en las patas traseras, por eso se cree que éstas son más apetitosas para las libélulas. Los científicos afirman, sin embargo, que descartan totalmente que la contaminación química esté causando la desaparición de extremidades. Pero la "depredación selectiva" de las ninfas es hasta ahora la principal explicación. (BBC Ciencia)

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